Comienza el proceso para la reelección indefinida en Bolivia
La mayoría de las encuestas en el país sudamericano indican que el 55 por ciento de la población está en contra
Fernando Molina
La Paz, El País
Este martes concluye la redacción del proyecto de ley que la Coordinadora Nacional para el Cambio— la cual agrupa a las organizaciones sociales que apoyan al presidente boliviano— presentará a la Asamblea Legislativa para viabilizar la reelección indefinida de Evo Morales, tanto en 2019, cuando concluye su actual tercer mandato, como en 2024, pues el oficialismo quiere ver a Morales en el poder el 6 de agosto de 2025, cuando se celebre el bicentenario de la independencia del país.
Para que Morales pueda aspirar a ello, se requiere que las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea Legislativa aprueben una propuesta de reforma constitucional, lo que no es problema para el gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), que cuenta con esa mayoría desde su triunfo por más del 60 por ciento de los votos en las elecciones de 2014. Esta propuesta debe ser ulteriormente aprobada en un referendo, que se prevé se convocará dentro del primer semestre del próximo año.
A diferencia de lo que ocurrió en otra clase de elecciones, en este caso la opción por el “no” unificará a la oposición contra Morales, al mismo tiempo que la mayoría de las encuestas señala que más del 55 por ciento de la población rechaza la reelección indefinida. Sin embargo, la oposición teme que el referendo no sea limpio, porque –aduce– el Tribunal Electoral está compuesto por simpatizantes del MAS, y porque es posible que el oficialismo mezcle la pregunta sobre la reelección indefinida con otra sobre una mejora en la justicia, con lo que los electores que quisieran decir “no” a la primera tendrían que rechazar también la segunda, que es una aspiración prácticamente unánime de los bolivianos.
La mayoría de los analistas políticos cree que Morales ganará el referendo por una razón diferente: su enorme capacidad para “hacer campaña”, que algunos de ellos creen es la característica permanente de su gobierno. En estos días, Morales sigue sorprendiendo con anuncios de millonarias inversiones en hospitales, hidroeléctricas y plantas de tratamiento de los recursos naturales, al mismo tiempo que reconoce la incipiente crisis económica que sufre el país como consecuencia de la caída de los precios internacionales de las materias primas. “En la última reunión de gabinete [pedí que] busquemos alguna política de austeridad para el próximo año. Las familias sabemos [cómo] vivir en pobreza, cuando no tenemos mucha plata a veces decimos 'hay que amarrarse el cinturón'”, declaró Morales hace poco. Pero días antes afirmó: “Si todo está bien, Evo está bien” y prometió la construcción de hospitales por 1.600 millones de dólares, un cinco por ciento del PIB.
Más allá de los pronósticos, lo cierto es que Bolivia se embarca de nuevo en un proceso electoral, cuya cantidad y frecuencia son otro de los récords que la gestión de Morales logró romper ampliamente.
Fernando Molina
La Paz, El País
Este martes concluye la redacción del proyecto de ley que la Coordinadora Nacional para el Cambio— la cual agrupa a las organizaciones sociales que apoyan al presidente boliviano— presentará a la Asamblea Legislativa para viabilizar la reelección indefinida de Evo Morales, tanto en 2019, cuando concluye su actual tercer mandato, como en 2024, pues el oficialismo quiere ver a Morales en el poder el 6 de agosto de 2025, cuando se celebre el bicentenario de la independencia del país.
Para que Morales pueda aspirar a ello, se requiere que las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea Legislativa aprueben una propuesta de reforma constitucional, lo que no es problema para el gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), que cuenta con esa mayoría desde su triunfo por más del 60 por ciento de los votos en las elecciones de 2014. Esta propuesta debe ser ulteriormente aprobada en un referendo, que se prevé se convocará dentro del primer semestre del próximo año.
A diferencia de lo que ocurrió en otra clase de elecciones, en este caso la opción por el “no” unificará a la oposición contra Morales, al mismo tiempo que la mayoría de las encuestas señala que más del 55 por ciento de la población rechaza la reelección indefinida. Sin embargo, la oposición teme que el referendo no sea limpio, porque –aduce– el Tribunal Electoral está compuesto por simpatizantes del MAS, y porque es posible que el oficialismo mezcle la pregunta sobre la reelección indefinida con otra sobre una mejora en la justicia, con lo que los electores que quisieran decir “no” a la primera tendrían que rechazar también la segunda, que es una aspiración prácticamente unánime de los bolivianos.
La mayoría de los analistas políticos cree que Morales ganará el referendo por una razón diferente: su enorme capacidad para “hacer campaña”, que algunos de ellos creen es la característica permanente de su gobierno. En estos días, Morales sigue sorprendiendo con anuncios de millonarias inversiones en hospitales, hidroeléctricas y plantas de tratamiento de los recursos naturales, al mismo tiempo que reconoce la incipiente crisis económica que sufre el país como consecuencia de la caída de los precios internacionales de las materias primas. “En la última reunión de gabinete [pedí que] busquemos alguna política de austeridad para el próximo año. Las familias sabemos [cómo] vivir en pobreza, cuando no tenemos mucha plata a veces decimos 'hay que amarrarse el cinturón'”, declaró Morales hace poco. Pero días antes afirmó: “Si todo está bien, Evo está bien” y prometió la construcción de hospitales por 1.600 millones de dólares, un cinco por ciento del PIB.
Más allá de los pronósticos, lo cierto es que Bolivia se embarca de nuevo en un proceso electoral, cuya cantidad y frecuencia son otro de los récords que la gestión de Morales logró romper ampliamente.