Decenas de miles de personas intensifican la ola migratoria
ACNUR advierte de que hasta finales de octubre no terminará la presión sobre Europa
Gabriela Cañas
Enviada especial a Budapest
La presión de los refugiados que buscan asilo en Europa va a continuar hasta finales de octubre y solo va a terminar entonces por cuestiones meteorológicas. Así lo cree ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, que calcula en 37.000 personas las que se están moviendo en Grecia y Macedonia camino de Hungría. La masiva oleada migratoria en suelo europeo, la más importante desde la II Guerra Mundial, se intensifica.
Macedonia registró el lunes un nuevo récord: 7.000 entradas en solo 24 horas. Es el mismo número de personas que cruzaron Austria ese mismo día camino de Munich y Berlín. “Hay en este momento 30.000 refugiados en las islas griegas y 7.000 en Macedonia”, ha confirmado el director de ACNUR para Europa Vincent Cochetel este martes en Budapest. “Tenemos que estar preparados para lo que viene”.
La presión se está desplazando del Mediterráneo central al oriental. Hungría es hoy la puerta principal al espacio Schengen y el gobierno de Viktor Orbán quiere sellar la frontera con Serbia, última estación antes de entrar en la Unión Europea. Este martes, unos 200 refugiados rompían el cordón policial ahí establecido y escapaban, con niños a hombros, de las autoridades húngaras, que les querían llevar al centro de acogida de Röszke. “Tenemos que acelerar la construcción de la valla”, ha dicho Orbán. La frontera húngara con Serbia tiene 175 kilómetros y, además de la alambrada, el Gobierno magiar proyecta un muro de cuatro metros de altura para establecer controles. “Los filtros son necesarios”, cree Cochetel, “aunque la mayoría son refugiados a los que hay que ofrecer el procedimiento adecuado en la frontera”.
La Comisión Europea ha liberado cuatro millones de euros para ayudar al gobierno húngaro en la gestión de esta crisis. El problema de Hungría es que se ha negado hasta ahora casi de manera sistemática a recibir ayuda de otras instituciones como ACNUR, según asegura la responsable para Europa central Montserrat Feixas Vihé. De hecho, las autoridades húngaras no dan apoyo a los refugiados; ni siquiera cuando se hacinaban por miles en la estación de tren Keleti. Desde el sábado transitan más ordenadamente hacia Austria o Alemania, países que les han abierto la frontera, sin que la policía húngara les pida, como hasta entonces, documentación alguna.
La ayuda proviene de la organización local Migration Aid y de particulares como el palestino Ibrahim Qassim, por ejemplo, que hoy ayudaba a los migrantes a comprar los billetes de tren y les informaba. “Hoy solo les dejan ir hasta la frontera austriaca. Dentro de cinco minutos puede ser distinto”, explica una cooperante. Los últimos cinco kilómetros los cubren los refugiados a pie.
El fundador de la ONG española Mensajeros de la paz, Ángel García Rodríguez, ha visitado este martes la estación de Keleti y Röszke. “Solo quiero ver cómo está la situación. Nosotros podemos canalizar algo de ayuda: 50 plazas disponibles del Ayuntamiento de Madrid y 150 hogares. La gente nos llama para ofrecernos sus casas, pero necesitamos la ayuda oficial”, explica el conocido como Padre Ángel. Mañana miércoles se verá con el embajador español en Budapest José Ángel López Jorrin.
Los refugiados, sirios en su mayoría, pero también afganos e iraquíes, atraviesan Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia antes de llegar a Hungría. El tránsito es ahora también más sencillo en Macedonia, donde el gobierno ofrece transporte hasta la frontera con Serbia, informa Javier Moñino García. “Este es un país pequeño y se asustó. Al principio decretó el estado de emergencia, pero ya está todo más normalizado. Gracias a la decisión del gobierno han desaparecido las mafias que robaban y estafaban. Pocos piden asilo para quedarse aquí. La mayoría tienen como destino Alemania”, relata Ramón Abaroa, embajador español en Macedonia.
Macedonia tiene capacidad para transportar entre 2.000 y 3.000 personas al día. Los problemas se agravan si Grecia deja pasar una cifra superior que puede generar un tapón en el campamento de Gevjelica que retrase el paso y la marcha hasta el norte en un día. Pero, a su vez, Cochetel considera que Grecia está desbordada y que necesita un apoyo masivo desde el exterior. "Hay que realojar fuera a miles de refugiados", dice.
La Comisión Europea se dispone a concretar este miércoles el reparto por cuotas de 120.000 refugiados, pero la cifra se queda muy corta frente a la realidad. Solo en lo que va de año han pedido asilo en Hungría, según ACNUR, 154.242 personas. La misma agencia teme el número real de los que han transitado por el país sea mucho más elevada. La mayoría intenta evitar ser fichado en tierra húngara, dado que las normas europeas les obligarían a quedarse. Prefieren ir a Austria, Alemania o algún país nórdico.
El problema se agrava, según ACNUR, porque la situación se está deteriorando enormemente en Siria, pero también en los países limítrofes. Hay fuera de Siria cuatro millones de refugiados. Solo Turquía acoge a millón y medio. Pese a que el problema puede agravarse en Europa, los países de la UE siguen discrepando sobre las soluciones a aplicar. Un grupo formado por Hungría, Polonia o la República Checa rechaza frontalmente el reparto de cuotas. En el lado opuesto está Alemania. Países como Francia o España, que en primavera mostraron su rechazo a las cuotas, han modificado su posición. El presidente francés François Hollande ha reiterado que su país alojará sin problemas en dos años a los 24.000 refugiados que le corresponden y, junto con Merkel, ha sido el mayor defensor de un mecanismo "permanente y obligatorio" en Europa para que el sistema de cuotas se aplique ahora y en el futuro.
Gabriela Cañas
Enviada especial a Budapest
La presión de los refugiados que buscan asilo en Europa va a continuar hasta finales de octubre y solo va a terminar entonces por cuestiones meteorológicas. Así lo cree ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, que calcula en 37.000 personas las que se están moviendo en Grecia y Macedonia camino de Hungría. La masiva oleada migratoria en suelo europeo, la más importante desde la II Guerra Mundial, se intensifica.
Macedonia registró el lunes un nuevo récord: 7.000 entradas en solo 24 horas. Es el mismo número de personas que cruzaron Austria ese mismo día camino de Munich y Berlín. “Hay en este momento 30.000 refugiados en las islas griegas y 7.000 en Macedonia”, ha confirmado el director de ACNUR para Europa Vincent Cochetel este martes en Budapest. “Tenemos que estar preparados para lo que viene”.
La presión se está desplazando del Mediterráneo central al oriental. Hungría es hoy la puerta principal al espacio Schengen y el gobierno de Viktor Orbán quiere sellar la frontera con Serbia, última estación antes de entrar en la Unión Europea. Este martes, unos 200 refugiados rompían el cordón policial ahí establecido y escapaban, con niños a hombros, de las autoridades húngaras, que les querían llevar al centro de acogida de Röszke. “Tenemos que acelerar la construcción de la valla”, ha dicho Orbán. La frontera húngara con Serbia tiene 175 kilómetros y, además de la alambrada, el Gobierno magiar proyecta un muro de cuatro metros de altura para establecer controles. “Los filtros son necesarios”, cree Cochetel, “aunque la mayoría son refugiados a los que hay que ofrecer el procedimiento adecuado en la frontera”.
La Comisión Europea ha liberado cuatro millones de euros para ayudar al gobierno húngaro en la gestión de esta crisis. El problema de Hungría es que se ha negado hasta ahora casi de manera sistemática a recibir ayuda de otras instituciones como ACNUR, según asegura la responsable para Europa central Montserrat Feixas Vihé. De hecho, las autoridades húngaras no dan apoyo a los refugiados; ni siquiera cuando se hacinaban por miles en la estación de tren Keleti. Desde el sábado transitan más ordenadamente hacia Austria o Alemania, países que les han abierto la frontera, sin que la policía húngara les pida, como hasta entonces, documentación alguna.
La ayuda proviene de la organización local Migration Aid y de particulares como el palestino Ibrahim Qassim, por ejemplo, que hoy ayudaba a los migrantes a comprar los billetes de tren y les informaba. “Hoy solo les dejan ir hasta la frontera austriaca. Dentro de cinco minutos puede ser distinto”, explica una cooperante. Los últimos cinco kilómetros los cubren los refugiados a pie.
El fundador de la ONG española Mensajeros de la paz, Ángel García Rodríguez, ha visitado este martes la estación de Keleti y Röszke. “Solo quiero ver cómo está la situación. Nosotros podemos canalizar algo de ayuda: 50 plazas disponibles del Ayuntamiento de Madrid y 150 hogares. La gente nos llama para ofrecernos sus casas, pero necesitamos la ayuda oficial”, explica el conocido como Padre Ángel. Mañana miércoles se verá con el embajador español en Budapest José Ángel López Jorrin.
Los refugiados, sirios en su mayoría, pero también afganos e iraquíes, atraviesan Turquía, Grecia, Macedonia y Serbia antes de llegar a Hungría. El tránsito es ahora también más sencillo en Macedonia, donde el gobierno ofrece transporte hasta la frontera con Serbia, informa Javier Moñino García. “Este es un país pequeño y se asustó. Al principio decretó el estado de emergencia, pero ya está todo más normalizado. Gracias a la decisión del gobierno han desaparecido las mafias que robaban y estafaban. Pocos piden asilo para quedarse aquí. La mayoría tienen como destino Alemania”, relata Ramón Abaroa, embajador español en Macedonia.
Macedonia tiene capacidad para transportar entre 2.000 y 3.000 personas al día. Los problemas se agravan si Grecia deja pasar una cifra superior que puede generar un tapón en el campamento de Gevjelica que retrase el paso y la marcha hasta el norte en un día. Pero, a su vez, Cochetel considera que Grecia está desbordada y que necesita un apoyo masivo desde el exterior. "Hay que realojar fuera a miles de refugiados", dice.
La Comisión Europea se dispone a concretar este miércoles el reparto por cuotas de 120.000 refugiados, pero la cifra se queda muy corta frente a la realidad. Solo en lo que va de año han pedido asilo en Hungría, según ACNUR, 154.242 personas. La misma agencia teme el número real de los que han transitado por el país sea mucho más elevada. La mayoría intenta evitar ser fichado en tierra húngara, dado que las normas europeas les obligarían a quedarse. Prefieren ir a Austria, Alemania o algún país nórdico.
El problema se agrava, según ACNUR, porque la situación se está deteriorando enormemente en Siria, pero también en los países limítrofes. Hay fuera de Siria cuatro millones de refugiados. Solo Turquía acoge a millón y medio. Pese a que el problema puede agravarse en Europa, los países de la UE siguen discrepando sobre las soluciones a aplicar. Un grupo formado por Hungría, Polonia o la República Checa rechaza frontalmente el reparto de cuotas. En el lado opuesto está Alemania. Países como Francia o España, que en primavera mostraron su rechazo a las cuotas, han modificado su posición. El presidente francés François Hollande ha reiterado que su país alojará sin problemas en dos años a los 24.000 refugiados que le corresponden y, junto con Merkel, ha sido el mayor defensor de un mecanismo "permanente y obligatorio" en Europa para que el sistema de cuotas se aplique ahora y en el futuro.