El miedo a los naufragios reactiva el cruce de la frontera grecoturca

La policía turca impide el paso a miles de refugiados sirios llegados a Edirne, a una veintena de kilómetros de Grecia

María Antonia Sánchez-Vallejo
Atenas, El País
El desesperado éxodo de miles de refugiados e inmigrantes desde Turquía a la Unión Europea da visos de intensificarse en vísperas del otoño. Los malos pronósticos meteorológicos en el norte de Grecia, así como el creciente mal estado de la mar y la sucesión de naufragios de los últimos días, precipitan la salida de embarcaciones atestadas, como la que este martes naufragó ante las costas de Bodrum, y sobre todo redescubren el cruce de la frontera terrestre greco-turca; el miedo a un posible naufragio —desde el viernes se han producido al menos dos más entre el litoral turco y las islas del Egeo— explica también el cambio de ruta.


Entre los del fin de semana y el de hoy, el Mediterráneo añadió medio centenar largo de muertos al tétrico balance de 2015, más de 2.700 ahogados en sus aguas en lo que va de año, según datos de la Organización Mundial para las Migraciones (IOM, en sus siglas inglesas).

Las fuerzas de seguridad turcas han colocado este martes barricadas en torno a la ciudad de Edirne, situada a una veintena de kilómetros de Grecia, para impedir el paso de una columna de alrededor de 800 refugiados sirios que se dirigían a pie hacia la frontera. Asimismo fueron rechazados otros 3.000 que, a bordo de automóviles o autobuses, pretendían cruzar el límite entre los dos países. Otros 250 estaban bloqueados en la estación de autobuses de la localidad, desde donde tenían previsto caminar hasta el puesto fronterizo más cercano, el de Pazarkabi. Mientras tanto, cientos de inmigrantes se concentran en la estación de tren de Estambul, a la espera de viajar a Edirne. La línea de autobuses Estambul-Edirme fue temporalmente suspendida, mientras en los andenes los refugiados gritaban “sálvennos de morir ahogados”.

En declaraciones a medios turcos, algunos de los refugiados sirios señalaron la peligrosidad del viaje por mar hasta las islas de Lesbos o Kos. En los últimos días, se ha observado un incremento del número de pasajeros en la mayoría de las embarcaciones que cubren la escasa distancia entre Turquía y las islas griegas. Por eso, los naufragios en esa zona del Mediterráneo, siempre menos copiosos que los del canal de Sicilia o las costas de Libia, se han cobrado más vidas. Este mismo martes, una embarcación salida de Bodrum —epicentro del tráfico de personas desde Turquía— y que pretendía llegar a la isla de Kos se fue a pique poco después de zarpar. El naufragio costó la vida a al menos 22 personas, entre ellas 11 mujeres y cuatro niños, mientras que los guardacostas turcos lograron rescatar a 249 almas. Asimismo, dos refugiados sirios fueron hallados ahogados en las costas de Izmir (Esmirna), el otro punto caliente del tráfico de seres humanos desde Turquía, que alberga a una población de dos millones de refugiados sirios.

Las autoridades griegas han anunciado hoy la detención de siete presuntos traficantes, todos ellos extranjeros, por el fatal naufragio del domingo frente a la pequeña isla de Farmakónisi, con 34 muertos (casi la mitad de ellos, bebés y niños).

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