Estratosférica Ledecky: quinto oro y récord mundial en 800
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La victoria en los 800 libre tenía un dueño de nacionalidad estadounidense y de nombre Katie Ledecky antes de que se disputara. La joven que se ha confirmado en estos Mundiales como la mejor nadadora del momento y, con los números y el grado de dificultad de la natación actual en la mano, la gran dominadora del estilo libre de la historia del deporte acuático. El aliciente de esta prueba, la que se cerraba su participación en Kazán después de cuatro oros (200, 400, 1.500 y 4x200 libre), era saber si Ledecky batía su tercer récord del mundo en esta competición y se convertía en la primera nadadora de la historia en ganar estas cuatro pruebas del libre.
La carrera fue majestuosa, como todas las que ha nadado Ledecky en este Mundial, pero en esta la estadounidense se vacío por completo y rebajo en tres segundos y 61 centésimas su anterior récord del mundo. Una barbaridad. Un récord que puede perdurar décadas hasta que algún otro talento lo supere… O puede durar lo que tarde la propia Ledecky en seguir rebajándolo. La estadounidense tenía la mejor marca en 8:11.00 y esta tarde la ha establecido en 8:07.39.
Ledecky se lanzó al agua con el propósito de pulverizar esa marca. Le dio igual que sus rivales pareciesen benjamines a su lado y que desde la salida encabezase ya la prueba. Ella competía contra el tiempo y contra la historia. De ahí sus gestos de rabia, sus golpes en el agua con sus manos que parecen remos, que percuten sin cesar y avanzan más rápido que el resto de nadadoras. La estadounidense marcó 2:00.22 en el 200, a ritmo de 30,5 segundos de media por cada 50 metros, sin perder el estilo, flotando como un corcho.
El paso por el 400 fue rapidísimo, ya algo más de un segundo por debajo del récord del mundo (4:03.22). Esa marca se hubiese quedado a centésimas del récord de España que posee Melani Costa en la especialidad, y estamos hablando de una prueba de 800, aún quedan 400 metros más por sufrir. La joven de 18 años siguió con su batida de pies rompiendo barreras. 6:06.79 al paso por el 600, 10 metros por delante de la neozelandesa Lauren Boyle, que intentaba seguir la estela. Una utopía para ella.
Ledecky llegó al último 50 dos segundos por debajo del récord y, tras el viraje, aceleró el paso levantando agua, asemejándose a una nadadora de los 50 libre. El último 50 demuestra el crecimiento que puede tener aún esta nadadora: 28.41, tres segundos más rápido que el resto de nadadoras de esta prueba, un segundo incluso más que las nadadores de 200, unas marcas que desafían los cánones acuáticos.
Lauren Boyle fue segunda a diez segundos (8:17.65) y Jazmin Carlin fue tercera (8:18.15). Esto es la final de un Mundial. Pero parecía una carrera entre una adulta y siete júniors.
La victoria en los 800 libre tenía un dueño de nacionalidad estadounidense y de nombre Katie Ledecky antes de que se disputara. La joven que se ha confirmado en estos Mundiales como la mejor nadadora del momento y, con los números y el grado de dificultad de la natación actual en la mano, la gran dominadora del estilo libre de la historia del deporte acuático. El aliciente de esta prueba, la que se cerraba su participación en Kazán después de cuatro oros (200, 400, 1.500 y 4x200 libre), era saber si Ledecky batía su tercer récord del mundo en esta competición y se convertía en la primera nadadora de la historia en ganar estas cuatro pruebas del libre.
La carrera fue majestuosa, como todas las que ha nadado Ledecky en este Mundial, pero en esta la estadounidense se vacío por completo y rebajo en tres segundos y 61 centésimas su anterior récord del mundo. Una barbaridad. Un récord que puede perdurar décadas hasta que algún otro talento lo supere… O puede durar lo que tarde la propia Ledecky en seguir rebajándolo. La estadounidense tenía la mejor marca en 8:11.00 y esta tarde la ha establecido en 8:07.39.
Ledecky se lanzó al agua con el propósito de pulverizar esa marca. Le dio igual que sus rivales pareciesen benjamines a su lado y que desde la salida encabezase ya la prueba. Ella competía contra el tiempo y contra la historia. De ahí sus gestos de rabia, sus golpes en el agua con sus manos que parecen remos, que percuten sin cesar y avanzan más rápido que el resto de nadadoras. La estadounidense marcó 2:00.22 en el 200, a ritmo de 30,5 segundos de media por cada 50 metros, sin perder el estilo, flotando como un corcho.
El paso por el 400 fue rapidísimo, ya algo más de un segundo por debajo del récord del mundo (4:03.22). Esa marca se hubiese quedado a centésimas del récord de España que posee Melani Costa en la especialidad, y estamos hablando de una prueba de 800, aún quedan 400 metros más por sufrir. La joven de 18 años siguió con su batida de pies rompiendo barreras. 6:06.79 al paso por el 600, 10 metros por delante de la neozelandesa Lauren Boyle, que intentaba seguir la estela. Una utopía para ella.
Ledecky llegó al último 50 dos segundos por debajo del récord y, tras el viraje, aceleró el paso levantando agua, asemejándose a una nadadora de los 50 libre. El último 50 demuestra el crecimiento que puede tener aún esta nadadora: 28.41, tres segundos más rápido que el resto de nadadoras de esta prueba, un segundo incluso más que las nadadores de 200, unas marcas que desafían los cánones acuáticos.
Lauren Boyle fue segunda a diez segundos (8:17.65) y Jazmin Carlin fue tercera (8:18.15). Esto es la final de un Mundial. Pero parecía una carrera entre una adulta y siete júniors.