Salva Sevilla hace el primer gol de la Liga y tumba al Getafe
Barcelona, As
Un tiro a puerta en el minuto 2 de partido le bastó al Espanyol para sumar los tres primeros puntos de la temporada ante un Getafe demasiado inocente. Una victoria de valor para los pericos, por mucho que ni el juego ni las sensaciones fueran las mejores. Pero los matices sí son importantes, y hay algunos que son como montañas. Tres de tus cuatro mejores atacantes estaban en el banquillo o en la grada (Moreno, Asensio y Hernán Pérez), y Ciani y Roco tampoco participaron. El Getafe tuvo el empate en la cabeza de Álvaro y demostró tener un camino pero aún lleno de árboles. A Escribá le queda podarlos.
La clave fue el comienzo. Mientras el Espanyol salió a jugar una jornada de Liga, el Getafe creía que aún estaba en la pretemporada. Esos tres minutos de distinta intensidad marcaron el rumbo. Un buen pase interior de Duarte lo tocó Montañés antes que el dormido Vergini, quien lo derribó. Apenas la gente se había sentado en la grada cuando el Espanyol tenía una inmejorable ocasión a centímetros del área. Sevilla, que el jueves en el entrenamiento demostró que tenía el tiro fino, se encontró con una barrera de poca estatura. Un lanzamiento fácil para un especialista. Como si su pierna derecha fuese un palo de golf, colocó el balón en la escuadra y marcó el primer tanto del campeonato. Perfecto swing. Sevilla tardó dos minutos en lograr lo que no pudo hacer en 38 jornadas: marcar un tanto.
Lejos de dominar el partido con ese ventaja, el Espanyol, limitado en la construcción del juego, dio un paso para atrás con tal de ahogar el juego interior del Getafe. Los de Escribá movían el balón en campo propio hasta que Sarabia hallaba alguna luz en el túnel que había formado el Espanyol o Pedro León sacaba el látigo que tiene en la pierna derecha. Falto de profunidad, con Álvaro desubicado, los madrileños solo encontraron oportunidades cuando aparecieron los nervios en un correcto Pau y en Arbilla, en jugadas que asustaron a la hinchada.
La primera parte finalizó con la fotografía idónea para resumir lo ocurrido: el Getafe removiendo el balón, como si fuese balonmano, rozando la raya de la pasividad, y el Espanyol agazapado y timorato en ocasiones, pero a la postre efectivo. Siguió el guión hasta que Sergio decidió dar entrada a Moreno. Minutos en los que la grada se espoleó por el regreso de un hijo pródigo. Seguía obstruido el Getafe, con poca presencia en el área, cuyas jugadas morían siempre por la línea de fondo.
Se lesionó Álvaro en el Espanyol, que andaba corto de centrales. La tostada siempre cae por el lado de la mantequilla. Duarte se incrustó en defensa y Cañas reforzó la media. Escribá sacó pólvora y la ocasión del empate llegó en una combinación por el centro entre Emi, Víctor Rodríguez y Álvaro Vázquez, quien aún debe ser perico, porque solo, a un metro de la portería, despejó en vez de rematar. No lo pudo tener mejor el Getafe, que jugaba con diez por la expulsión de Vigaray. El Espanyol acabó sonriendo. Se lleva tres puntos. Un regalo caído del cielo.
Un tiro a puerta en el minuto 2 de partido le bastó al Espanyol para sumar los tres primeros puntos de la temporada ante un Getafe demasiado inocente. Una victoria de valor para los pericos, por mucho que ni el juego ni las sensaciones fueran las mejores. Pero los matices sí son importantes, y hay algunos que son como montañas. Tres de tus cuatro mejores atacantes estaban en el banquillo o en la grada (Moreno, Asensio y Hernán Pérez), y Ciani y Roco tampoco participaron. El Getafe tuvo el empate en la cabeza de Álvaro y demostró tener un camino pero aún lleno de árboles. A Escribá le queda podarlos.
La clave fue el comienzo. Mientras el Espanyol salió a jugar una jornada de Liga, el Getafe creía que aún estaba en la pretemporada. Esos tres minutos de distinta intensidad marcaron el rumbo. Un buen pase interior de Duarte lo tocó Montañés antes que el dormido Vergini, quien lo derribó. Apenas la gente se había sentado en la grada cuando el Espanyol tenía una inmejorable ocasión a centímetros del área. Sevilla, que el jueves en el entrenamiento demostró que tenía el tiro fino, se encontró con una barrera de poca estatura. Un lanzamiento fácil para un especialista. Como si su pierna derecha fuese un palo de golf, colocó el balón en la escuadra y marcó el primer tanto del campeonato. Perfecto swing. Sevilla tardó dos minutos en lograr lo que no pudo hacer en 38 jornadas: marcar un tanto.
Lejos de dominar el partido con ese ventaja, el Espanyol, limitado en la construcción del juego, dio un paso para atrás con tal de ahogar el juego interior del Getafe. Los de Escribá movían el balón en campo propio hasta que Sarabia hallaba alguna luz en el túnel que había formado el Espanyol o Pedro León sacaba el látigo que tiene en la pierna derecha. Falto de profunidad, con Álvaro desubicado, los madrileños solo encontraron oportunidades cuando aparecieron los nervios en un correcto Pau y en Arbilla, en jugadas que asustaron a la hinchada.
La primera parte finalizó con la fotografía idónea para resumir lo ocurrido: el Getafe removiendo el balón, como si fuese balonmano, rozando la raya de la pasividad, y el Espanyol agazapado y timorato en ocasiones, pero a la postre efectivo. Siguió el guión hasta que Sergio decidió dar entrada a Moreno. Minutos en los que la grada se espoleó por el regreso de un hijo pródigo. Seguía obstruido el Getafe, con poca presencia en el área, cuyas jugadas morían siempre por la línea de fondo.
Se lesionó Álvaro en el Espanyol, que andaba corto de centrales. La tostada siempre cae por el lado de la mantequilla. Duarte se incrustó en defensa y Cañas reforzó la media. Escribá sacó pólvora y la ocasión del empate llegó en una combinación por el centro entre Emi, Víctor Rodríguez y Álvaro Vázquez, quien aún debe ser perico, porque solo, a un metro de la portería, despejó en vez de rematar. No lo pudo tener mejor el Getafe, que jugaba con diez por la expulsión de Vigaray. El Espanyol acabó sonriendo. Se lleva tres puntos. Un regalo caído del cielo.