El Gobierno de Brasil sufre el peor índice de desaprobación en 27 años
El 69% de los brasileños califican la gestión de Rousseff como "mala o pésima"
Marina Novaes
São Paulo, El País
La crisis política y económica que atraviesa Brasil sigue castigando a la presidenta Dilma Rousseff. El Gobierno, que aún no ha cumplido un año desde su reelección, ha alcanzado su peor índice de reprobación, según la encuesta del Instituto Brasileño de Investigación (Ibope) divulgada este miércoles por la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
El 69% de los entrevistados considera la gestión de Rousseff "mala o pésima", el porcentaje de desaprobación más alto de un Gobierno en los 27 años de existencia del sondeo. Solo el 20% califica el trabajo del Ejecutivo como "regular" y el 10%, como "bueno o muy bueno", índices muy próximos a los de la última encuesta, en junio, cuando la desaprobación de Rousseff era del 68%. El 90% de los entrevistados cree que los impuestos son el principal problema de Brasil, seguidos por el tipo de interés (89%), la salud (84%) y el combate a la inflación (83%).
"Todos los presidentes sufrieron una caída de popularidad en sus segundos mandatos. Pero la caída en el Gobierno Rousseff ha sido mucho más intensa. Está prácticamente en el mismo nivel que la última etapa del Gobierno del expresidente José Sarney", explica Renato da Fonseca, director de Encuesta y Competitividad de la CNI, en una rueda de prensa en Brasilia.
El 82% de la población desaprueba la manera de gobernar de la presidenta Rousseff y el 77% no confía en la mandataria, según la misma encuesta. Entre las pocas buenas noticias para la líder del Ejecutivo está una leve mejora de su popularidad entre brasileños de más de 55 años (del 20% en junio al 24% en septiembre). En las periferias de las capitales, el índice de los que confían en la presidenta aumentó del 13% al 20%.
La encuesta del Ibope es el enésimo varapalo para Rousseff, acosada por escándalos de corrupción política, peticiones de impeachment y una economía que no acaba de remontar. La semana pasada, el dólar llegó a la temida barrera de los cuatro reales brasileños, algo que solo había sucedido fugazmente en 2002. Con ese dato, la moneda americana acumuló un alza de casi un 50% con respecto al real.
La evolución de las divisas refleja la tendencia global de revalorización del dólar, pero también la crisis política y económica que atraviesa Brasil. El Gobierno acomete una política de austeridad, nuevos recortes y subidas de impuestos para ajustar las cuentas públicas. Sin embargo, las medidas necesitan pasar por el hostil Congreso Nacional.
Estos días, Rousseff trata de romper su aislamiento político negociando el reparto de ministerios con su aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). A él se plantea ofrecerle, incluso, el Ministerio de Salud, una cartera clave que maneja el mayor presupuesto del Gobierno.Y su último gesto de acercamiento se conoció este miércoles: Aloízio Mercadante, el ministro de la Casa Civil (un puesto equivalente al de primer ministro en otros países) poco querido por el PMDB, volverá a la cartera de Educación. Su sustituto se conocerá este jueves, aunque los medios ya barajan el nombre de Jacques Wagner, actual responsable de Defensa. Ese mismo día, Rousseff anunciará cuáles de los 39 ministerios desaparecerán o se fusionarán con otros como parte de las medidas de austeridad.
Marina Novaes
São Paulo, El País
La crisis política y económica que atraviesa Brasil sigue castigando a la presidenta Dilma Rousseff. El Gobierno, que aún no ha cumplido un año desde su reelección, ha alcanzado su peor índice de reprobación, según la encuesta del Instituto Brasileño de Investigación (Ibope) divulgada este miércoles por la Confederación Nacional de la Industria (CNI).
El 69% de los entrevistados considera la gestión de Rousseff "mala o pésima", el porcentaje de desaprobación más alto de un Gobierno en los 27 años de existencia del sondeo. Solo el 20% califica el trabajo del Ejecutivo como "regular" y el 10%, como "bueno o muy bueno", índices muy próximos a los de la última encuesta, en junio, cuando la desaprobación de Rousseff era del 68%. El 90% de los entrevistados cree que los impuestos son el principal problema de Brasil, seguidos por el tipo de interés (89%), la salud (84%) y el combate a la inflación (83%).
"Todos los presidentes sufrieron una caída de popularidad en sus segundos mandatos. Pero la caída en el Gobierno Rousseff ha sido mucho más intensa. Está prácticamente en el mismo nivel que la última etapa del Gobierno del expresidente José Sarney", explica Renato da Fonseca, director de Encuesta y Competitividad de la CNI, en una rueda de prensa en Brasilia.
El 82% de la población desaprueba la manera de gobernar de la presidenta Rousseff y el 77% no confía en la mandataria, según la misma encuesta. Entre las pocas buenas noticias para la líder del Ejecutivo está una leve mejora de su popularidad entre brasileños de más de 55 años (del 20% en junio al 24% en septiembre). En las periferias de las capitales, el índice de los que confían en la presidenta aumentó del 13% al 20%.
La encuesta del Ibope es el enésimo varapalo para Rousseff, acosada por escándalos de corrupción política, peticiones de impeachment y una economía que no acaba de remontar. La semana pasada, el dólar llegó a la temida barrera de los cuatro reales brasileños, algo que solo había sucedido fugazmente en 2002. Con ese dato, la moneda americana acumuló un alza de casi un 50% con respecto al real.
La evolución de las divisas refleja la tendencia global de revalorización del dólar, pero también la crisis política y económica que atraviesa Brasil. El Gobierno acomete una política de austeridad, nuevos recortes y subidas de impuestos para ajustar las cuentas públicas. Sin embargo, las medidas necesitan pasar por el hostil Congreso Nacional.
Estos días, Rousseff trata de romper su aislamiento político negociando el reparto de ministerios con su aliado, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). A él se plantea ofrecerle, incluso, el Ministerio de Salud, una cartera clave que maneja el mayor presupuesto del Gobierno.Y su último gesto de acercamiento se conoció este miércoles: Aloízio Mercadante, el ministro de la Casa Civil (un puesto equivalente al de primer ministro en otros países) poco querido por el PMDB, volverá a la cartera de Educación. Su sustituto se conocerá este jueves, aunque los medios ya barajan el nombre de Jacques Wagner, actual responsable de Defensa. Ese mismo día, Rousseff anunciará cuáles de los 39 ministerios desaparecerán o se fusionarán con otros como parte de las medidas de austeridad.