Brasil entra en la discusión sobre la legalización del consumo de drogas

El país cuenta con una legislación atrasada comparada con Argentina, Uruguay y Chile

Marina Rossi
São Paulo, El País
Brasil abrió esta semana el debate sobre a despenalización del consumo y posesión de algunas drogas, como la marihuana o la cocaína. Con retraso respecto a los países vecinos, el gigante sudamericano entra en una discusión global al juzgar en la Corte Suprema el caso de un hombre condenado por transportar tres gramos de marihuana en 2009. La ley brasileña actual trata la tenencia o consumo de drogas como un delito, aunque en pequeña cantidad contempla penas alternativas, como prestación de servicios a la comunidad.


La Defensoría Pública del Estado de São Paulo, que representa al acusado, cuestionó frente a la Justicia la constitucionalidad de la ley. Esta demanda empezó a ser debatida el miércoles en el Supremo, con la presencia de decenas de especialistas, juristas y médicos.

El tema despierta el interés de los brasileños, aunque en una encuesta reciente, un 79% de los entrevistados se han posicionado en contra de la legalización. Este miércoles por la tarde, el hashtag #DescriminalizaSTF estaba en primer lugar en los trending topics de Brasil en Twitter. Pocos minutos más tarde apareció en la lista mundial. La sesión, transmitida en directo por el canal del Supremo en Youtube, llegó a tener 15.000 espectadores, cuando el promedio de visitas es de 300.

Brasil llega tarde un debate mucho más maduro ya en Estados Unidos, Europa y buena parte de América del Sur. Chile, Argentina, Colombia y Venezuela, por ejemplo, no tratan como un delito el uso individual de drogas. En julio de este año, el parlamento chileno empezó a discutir sobre el cultivo de marihuana para consumo personal. En Uruguay, el debate va más allá: el país regula desde 2014 la venta y la producción de marihuana. “En América del Sur, solamente las Guayanas y Surinam tratan el consumo de drogas como un delito”, dice Dartiu Xavier da Silveira, médico de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP). “Me siento en la edad de piedra”.

En Brasil, específicamente, hay una consecuencia extra. El número de presos se ha multiplicado y muchas condenas se dan por la interpretación de la ley actual. Rafael Custódio, coordinador de Justicia de la ONG Conectas, argumenta que esta legislación “lleva a Brasil al vergonzoso cuarto lugar en la lista de mayores poblaciones carcelarias del mundo”. “Hoy en día, alrededor de un 27% de los reclusos del país responde a algún delito de la Ley de Drogas”. Antes rodaban el 11%, dijo durante su presentación al Supremo.

Para el magistrado Luis Roberto Barroso, “la cuestión más difícil, si se decide despenalizar, es establecer los criterios posibles para hacer la distinción. Otro gran problema es el encarcelamiento de jóvenes no peligrosos, y también el consumidor".

“Uno de mis pacientes, dependiente del alcohol, tiene que afrontar todos los problemas que la adicción conlleva”, afirma Dartiu Xavier. “Sin embargo, un cocainómano debe soportar además sobornos policiales, abogados y problemas legales. Es decir, se incrementan los problemas de una persona enferma”.

Ronaldo Laranjeira, presidente de la Asociación de São Paulo para el Desarrollo de la Medicina, sostiene que el punto más débil, en caso de que se apruebe la ley, lo constituyen los jóvenes. “El único grupo en el que va a aumentar el consumo será el de los adolescentes, que estarán expuestos a más formas de drogas”, dice. Según él, entre un 3% y un 5% de los brasileños son usuarios de marihuana.

También Rodrigo Janot, el fiscal general de la República, que ha tenido un papel relevante en las investigaciones sobre corrupción en Petrobras, dio su opinión en el Supremo. “No existe el derecho constitucionalmente asegurado de que una persona se coloque", explicó para justificar su posición contraria a la legalizacion.

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