Carlos Coste, “Molchanova era una mujer fuerte que intimidaba hasta a los hombres”
Londres, BBC
Quienes conocieron en persona a la desaparecida apneísta rusa Natalia Molchanova, la recuerdan como una persona s
erena, sonriente y muy segura de sí misma. Una figura que intimidaba en las competiciones de buceo a pulmón libre por su fuerza y su talento.
La rusa, conocida como la reina de la apnea, desapareció el pasado domingo mientras hacía inmersión libre en aguas de la isla española de Formentera, en el mar Mediterráneo.
El campeón venezolano de apnea Carlos Coste rememora con BBC Mundo los momentos compartidos con la deportista rusa y narra cómo ha sido y sigue siendo su vida de explorador de las profundidades del mar.
“Lo que más recuerdo, la ocasión más importante que compartimos fue el primer campeonato individual del mundo que se realizó en Niza, Francia, en 2005, en el cual quedamos ella como campeona femenina y yo como campeón masculino”, evoca.
“Ella en aquel momento no era tan famosa como se fue haciendo con el tiempo, pero ya era una competidora bastante fuerte”, agrega.
“Después en otros eventos que se compartieron se volvió la supermujer del free diving (buceo a pulmón), intimidaba hasta a los hombres, yo me sentí un poco intimidado por ella, porque era una mujer muy fuerte”, reconoce.
“Ella ejerció como una presión psicológica también en los hombres porque es una mujer que alcanzó los 100 metros de profundidad y realizó marcas increíbles. Sin tomar en cuenta el sexo, sea masculino o femenino, fue una atleta muy importante en la historia del free diving. Es única en toda la historia de nuestro deporte”.
“Lo que le sucedió a Natalia no implica que ahora tomemos el free diving como algo riesgoso porque eso le pudo suceder a alguien manejando un carro”, defiende Coste.
“Las cosas pueden ocurrir… fíjate que hasta los mejores deportistas, hasta en el fútbol ocurren casos de muerte súbita y el mar es un lugar impredecible en donde los riesgos se acrecientan pero es así, es el medio donde nos movemos”, dice.
Además, Coste insiste en que considera la apnea un deporte seguro “si se cumplen las reglas básicas”.
“Únicamente cuando estás intentando un récord de alto nivel hay más riesgos, pero con todo y eso, los accidentes son contados si lo comparamos por ejemplo con escalada, montañismo, salto base… yo creo que son deportes que conllevan mucho más riesgo”, subraya.
“No quisiera que nuestro deporte quede relacionado con un riesgo sin control, es un deporte de riesgo controlado, ese es el término correcto”.
Sus inicios en el mundo del buceo tuvieron lugar en el club de submarinismo de la Universidad Central de Venezuela, UCV.
“Yo no comencé buscando el deporte de la apnea como tal porque en aquella época nadie sabía cómo se comía eso de la apnea en Venezuela, eso era una curiosidad”.
Coste relata que empezó a practicar submarinismo y ahí la apnea era parte del entrenamiento. Entonces se enganchó aunque ni siquiera lo veía como deporte.
En sus inicios, se formó casi de manera autodidacta, aprendiendo a respirar y adquiriendo las técnicas básicas de entrenamiento en el club universitario.
Su salto a la competición internacional se produjo en el año 2000, cuando Venezuela acudió al campeonato mundial que se celebró en Niza, Francia, en el que participaban 33 países.
“Éramos un equipo de varios venezolanos -cuatro atletas y dos miembros del personal técnico- ¡y quedamos terceros en la Copa del Mundo!”, cuenta con emoción.
“Eso nos dio una gran motivación, éramos un equipo novato venezolano, desconectado de toda esta movida de la apnea, primerizo allá en Francia con una competencia con 33 países y quedamos terceros… eso nos emocionó muchísimo y nos motivó a seguir entrenando y avanzando”.
Pocos años después de aquella gesta se cruzaron los caminos de Coste y Molchanova.
Se conocieron en Chipre en 2004.
“Los rusos siempre han sido muy entusiastas de ese deporte y en aquella época ella estaba comenzando, venía del mundo de la natación con aleta. Después se integró su hijo Alexey, el ascenso de ellos fue vertiginoso”.
Y al pensar en lo que ha sucedido con la campeona rusa, es inevitable mencionar el accidente que el propio Coste sufrió en 2006 en Egipto y que pudo costarle la vida.
Se produjo cuando practicaba una modalidad conocida como “sin límites”, la más profunda y riesgosa de la apnea.
“En mi caso, la corriente del mar fue uno de los factores pero no fue el único. Otro de los factores es que yo estaba explorando profundidades que prácticamente no estaban exploradas por el ser humano para esa fecha, 2006″, explica.
“El récord mundial lo tenía el austríaco Herbert Nitsch en 183 metros y cuando yo bajé hice 182, en ese entrenamiento y salí con un accidente cerebrovascular, un stroke”.
El deportista explica que en esas profundidades es una maner de explorar “una zona desconocida”. “Pero esa es una de las cosas más bonitas, excitantes y atractivas de este deporte: que tú tengas la oportunidad de ser un verdadero explorador”.
Para Coste, “si no existieran personas que se atrevan a ser verdaderos exploradores, la raza humana no estaría donde está”.
“Es un riesgo que uno asume, un riesgo que uno disfruta y es un riesgo que uno maneja de manera lo más responsable posible”, defiende.
Coste explica que la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea, AIDA, generó nuevos protocolos y reglamentos después de su accidente.
“Lo que me ocurrió a mí no fue en vano, eso ha hecho que varias reglas cambien y así la Aida ha ido evolucionando para hacer este deporte más seguro y poder controlar el riesgo”.
Coste volvió a la competencia cuando se recuperó del accidente, tras un intenso proceso de rehabilitación en Alemania y siempre contando con el apoyo de su esposa, Gaby Coste, y sus amigos y equipo.
El venezolano suspendió sus actividades en la modalidad sin límites y retornó a las disciplinas más puras de la apnea, llegando a establecer nuevos récords.
“Logré superarme a mí mismo después de ese accidente gracias al apoyo de mi esposa Gaby, de mucha gente y de mi país completo que me apoyó en aquel momento”.
Coste describe su deporte más bien como un estilo de vida, muy místico, muy espiritual.
“Cuando uno hace apnea uno busca eso, en cierta forma es una exploración de ti mismo y de la profundidad y ese privilegio en muy pocos deportes o actividades lo puede sentir el ser humano actualmente”.
El venezolano cuenta como con la profunidad, la presión comprime los pulmones, el tórax…
“Es muy bonito cuando estás preparado para entregarte al abismo porque literalmente es así: cuando tú bajas a la profundidad, la primera parte del descenso tienes que hacer un esfuerzo porque flotas como una boya, tienes que empujar, aletear, hacer un esfuerzo físico bastante interesante”.
Pero una vez se pasan los 30 metros, comienza la flotabilidad negativa, el apneísta sigue bajando cada vez más rápido y más fácil.
“Tienes que estar preparado mentalmente para dejarte ir, es muy interesante, es algo muy introspectivo, filosófico, tienes que entregarte al abismo pero tampoco es una entrega al 100%, ¡tienes que saber que tienes que dejar energía para regresar!”.
Coste compara la sensación en la profundidad con un trance o una pequeña borrachera.
“Hay también involucrada una narcosis porque los gases que tienes en tus pulmones -principalmente el nitrógeno- se vuelven tóxicos a esas profundidades.
“Eso requiere todo un control mental y un trabajo de concentración de adaptación física”, insiste Coste, quien en este punto vuelve a hablar de la rusa Molchanova.
“Te puedo asegurar que Natalia fue una gran profesional en eso porque era una mujer que se mantenía concentrada todo el tiempo, la veías en competencia muy serena, muy tranquila, muy sonriente.
“La veías muy madura, ella era la supermujer, la dura de la competencia, al verla pensabas ‘aquí llegó la que va a destrozar el récord’, la reina”.
Quienes conocieron en persona a la desaparecida apneísta rusa Natalia Molchanova, la recuerdan como una persona s
erena, sonriente y muy segura de sí misma. Una figura que intimidaba en las competiciones de buceo a pulmón libre por su fuerza y su talento.
La rusa, conocida como la reina de la apnea, desapareció el pasado domingo mientras hacía inmersión libre en aguas de la isla española de Formentera, en el mar Mediterráneo.
El campeón venezolano de apnea Carlos Coste rememora con BBC Mundo los momentos compartidos con la deportista rusa y narra cómo ha sido y sigue siendo su vida de explorador de las profundidades del mar.
“Una supermujer”
Coste habla de Natalia Molchanova con una admiración difícil de disimular.“Ella en aquel momento no era tan famosa como se fue haciendo con el tiempo, pero ya era una competidora bastante fuerte”, agrega.
“Después en otros eventos que se compartieron se volvió la supermujer del free diving (buceo a pulmón), intimidaba hasta a los hombres, yo me sentí un poco intimidado por ella, porque era una mujer muy fuerte”, reconoce.
“Ella ejerció como una presión psicológica también en los hombres porque es una mujer que alcanzó los 100 metros de profundidad y realizó marcas increíbles. Sin tomar en cuenta el sexo, sea masculino o femenino, fue una atleta muy importante en la historia del free diving. Es única en toda la historia de nuestro deporte”.
Riesgo controlado
El venezolano, de 39 años, considera que es muy pronto para sacar conclusiones de lo que pudo haberle pasado a Molchanova y prefiere esperar a que haya un informe oficial para opinar sobre el accidente.“Lo que le sucedió a Natalia no implica que ahora tomemos el free diving como algo riesgoso porque eso le pudo suceder a alguien manejando un carro”, defiende Coste.
“Las cosas pueden ocurrir… fíjate que hasta los mejores deportistas, hasta en el fútbol ocurren casos de muerte súbita y el mar es un lugar impredecible en donde los riesgos se acrecientan pero es así, es el medio donde nos movemos”, dice.
Además, Coste insiste en que considera la apnea un deporte seguro “si se cumplen las reglas básicas”.
“No quisiera que nuestro deporte quede relacionado con un riesgo sin control, es un deporte de riesgo controlado, ese es el término correcto”.
Un venezolano en un deporte europeo
Carlos Coste empezó a practicar la apnea en 1997, con apenas 21 años. Según relata, es un deporte típicamente europeo que nació en la costa francesa y se expandió por Europa.Sus inicios en el mundo del buceo tuvieron lugar en el club de submarinismo de la Universidad Central de Venezuela, UCV.
Coste relata que empezó a practicar submarinismo y ahí la apnea era parte del entrenamiento. Entonces se enganchó aunque ni siquiera lo veía como deporte.
En sus inicios, se formó casi de manera autodidacta, aprendiendo a respirar y adquiriendo las técnicas básicas de entrenamiento en el club universitario.
Su salto a la competición internacional se produjo en el año 2000, cuando Venezuela acudió al campeonato mundial que se celebró en Niza, Francia, en el que participaban 33 países.
“Éramos un equipo de varios venezolanos -cuatro atletas y dos miembros del personal técnico- ¡y quedamos terceros en la Copa del Mundo!”, cuenta con emoción.
“Eso nos dio una gran motivación, éramos un equipo novato venezolano, desconectado de toda esta movida de la apnea, primerizo allá en Francia con una competencia con 33 países y quedamos terceros… eso nos emocionó muchísimo y nos motivó a seguir entrenando y avanzando”.
Pocos años después de aquella gesta se cruzaron los caminos de Coste y Molchanova.
“Los rusos siempre han sido muy entusiastas de ese deporte y en aquella época ella estaba comenzando, venía del mundo de la natación con aleta. Después se integró su hijo Alexey, el ascenso de ellos fue vertiginoso”.
Superación de un accidente…
Aunque esté hablando de su experiencia personal en un deporte en el que ha establecido 11 récords mundiales, Coste vuelve una y otra vez al recuerdo de Natalia Molchanova.Y al pensar en lo que ha sucedido con la campeona rusa, es inevitable mencionar el accidente que el propio Coste sufrió en 2006 en Egipto y que pudo costarle la vida.
Se produjo cuando practicaba una modalidad conocida como “sin límites”, la más profunda y riesgosa de la apnea.
“En mi caso, la corriente del mar fue uno de los factores pero no fue el único. Otro de los factores es que yo estaba explorando profundidades que prácticamente no estaban exploradas por el ser humano para esa fecha, 2006″, explica.
El deportista explica que en esas profundidades es una maner de explorar “una zona desconocida”. “Pero esa es una de las cosas más bonitas, excitantes y atractivas de este deporte: que tú tengas la oportunidad de ser un verdadero explorador”.
Para Coste, “si no existieran personas que se atrevan a ser verdaderos exploradores, la raza humana no estaría donde está”.
“Es un riesgo que uno asume, un riesgo que uno disfruta y es un riesgo que uno maneja de manera lo más responsable posible”, defiende.
Coste explica que la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea, AIDA, generó nuevos protocolos y reglamentos después de su accidente.
… ¿y superación del miedo?
“El miedo siempre está, el miedo es parte del negocio como decimos”, responde Coste.Coste volvió a la competencia cuando se recuperó del accidente, tras un intenso proceso de rehabilitación en Alemania y siempre contando con el apoyo de su esposa, Gaby Coste, y sus amigos y equipo.
El venezolano suspendió sus actividades en la modalidad sin límites y retornó a las disciplinas más puras de la apnea, llegando a establecer nuevos récords.
“Logré superarme a mí mismo después de ese accidente gracias al apoyo de mi esposa Gaby, de mucha gente y de mi país completo que me apoyó en aquel momento”.
Una experiencia mística
“La sensación es como ser un verdadero explorador no sólo de la profundidad del mar sino de la profundidad de tu ser”, dice Coste al intentar describir lo que siente con el buceo a pulmón.Coste describe su deporte más bien como un estilo de vida, muy místico, muy espiritual.
“Cuando uno hace apnea uno busca eso, en cierta forma es una exploración de ti mismo y de la profundidad y ese privilegio en muy pocos deportes o actividades lo puede sentir el ser humano actualmente”.
El venezolano cuenta como con la profunidad, la presión comprime los pulmones, el tórax…
“Es muy bonito cuando estás preparado para entregarte al abismo porque literalmente es así: cuando tú bajas a la profundidad, la primera parte del descenso tienes que hacer un esfuerzo porque flotas como una boya, tienes que empujar, aletear, hacer un esfuerzo físico bastante interesante”.
“Tienes que estar preparado mentalmente para dejarte ir, es muy interesante, es algo muy introspectivo, filosófico, tienes que entregarte al abismo pero tampoco es una entrega al 100%, ¡tienes que saber que tienes que dejar energía para regresar!”.
Coste compara la sensación en la profundidad con un trance o una pequeña borrachera.
“Hay también involucrada una narcosis porque los gases que tienes en tus pulmones -principalmente el nitrógeno- se vuelven tóxicos a esas profundidades.
“Eso requiere todo un control mental y un trabajo de concentración de adaptación física”, insiste Coste, quien en este punto vuelve a hablar de la rusa Molchanova.
“Te puedo asegurar que Natalia fue una gran profesional en eso porque era una mujer que se mantenía concentrada todo el tiempo, la veías en competencia muy serena, muy tranquila, muy sonriente.
“La veías muy madura, ella era la supermujer, la dura de la competencia, al verla pensabas ‘aquí llegó la que va a destrozar el récord’, la reina”.