Cristiano recobra superpoderes
Cinco goles del portugués en la paliza a un Espanyol desaparecido. Magnífico Bale que estuvo en cuatro tantos. Benzema también marcó. Parada milagrosa de Keylor Navas.
Barcelona, As
Un día después de la Diada, el Real Madrid recibió una ofrenda floral en Cornellà. En 21 minutos hizo cuatro goles y sólo dejó escombros en un Espanyol que ha perdido un mundo este verano (Sergio García, Casilla, Lucas Vázquez…), que aprendió lo duro que resulta vivir de prestado (Sergio no pudo alinear a Burgui ni Marco Asensio) y que anda muy a medio hacer, especialmente atrás, donde su bondad fue extrema. Su defensa no tuvo dureza, ni retrovelocidad ni ojos en el cogote. El Real Madrid le ganó siempre la espalda y el resto lo puso Cristiano Ronaldo, que recuperó sus superpoderes. Superó el hat-trick del año pasado en este mismo escenario con un repóker con el que recupera el tiempo perdido y supera la cifra goleadora de dos mitos blancos como Di Stéfano y Raúl. La obra en conjunto y el resultado final avalaron la primera tarde de rotación planetaria de Benítez, que se ahorró a Kroos y Varane además de a los lesionados Danilo y James. El rival también estuvo por la causa.
Porque el encuentro duró un suspiro: el que transcurrió entre la parada de Keylor a remate cruzado de Caicedo y el pase de cincuenta metros de Modric a Cristiano que el portugués cruzó a gol. Falló el Espanyol, marcó el Madrid y empezó el pasacalles. El equipo de Sergio quiso sobreponerse desde el valor y cayó de bruces en la imprudencia. Se relajó en los marcajes, se tragó todos los envíos largos de los centrocampistas del Madrid y sacó poco provecho de un ataque más que decente. Porque en el poderoso Caicedo y en Gerard Moreno tuvo a sus jugadores más potables, aunque se traspapelaran en el remate.
El Madrid fue recogiendo goles sin más esfuerzo que las arterias que abrió Modric, el buen sentido de Bale, esta vez sí inteligente y solidario, y la puntualidad rematadora de Cristiano y Benzema. Álvaro González, con un penalti innecesario a Bale, aceleró la evaporación blanquiazul. El galés resultó crucial. Participó en cuatro goles y cayó en la cuenta de que su utilidad no se mide sólo en goles. Le va cogiendo el aire al nuevo papel.
El Madrid fue más que la BBC
En cualquier caso, el Madrid fue más que la BBC, como Carvajal también fue más que lo visto de Danilo hasta la fecha en intensidad, fiereza e incluso profundidad. Resultó estupenda la percusión de Marcelo por la izquierda (ahí sí será arriesgado rotar) y hubo sesteo de Pepe y Ramos cuando la ventaja mutó en insalvable. Casemiro dejó una impresión grata como escudero de Modric, de nuevo el jugador nuclear del Madrid.
La desaceleración del equipo de Benítez en la segunda mitad dejó un nuevo partido, menos emocionante y menos vivo. Benítez le descontó esfuerzos a Modric y Benzema para meter en la dinámica del equipo a Kovacic y Lucas Vázquez, que estuvo soberbio, y el festival lo cerró Keylor Navas, con un milagro a lo Casillas a remate picado y a quemarropa de Gerard Moreno. Fue parada de punto final al caso De Gea.
Barcelona, As
Un día después de la Diada, el Real Madrid recibió una ofrenda floral en Cornellà. En 21 minutos hizo cuatro goles y sólo dejó escombros en un Espanyol que ha perdido un mundo este verano (Sergio García, Casilla, Lucas Vázquez…), que aprendió lo duro que resulta vivir de prestado (Sergio no pudo alinear a Burgui ni Marco Asensio) y que anda muy a medio hacer, especialmente atrás, donde su bondad fue extrema. Su defensa no tuvo dureza, ni retrovelocidad ni ojos en el cogote. El Real Madrid le ganó siempre la espalda y el resto lo puso Cristiano Ronaldo, que recuperó sus superpoderes. Superó el hat-trick del año pasado en este mismo escenario con un repóker con el que recupera el tiempo perdido y supera la cifra goleadora de dos mitos blancos como Di Stéfano y Raúl. La obra en conjunto y el resultado final avalaron la primera tarde de rotación planetaria de Benítez, que se ahorró a Kroos y Varane además de a los lesionados Danilo y James. El rival también estuvo por la causa.
Porque el encuentro duró un suspiro: el que transcurrió entre la parada de Keylor a remate cruzado de Caicedo y el pase de cincuenta metros de Modric a Cristiano que el portugués cruzó a gol. Falló el Espanyol, marcó el Madrid y empezó el pasacalles. El equipo de Sergio quiso sobreponerse desde el valor y cayó de bruces en la imprudencia. Se relajó en los marcajes, se tragó todos los envíos largos de los centrocampistas del Madrid y sacó poco provecho de un ataque más que decente. Porque en el poderoso Caicedo y en Gerard Moreno tuvo a sus jugadores más potables, aunque se traspapelaran en el remate.
El Madrid fue recogiendo goles sin más esfuerzo que las arterias que abrió Modric, el buen sentido de Bale, esta vez sí inteligente y solidario, y la puntualidad rematadora de Cristiano y Benzema. Álvaro González, con un penalti innecesario a Bale, aceleró la evaporación blanquiazul. El galés resultó crucial. Participó en cuatro goles y cayó en la cuenta de que su utilidad no se mide sólo en goles. Le va cogiendo el aire al nuevo papel.
El Madrid fue más que la BBC
En cualquier caso, el Madrid fue más que la BBC, como Carvajal también fue más que lo visto de Danilo hasta la fecha en intensidad, fiereza e incluso profundidad. Resultó estupenda la percusión de Marcelo por la izquierda (ahí sí será arriesgado rotar) y hubo sesteo de Pepe y Ramos cuando la ventaja mutó en insalvable. Casemiro dejó una impresión grata como escudero de Modric, de nuevo el jugador nuclear del Madrid.
La desaceleración del equipo de Benítez en la segunda mitad dejó un nuevo partido, menos emocionante y menos vivo. Benítez le descontó esfuerzos a Modric y Benzema para meter en la dinámica del equipo a Kovacic y Lucas Vázquez, que estuvo soberbio, y el festival lo cerró Keylor Navas, con un milagro a lo Casillas a remate picado y a quemarropa de Gerard Moreno. Fue parada de punto final al caso De Gea.