Tsipras impulsa las reformas y planta cara a los rebeldes de Syriza

El Parlamento griego vota nuevas reformas clave para el rescate

María Antonia Sánchez-Vallejo
Atenas, El País
Horas antes de que el Parlamento griego someta a debate el segundo paquete de reformas urgentes exigidas por el Eurogrupo para tramitar el tercer rescate, el primer ministro Alexis Tsipras llamó al orden a sus 39 diputados díscolos. Superadas todas las apelaciones a la unidad de Syriza, y con un probable cisma en sus filas, Tsipras les reconvino por criticarle sin ofrecer alternativas. La votación del proyecto de ley sobre reforma del código civil y directiva bancaria europea está prevista para esta medianoche.


De manera espontánea, un grupo de docentes se ha manifestado este miércoles ante el Parlamento contra la subida al 23% del IVA de las academias. Los policías antidisturbios desplegados en previsión de incidentes no contaban con ellos, sino solo con dos marchas, una del sindicato de funcionarios Adedy y la otra, del sindicato comunista Pame, ambos en contra, pero por separado, del rescate. La doble convocatoria ha obligado a cerrar dos estaciones.

Tsipras planta cara a los rebeldes de Syriza, como el líder desairado que es; varios ministros apuntan que la ruptura del partido es inevitable; la portavoz del Gobierno afirma que será difícil impedir nuevas elecciones, y algunos medios locales ya barajan fechas, el 13 o el 20 de septiembre, después del probable congreso que consagrará el cisma entre posibilistas —la mayoría de Tsipras— e ideólogos, la facción más radical del partido. Lo que suceda mientras, incluida la prevista votación, a medianoche, del segundo paquete de reformas para facilitar el tercer rescate, no será más que un nuevo giro en la espiral de inestabilidad que vive el país desde hace semanas.

Tras días de contención y una discreta asunción de las críticas, con el único movimiento de una básica remodelación ministerial que purgó a los cinco titulares radicales, el primer ministro griego ha pasado a la ofensiva, acusando a sus diputados díscolos de “ocultarse tras la seguridad” de su firma sin proponer alternativas viables a lo que denominan “un golpe de Estado” del Ejecutivo, supuestamente plegado a las exigencias de los socios. En un mensaje interno, filtrado en la noche del martes, Tsipras les echó en cara haber pronunciado “demasiados mensajes heroicos” sin ofrecer nada a cambio. La advertencia tenía destinatarios notorios: el exministro de Finanzas Yanis Varoufakis, el extitular de Energía, Panayotis Lafazanis, y la presidenta del Parlamento, Zoí Konstandopulu, aún en el cargo.

Los 39 diputados rebeldes (32 votaron contra el acuerdo; seis se abstuvieron y uno no asistió a la sesión del miércoles pasado) no sólo dejaron la mayoría parlamentaria de Syriza en 123 escaños —tres por encima del mínimo de 120 necesario para apuntalar un gobierno—, sino que tampoco han renunciado a sus escaños, pese a que están obligados a hacerlo si contravienen la disciplina de voto. De ahí la intención de Tsipras de hacer limpieza en Syriza, como veladamente advirtió a los disidentes.

El Parlamento griego somete este miércoles a debate el proyecto de ley del segundo paquete de reformas exigido por el Eurogrupo para el tercer rescate, que ya ha empezado a tramitarse según fuentes de la UE. Excluidos ex profeso dos asuntos espinosos —la modificación del régimen fiscal agrario, por su coste electoral para los partidos que apoyan a Syriza, y la supresión de las jubilaciones anticipadas—, el texto, de 970 páginas y menos de 24 horas para estudiarlas, se componía de una reforma del código civil, para acelerar los procesos judiciales y reducir su coste, y la trasposición de la directiva europea sobre saneamiento de bancos, que incluye garantías para los depósitos de hasta 100.000 euros en caso de quita —otro fantasma recurrente en la Grecia del corralito—, pero también medidas polémicas como la introducción de subastas para viviendas embargadas. El apoyo de parte de la oposición garantiza la aprobación de las reformas.

Precisamente porque uno de los puntos del programa electoral de Syriza era impedir desahucios de la primera vivienda, el primer ministro se ha reunido con Luka Katseli, responsable de la Unión de Bancos Griegos, a la que ha arrancado el compromiso de mantener la moratoria antidesahucios que expiró a fines de junio y evitar cualquier embargo hasta finales de año. Con el vacío legal existente en el ínterim, “hemos de hacer todo lo posible para proteger a la población más vulnerable”, ha afirmado Tsipras tras ver a Katseli, exdiputada del Pasok muy cercana al jefe del Ejecutivo.

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