Trump mina las posibilidades de los republicanos con el voto hispano

Su plan para deportar a 11 millones saca a la luz el éxito de las posturas conservadoras

Cristina F. Pereda
Washington, El País
El candidato republicano Donald Trump ha dado un nuevo golpe en la campaña electoral al apostar por la deportación de más de 11 millones de indocumentados de Estados Unidos. Así luchará contra la inmigración ilegal si llega a la Casa Blanca en 2016, según el plan que ha presentado este fin de semana. Su propuesta, una colección de las iniciativas más conservadoras de esta última década, es una amenaza para el Partido Republicano, que ha perdido las dos últimas presidenciales y la confianza del electorado hispano. Sin embargo, Trump ha decidido caminar en dirección contraria, defendiendo las mismas ideas que alejaron a los votantes latinos.


El plan del magnate, publicado este domingo, incluye completar el muro de la frontera con México e incrementar el coste de los visados para empresarios de ese país, así como de los permisos para trabajadores mexicanos que entran a diario en EE UU para trabajar. Trump ha amenazado con esta subida si el el gobierno de Enrique Peña Nieto no accede a pagar el precio de construcción del muro. “No podemos dejar que sigan aprovechándose de nosotros”, dijo en una entrevista con NBC.

El candidato republicano propone asimismo derogar las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama en las que canceló la deportación de los ‘sin papeles’ que carezcan de antecedentes penales. “Mantendremos juntas a las familias, pero se tienen que ir”, dijo sin especificar el método para expulsar a más de 11 millones de personas. El empresario neoyorquino también quiere reiniciar los procesos de deportación de los Dreamers -‘soñadores’, como se conoce a los indocumentados que entraron en EE UU a una edad muy temprana- y modificar la Constitución para retirar el derecho a la ciudadanía a los nacidos en EE UU de padres que residen ilegalmente en el país.

“El plan de Trump en materia de inmigración es la mezcla exacta entre fantasía e ignorancia que hemos aprendido a esperar de alguien que se autodefine como republicano”, afirma un análisis de la organización conservadora Cato Institute. Los defensores de la reforma migratoria alertan que la propuesta es “tan sorprendente como peligrosa”, en palabras de Frank Sharry, director de America’s Voice.

La respuesta del resto de aspirantes republicanos es la de hablar de Trump como no si fuera un candidato de su mismo partido. Sus dos principales rivales, el senador de Florida Marco Rubio y el exgobernador de ese Estado Jeb Bush, ni siquiera han hecho declaraciones sobre el controvertido plan, aunque en el pasado sí rechazaron sus declaraciones racistas sobre los inmigrantes. Carly Fiorina, la única mujer que aspira a la presidencia por el partido conservador, reconoció que no dedica “mucho tiempo” a pensar en Trump. “No está claro que sea un republicano si nos basamos en algunas de las posturas que ha defendido”, dijo Fiorina.

Sin embargo, Trump no ha propuesto nada que no haya defendido antes el Partido Republicano. Desde completar la valla que dibuja la frontera con México (3.145 km.) hasta revocar la 14 Enmienda de la Constitución. Esta idea, respaldada por algunos políticos extremistas de Texas en 2010, pretendía retirar la ciudadanía a los niños ‘ancla’, nacidos en EE UU de padres indocumentados. Y todas ellas cuentan con respaldo entre un significativo grupo de votantes conservadores que aún defiende que la inmigración perjudica a los trabajadores estadounidenses. Para que no se les olvide, Trump ha apodado a Marco Rubio como “el senador de Mark Zuckerberg”, en referencia a su apoyo a las medidas que defiende Silicon Valley.

El planteamiento de Trump apela a la base más conservadora del Partido Republicano. Su iniciativa responde a la necesidad de movilizar a estos votantes para hacerse con la victoria en las primarias republicanas. Ningún candidato puede aspirar a ganar en unas elecciones generales con ideas contrarias a un sector tan importante del electorado como los hispanos, pero Trump, favorito actual en los sondeos, lidera también las encuestas republicanas en materia de inmigración.

El riesgo para los republicanos va más allá de los escándalos de Trump o de que resulte elegido como el candidato a las presidenciales. El partido ha defendido un mensaje conciliador con la comunidad hispana que, a pesar de no fraguar en una reforma migratoria, sí dejó atrás la retórica más agresiva de 2010. Las campañas de Rubio y Bush pretenden seguir por ese camino. Pero ahora Trump, uno de los aspirantes más mediáticos del partido, ha torpedeado sus intenciones. Si sus propuestas contra los inmigrantes vuelven a calar entre el sector más conservador, el Partido Republicano pueden despedirse del electorado hispano hasta la próxima generación de votantes.

Entradas populares