El Oporto cede un empate y Casillas deja una gran parada

Kiev, As
El Oporto se dejó dos puntos que ya guardaba como suyos en su visita a Kiev, difícil escenario en el que ni los goles de Aboubakar ni alguna parada milagrosa de Casillas sirvieron para que los dragones salieran victoriosos. Un buen delantero centro y un buen portero son elementos muy cotizados en la Champions y el Oporto los tiene, vaya que sí. Lopetegui, que tuvo que ver la victoria de su equipo desde la grada por sanción, comprobó que la primera prueba de verdadera enjundia para los dragones esta temporada a punto estuvo de completarse con nota. Sin embargo, Buyalskyy, cuando el partido agonizaba, rescató un empate para los ucranianos que quizá fue lo más justo.


Cualquiera que visite al actual Dinamo de Kiev en su estadio sabe que tendrá que sudar para llevarse los puntos. Ha cambiado en los últimos tiempos con Rebrov en el banquillo y, pese a las ventas de algunos jugadores importantes este verano, mantiene la verticalidad que el curso pasado le hizo campeón después de muchos años por delante del Shakhtar. El escenario del encuentro también le favorecía, sobre todo porque los portugueses salieron a mandar y a arriesgar como siempre hacen, dejando para ello huecos si era preciso. Por uno de ellos, con la defensa del Oporto muy adelantada, se filtró el ataque ucraniano para fabricar el primer gol, remachado por Gusev en el segundo palo tras un error en el despeje de Maxi Pereira. Casillas no pudo hacer demasiado, vendido tras el fallo en cadena de su defensa.

Al Oporto el gol no le hizo excesivo daño, al contrario. En la jugada inmediatamente posterior encontró el empate tras un excelente centro con la derecha de Layún, fantástico todo el partido, y un remate de cabeza no menos bueno de Aboubakar, afinado de cara a gol como se les exige a los delanteros centros de los grandes equipos. Quedó demostrado con el empate que cualquiera de los ataques era capaz de hacer daño a cualquiera de las defensas, lo que retrotrajo a unos y otros a la hora de arriesgar. Eso sí, al filo del descanso Casillas apareció para hacerle la parada de la noche a Garmash, una intervención a mano cambiada que mantuvo el guión cuando de haber sido gol lo hubiera alterado por completo.

El que más hizo por ganar, al menos en cuanto a posesión y a buscar la portería contraria, fue el Oporto. Maicon pudo marcar de falta, como también después Aboubakar si no se hubiera cruzado Dragovic. El Dinamo resistía y no se acomplejaba, como se vio en el disparo de Garmash que casi coge por sorpresa a Casillas tras tocar en Maicon. Lopetegui decidió entonces mover ficha e introducir a Tello y Corona, hombres frescos de ataque con los que acompañar a Aboubakar. A punto estuvo de salirle bien. Un centro de Pereira desde la derecha, con apenas diez minutos por jugar, lo hizo bueno el delantero camerunés después de un error del portero Rybka, lo que puso por delante al conjunto luso.

Simplemente le quedaba echar el candado al partido al Oporto, pero no lo consiguió ante el empuje de un Dinamo que no se rinde y de una hinchada que se volcó en los últimos minutos. Así, en una falta al borde del área lanzada por Rybalka y prolongada por segunda vez hasta los pies de Buyalskyy, el cuadro ucraniano miró de nuevo a los ojos a Casillas, que pidió fuera de juego, y logró batirle sin tiempo para más heroicidades, sin más lugar que para el lamento de un Oporto que tuvo el triunfo en su mano y se tuvo que conformar con un empate que tampoco le sabe mal.

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