El Atleti asalta el Ali Sami Yen con un doblete de Griezmann

Estambul, As
Dieciocho minutos. Ese fue el tiempo, exacto, que el Atlético tardó en volver a sonreír. Pero eso es fácil cuando en tu equipo juega Griezmann, uno de esos futbolistas por lo que merece la pena pagar entradas. Lo llenó todo ante el Galatasaray. Alborotó a la defensa turca, sobre todo en la primera parte. Estaba por la izquierda, por la derecha, por el centro y en el gol. Marcó dos en seis minutos, los dos con esa zurda letal que tiene, en el 18’ y el 24’, para volver a llenar de sonrisas el Atlético y regresar de Estambul con la victoria en el estreno de la Champions.


En el primer tiempo, el Atlético barrió a un Galatasaray lleno de defensas, timorato e impreciso. Hamzaoglu quería apretar al Atlético, pero el plan le salió mal, muy mal, tan mal que en el minuto 31 ya había hecho el primer cambio. Quitaba a uno de los cinco defensas, Colak, y metía a Bulut, arriba, para intentar, al menos, presentarse a Oblak. Hasta el momento sólo lo habían visto de lejos.

Y es que en el minuto 18’ el Atlético ya le había desmontado a Hamzaoglu la muralla. Lo hizo, además, con una jugada de toque y combinación que los rojiblancos se saben de memoria. La ensayaron una y mil veces en las tardes de verano en Los Ángeles de San Rafael: combinaron Tiago y Vietto para habilitar la subida de Juanfran por la banda y su centro al área. Y por allí andaba Griezmann libre de marca porque la defensa turca andaba entretenida en Jackson. Y Griezmann es de esos jugadores con aire de indomable que, cuando están en el área, no perdonan.

La pegó con la zurda, fuerte, un disparo raso que se le coló a Muslera. Y seis minutos después había hecho otro, tras una dejada de cabeza de Godín. Y es que ahora por donde andaba Griezmann era pegadito a la línea de gol. Se sacó una patada voladora (otra vez con la izquierda) para encajarla a la derecha de Muslera. Su doblete acabó con un Galatasaray que ya estaba muerto.

Fue una gran primera parte del Atlético que llegaba a Estambul entre dudas y se va con la certeza de que Vietto y Griezmann van a mezclar bien, que el primero mejora al segundo. El argentino aún no tiene el punto. El Cholo lo va racionando, como hace un año con Griezmann, ante el Barça diez minutos, en esta ocasión ya fue una hora. Hizo cuatro cambios Simeone con respecto al sábado, con Tiago y Saúl en el doble pivote (bien) y su equipo se mostró más sólido.

En la segunda parte, el Gatalasaray intentó mostrar otra cara y Hamzaoglu sacó a Oztekin que, con su movilidad, le dio otro aire a los turcos. Comenzó el Galatasaray a presionar más arriba y a sentirse el Atlético menos dueño, menos cómodo, había perdido el balón. Pero tenía una ventaja, que enfrente, Sneijdar y Yilmaz no podían sujetar todo el Ali Sami Yen. El Galatasaray podía acercarse a Oblak, pero sólo hacía cosquillas.

Simeone ató el resultado y el partido con los cambios: Torres le dio frescura al equipo, Gabi lo sujetó y Óliver puso la luz. El segundo jugó sólo diez minutos pero dio una lección de clase y trabajo mayúsculas. Le puso, de hecho, tras un pase filtrado exquisito, el tercero a Griezmann en las botas, pero el francés intentó el hat-trick sin mirar a la derecha donde estaba Torres solo para empujarla. Y fue llamativa una cosa. Que Griezmann se fue fastidiado y cabizbajo del Ali Sami Yen, a pesar de la victoria y su doblete. Y fue por esta jugada. Por no haber visto a El Niño y que éste no hubiera marcado el tercero. Y es que eso es lo mejor que tiene. Que además de bueno es un gran compañero. Por eso todos le quieren. Por eso cuando él sonríe, lo hace todo el Atlético.

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