Botes sobrecargados, muerte y gas lacrimógeno marcan el camino de los refugiados hacia Europa

Roszke, Reuters
Hassan, un ingeniero informático sirio de 30 años, aún temblaba tras haber sido obligado por contrabandistas a conducir un barco sobrecargado de emigrantes hacia Grecia desde Turquía.


Parado en la fila para subir a un autobús en Hungría, Hassan cargaba a su joven sobrino en la espalda. El niño tenía la cabeza vendada porque se había cortado en una cerca de alambre cuando su familia intentó cruzar desde Serbia a la parte de libre tránsito de la Unión Europea.

Hassan realizó el peligroso y difícil trayecto desde Hama, en Siria, con su hermana, su cuñado y los hijos de éstos, de tres y cinco años, en busca de la seguridad y una nueva vida en Alemania.

"Llueven bombas allí. Estado Islámico, el Ejército sirio (...) la muerte es gratis en Siria", dijo Hassan.

"Llegamos por la noche y nos rendimos a la policía fronteriza de Hungría. Pero había tanta gente y la policía no quería dejarnos cruzar la frontera (...) así que intentamos saltar la cerca", contó.

Cuando el niño se hizo un corte profundo con un alambre, la familia buscó otra entrada y encontró un hueco en la cerca por donde se sumó a una multitud de refugiados que esperaban ser llevados a un centro de recepción.

"Hicimos la vía normal. Un contrabandista nos llevó a Turquía, donde pagamos por hoteles en el camino", contó Hassan.

Cerca de Izmir en Turquía, los contrabandistas ordenaron a unas 50 personas subirse a un bote en el que no cabían más de 40, para llevarlos a Militini, en la isla griega de Lesbos.

"Cuando los 10 restantes dijeron que no cabían, el contrabandista disparó al aire y nos gritó que subiéramos al barco. Pensamos que alguien manejaría el barco pero no fue así. Me dijeron que lo hiciera. Yo conduje el barco. Pasé mucho miedo", dijo Hassan.

El hombre dijo que cada uno pagó 1.150 dólares por el cruce en barco y la mitad del precio por los niños. Solo en julio llegaron a Grecia 50.000 personas por mar desde Turquía.

Luego de estar tres días en Grecia, donde recibieron alimento y carpas, la familia cruzó a Macedonia en momentos en que las fuerzas de seguridad intentaron cerrar la frontera sur.

"La policía nos pegó y nos tiró gases", dijo Hassan. Al final, más de 5.000 refugiados ingresaron a Serbia el domingo luego de que se les permitiera pasar por Macedonia.

El número de refugiados e inmigrantes que llegan a Europa, en cifras récord, continuaría aumentando a medida que la red de contrabando de personas se vuelve más sofisticada.

"Está todo en Internet. Hay páginas de Facebook, en árabe, donde uno puede encontrar toda la información. Números de teléfonos en cada país, hasta críticas sobre si son buenos o malos contrabandistas", dijo Hassan.

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