Ovación de gala para Íker Casillas en Do Dragao


Oportp, ABC
El ambiente de las grandes ocasiones llevó a 50.000 devotos al Estadio Do Dragao para ver la presentación oficial del nuevo Oporto de Íker Casillas, esperado como un maná. La ilusión se dispara en la ciudad portuguesa a medida que los fans son conscientes de que el equipo transmite buenas sensaciones catapultado por el ex portero del Real Madrid, además del aguerrido defensa uruguayo Maxi Pereira (procedente del Benfica) y del ex rayista Alberto Bueno y el italoargentino Pablo Osvaldo en el ataque.


Para abrir boca, el tradicional baile del dragón, que enfervoriza a los fans con su despliegue de banderas y color desde el centro del campo. Crece la ansiedad por revivir la gloria europea y suceder al archirrival Benfica en la conquista del título de Liga en Portugal, con el Sporting abriéndose hueco de la mano del polémico entrenador Jorge Jesús.


Pero aquí, en Do Dragao, se venera al técnico vasco Julen Lopetegui, no sólo por la excelente campaña pasada sino por haber convencido a Casillas para que deje el Bernabéu y fiche por el bicampeón de Europa (1987 con el mejor Futre y 2004 bajo el bastón de mando de José Mourinho).

Suben uno a uno los jugadores de la plantilla del Oporto a la tarima ubicada en el círculo central. Maxi Pereira, Brahimi, Aboubakar, Osvaldo, Tello, Evandro, André André, Danilo Pereira, Imbula… y, sí, llega el esperadísimo momento: salta el arquero internacional español y se desata la locura.

Los aplausos echan chispas. Ovación de gala. Los aficionados corean ‘¡¡¡¡ÍÍÍÍker!!!! ¡¡¡¡ÍÍÍÍker!!!!’. Parece un ídolo pop. Y se despliegan las pancartas donde puede leerse ‘Sin igual’, un eslogan que retrata la euforia ante las expectativas que se abren para el equipo a sólo una semana del arranque de la competición lusa, donde los dragones reciben en casa al Vitoria Guimaraes.

Alberto Bueno, con el dorsal 23, se convierte en el segundo jugador más reverenciado, tal es también la fe en el delantero de la selección capitaneada por Del Bosque.

Y, sorpresa, no se ve por ningún lado a Adrián López, que en absoluto ha cuajado desde que llegó proveniente del Atlético de Madrid y, muy probablemente, va a ser traspasado.

“Estamos encantados con Íker”, dicen a ABC varios aficionados del Oporto a las puertas del espectacular Do Dragao. “¿Qué esperamos de él? Que nos dé muchos títulos. Confiamos totalmente en su experiencia y no entendemos por qué ha sido tratado de esa forma en su salida del Real Madrid”.

Dos jóvenes les quitan la palabra y proclaman, sin embargo: “En realidad, es un fichaje más mediático que otra cosa, pero nos viene muy bien porque hacían falta por aquí megaestrellas, y él sin duda lo es”.

O sea, todos contentos con el veneradísimo Casillas: unos porque siguen creyendo en su buen hacer bajo los palos, el mismo que le hizo acreedor al honor de ser considerado como mejor portero del mundo; otros porque se muestran muy de acuerdo con traerle hasta la ribera del Duero para multiplicar la venta de ‘merchandising’ y focalizar aún más la atención internacional.

Se le vio feliz a Casillas sobre el campo. La afición le transmite constantemente su cariño y él se deja querer, tan falto estaba de afecto después del calvario que se inició para él cuando se lesionó y Mourinho apostó por Diego López.

Él fue el único español en la alineación titular ante el Nápoles, que trata de reverdecer laureles con Maurizio Sarri en lugar de Rafa Benítez en el banquillo… y con el viejo conocido Pepe Reina como guardameta.

¿Y qué más ex compañeros se encontró Íker en el túnel de vestuarios? Pues Albiol, Higuaín y Callejón, que también integran el cuadro italiano, eternamente deudor de la etapa gloriosa que marcó Maradona en sus filas.

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