El Athletic humilla al Barça


Bilbao, As
La temporada ha empezado a lo grande. ¡Viva el fútbol! Al partidazo de Tblisi le sucedió anoche una versión igual de vibrante, que deja el título de la Supercopa cerca de Bilbao por mucho que quede el temible Camp Nou el próximo lunes. Once leones mordiendo y asustando se tragaron a un Barça con el sextete en serio peligro. Messi se fue de vacaciones con un gol de fantasía que hundió al Athletic en la final de Copa y reapareció con sus zarpazos al Sevilla. San José le demostró que se pueden marcar tantos de época de otra manera: como el que logró desde 47 metros, en el que merecerá la pena detenerse. A Aduriz le dio cierta envidia y se marcó un hat-trick. La gabarra estaba destinada para celebrar la Liga y la Copa, pero esta gesta en la Supercopa, tras 31 años de sequía, la merece. Sin dudarlo.


Pitó el árbitro y el Barça movió diez minutos la pelota de lado a lado con el Athletic muy arriba. Otro adversario hubiese sacado la bandera blanca para retirarse tras las montañas. No era el plan de Valverde. Ter Stegen y Bartra dibujaban dos flancos débiles a los que acongojar. Al primero le empezaron a temblar las piernas e hizo el primer mal despeje, que acabó en susto de Eraso. Al segundo error, se le vino el mundo encima.

Su fatalidad llegó en el minuto 13, casualidad o no. Iraizoz despejó hacia el meta oponente que, adelantado, cabeceó hacia el círculo central. Su pecado fue conectar con San José, un jugador defensivo con alma de ariete. Controló el esférico y se sacó un bote pronto alucinante desde 47 metros.

Luis Enrique mandó un guiño a Pedro. Su alineación en San Mamés fue una invitación a que se olvide de Manchester, bien sea Van Gaal o Pellegrini. Una rectificación a tiempo tras la bofetada de Tblisi, a la que el canario había respondido con un gol de oro.

Quedaba por comprobar si Messi y Suárez participarían en el homenaje y jugarían por un día especialmente para él. No. Se lo trabajó él solito. Pedro no es Neymar, pero sí fantástico. Tuvo más presencia que todos sus compañeros juntos. Se fajó, Rozó el 1-1, hizo temblar el larguero. Antes del descanso había permitido a Messi, con una falta, lanzar por primera vez a Iraizoz en todo el acto inicial. El meta voló.

Una parada de Iraizoz a tiro centrado de Leo segundos después del susto de Pedro hacía presagiar apuros a los locales. Pero apareció el joven Sabin Merino para retratar a Alves, poner un balón de fantasía arriba y encontrar al ángel Aduriz. ¡Qué golazo de cabeza! Aritz se puso como San Mamés, como una moto. Minutos después se sacó una volea a la red tras dejada de Eraso y transformó el penalti absurdo de Alves a Etxeita para poner la guinda. Ni con Iniesta y Rakitic el Barçá pareció algo. Encajó otros cuatro, pero el Athletic no fue el Sevilla atrás. ¿Hubiese sido otra cosa la final de Copa en Bilbao?

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