Los candidatos republicanos se la juegan con el electorado femenino

La misoginia de Donald Trump eclipsa un discurso radical conservador sobre el aborto

Cristina F. Pereda
Washington, El País
La irrupción de Donald Trump en la campaña republicana ha silenciado propuestas conservadoras con las que ningún candidato podría ganar la presidencia en 2016. A su colección de ataques misóginos se unió el insulto a la moderadora del primer debate electoral, al insinuar que su agresividad durante el evento se debía a que “estaba sangrando por cualquier parte”. Pero esta salida de tono es apenas la punta del iceberg de un viraje a la derecha que hace cuatro años ya redujo las opciones republicanas de llegar a la Casa Blanca. A pesar de aquella derrota, y escondidos detrás de Trump, Jeb Bush todavía pone en duda el presupuesto federal para la salud de las mujeres, Marco Rubio niega el derecho al aborto en casos de violación y Scott Walker presume de una ley que lo prohíbe cuando está en peligro la vida de la madre.


“Es sorprendente que algunos candidatos aún rechacen la regulación del derecho al aborto”, afirma Kelly Dittmar, investigadora del Center for Women and Politics de Rutgers University. “Esa mentalidad asusta a muchas mujeres -y muchos hombres- y da la sensación de que tenemos la misma conversación que hace más de cuarenta años”.

El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, denunció que los comentarios de Trump sobre las mujeres “no tienen excusa”, pero durante el debate entre los candidatos republicanos rechazó el aborto incluso cuando peligra la vida de la madre “porque hay otras alternativas para protegerle” y ha aprobado leyes que lo prohíben en casos de violación o incesto. Walker coincide con Mick Huckabee, contrario al aborto porque “ahora sabemos que el bebé en el vientre de la madre es una persona desde el momento de la fecundación”.

“Estas posturas ponen en peligro a la mayoría del voto femenino, pero siguen teniendo apoyo entre las mujeres más conservadoras”, añade Dittmar. “El Partido Republicano ha reconocido que necesita mejorar a la hora de dirigirse al electorado femenino, pero todavía no hemos visto prueba de ello”.

Jeb Bush es el único que ha hecho autocrítica. “¿De verdad queremos ganar estas elecciones insultando al 53% del electorado?”, recordó el exgobernador de Florida tras el debate. Pero el aspirante supuestamente más moderado no puede presumir de un historial impoluto. Bush ha cuestionado “si la salud de las mujeres de verdad merece un presupuesto público de 500 millones de dólares”, en referencia a la cantidad que destina el gobierno a Planned Parenthood, una organización que cubre la atención médica de mujeres sin recursos. Durante su etapa como gobernador, en 2005, intervino en un caso para intentar impedir que una niña de 13 años tuviera un aborto y un año antes consideró otorgar protección legal al feto de una mujer con discapacidad mental que había sido violada.

Los republicanos ya pagaron muy caro en 2012 las declaraciones de un candidato al senado para quien no todas las violaciones son “legítimas”. Ahora la brecha entre ambos partidos puede ser aún más obvia si Hillary Clinton se hace finalmente con la candidatura. La única aspirante demócrata -el Partido Republicano también cuenta con una sola candidata, Carly Fiorina- criticó los comentarios de Trump como “ofensivos” y aprovechó el incidente para extender el ataque a todos los republicanos. “También es escandaloso lo que dicen el resto de candidatos sobre todas las mujeres ”, dijo Clinton. “Lo que me preocupa es lo que el resto de propuestas republicanas haría a todas las estadounidenses”.

La demócrata no hablaba de Trump, sino de republicanos como Walker, Huckabee o el mismo Rubio, cuya retórica esconde ideas que pueden situarse entre las políticas más conservadoras del Partido Republicano. El senador de Florida ha votado en el pasado a favor de excepciones en la regulación del aborto en el caso de violación o incesto. Pero en el debate se manifestó drásticamente en contra. Esta semana justificó en MSNBC que votó a favor de esas distinciones porque impiden que haya más interrupciones de embarazos. “Si debo elegir entre dos opciones extremas, he llegado a la conclusión personal de que si voy a errar, prefiero errar a favor de la vida”, declaró.

“Los candidatos se desplazan hacia la derecha para atraer una mayoría de votantes conservadores, explica Matthew Corrigan, profesor de la Universidad de North Florida y autor de la biografía de Jeb Bush, Huracán Conservador: Cómo Jeb Bush transformó la política en Florida. Estas propuestas -como las que hizo Trump contra los inmigrantes- serían demasiado arriesgadas para el Partido Republicano a escala nacional. El 83% de los votantes, incluidos el 76% de los republicanos, están a favor del aborto en caso de violación o incesto, según una encuesta de CNN en 2012. Otro 88%, con el 85% de los republicanos, defiende que también sea legal si la vida de la madre está en peligro.

Bush puede ser uno de los grandes perjudicados en el caso de ganar la nominación, ya que deberá distanciarse de propuestas como las defendidas estos días. “El Partido Republicano tiene que decidir si sigue el camino de Trump o si adopta una estrategia más pragmática”, dice Corrigan, conocedor de la carrera del republicano. “De momento, Trump está ganando esa discusión”.

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