Empate sin goles, con mucho juego y show de los porteros
Londres, As
El Arsenal y Liverpool se repartieron un punto en el Emirates Stadium tras un inexplicable 0-0. Los dos equipos hicieron méritos (y deméritos) suficientes para terminar con un resultado de balonmano. Pero el árbitro, los palos y la gran actuación de los porteros taparon la fragilidad de ambas zagas, especialmente la Gunner, para llegar al final del encuentro con el mismo resultado que en el minuto cero.
Para el que pensase que el empate sin goles del Real Madrid en Gijon del domingo fue injusto lo ocurrido en el Norte de Londres tuvo que resultarle una broma. Porque pudo ganar el Liverpool, por su buena primera mitad, como pudo hacerlo el Arsenal, con su reacción tras el descanso, pero el empate a cero final resulto digno de una tesis para expertos en fenómenos paranormales. Sólo así se puede explicar que nadie cantara gol tras tres disparos al palo (dos del Liverpool por uno del Arsenal), un tanto rigurosamente anulado a Aaron Ramsey, dos milagros de Petr Cech, una exhibición más de Coutinho y 13 disparos entre los tres palos…
La mala suerte del Arsenal con las lesiones explicó en gran parte el caótico inicio de partido. Wenger se vio obligado a alinear sus dos centrales suplentes en el primer gran examen de la temporada ante las bajas de Koscielny y Mertesacker. Y el gigantón Benteke lo aprovechó para crear pánico en el Emirates Stadium cada vez que el Liverpool se asomaba por tres cuartos, la zona de Coutinho. El brasileño avisó pronto con un disparo al palo que encontró respuesta casi inminente con sendas ocasiones de Alexis Sánchez y Ozil.
El Liverpool parecía destinado a abrir la lata pero al minuto 10 Cazorla filtró un pase entre los centrales reds para servir a Ramsey el gol. El árbitro, no obstante, lo anuló por un fuera de juego que no pareció tal. El equipo de Rodgers respondió al aviso con contundencia. Benteke probó a Cech con un disparo centrado justo antes de que Chambers regalara a Coutinho la opción de resarcirse de su palo anterior. Coquelin arregló el error de su compañero para mantener el 0-0 antes del festival de Cech. El ex portero del Chelsea respondió a las dudas creadas tras sus errores contra el West Ham con dos paradas de santo. Primero, emergió de la nada cuando Benteke ya cantaba el gol y luego, justo antes del descanso, desvió ligeramente lo que apuntaba al gol de la jornada de Coutinho.
La segunda mitad siguió el mismo guión pero con cambio de bando. El Arsenal volvió del vestuario con aires renovados y dispuesto a deshacer el 0-0. El resultado, no obstante, fue el mismo.
Sánchez hizo la réplica a Coutinho con un disparo al palo y Mignolet respondió a Cech con sendas intervenciones salvadoras ante Giroud y Ramsey. Wenger intentó cambiar la fortuna al partido con la verticalidad de Walcott y Oxlade. Pero con el Liverpool ya más protegido, conforme con el punto, deshacer el empate fue ya entonces como intentar luchar contra un destino inevitable. El 0-0 final estaba escrito antes incluso de que el árbitro diera el comienzo al partido.
El Arsenal y Liverpool se repartieron un punto en el Emirates Stadium tras un inexplicable 0-0. Los dos equipos hicieron méritos (y deméritos) suficientes para terminar con un resultado de balonmano. Pero el árbitro, los palos y la gran actuación de los porteros taparon la fragilidad de ambas zagas, especialmente la Gunner, para llegar al final del encuentro con el mismo resultado que en el minuto cero.
Para el que pensase que el empate sin goles del Real Madrid en Gijon del domingo fue injusto lo ocurrido en el Norte de Londres tuvo que resultarle una broma. Porque pudo ganar el Liverpool, por su buena primera mitad, como pudo hacerlo el Arsenal, con su reacción tras el descanso, pero el empate a cero final resulto digno de una tesis para expertos en fenómenos paranormales. Sólo así se puede explicar que nadie cantara gol tras tres disparos al palo (dos del Liverpool por uno del Arsenal), un tanto rigurosamente anulado a Aaron Ramsey, dos milagros de Petr Cech, una exhibición más de Coutinho y 13 disparos entre los tres palos…
La mala suerte del Arsenal con las lesiones explicó en gran parte el caótico inicio de partido. Wenger se vio obligado a alinear sus dos centrales suplentes en el primer gran examen de la temporada ante las bajas de Koscielny y Mertesacker. Y el gigantón Benteke lo aprovechó para crear pánico en el Emirates Stadium cada vez que el Liverpool se asomaba por tres cuartos, la zona de Coutinho. El brasileño avisó pronto con un disparo al palo que encontró respuesta casi inminente con sendas ocasiones de Alexis Sánchez y Ozil.
El Liverpool parecía destinado a abrir la lata pero al minuto 10 Cazorla filtró un pase entre los centrales reds para servir a Ramsey el gol. El árbitro, no obstante, lo anuló por un fuera de juego que no pareció tal. El equipo de Rodgers respondió al aviso con contundencia. Benteke probó a Cech con un disparo centrado justo antes de que Chambers regalara a Coutinho la opción de resarcirse de su palo anterior. Coquelin arregló el error de su compañero para mantener el 0-0 antes del festival de Cech. El ex portero del Chelsea respondió a las dudas creadas tras sus errores contra el West Ham con dos paradas de santo. Primero, emergió de la nada cuando Benteke ya cantaba el gol y luego, justo antes del descanso, desvió ligeramente lo que apuntaba al gol de la jornada de Coutinho.
La segunda mitad siguió el mismo guión pero con cambio de bando. El Arsenal volvió del vestuario con aires renovados y dispuesto a deshacer el 0-0. El resultado, no obstante, fue el mismo.
Sánchez hizo la réplica a Coutinho con un disparo al palo y Mignolet respondió a Cech con sendas intervenciones salvadoras ante Giroud y Ramsey. Wenger intentó cambiar la fortuna al partido con la verticalidad de Walcott y Oxlade. Pero con el Liverpool ya más protegido, conforme con el punto, deshacer el empate fue ya entonces como intentar luchar contra un destino inevitable. El 0-0 final estaba escrito antes incluso de que el árbitro diera el comienzo al partido.