Seis millones separan a Casillas del Oporto
Madrid, EFE
Su ficha bruta en dos años es 26 millones. El Oporto pone diez. El Madrid aportaría otros diez. Los otros seis deben pagarlos el club luso e Íker.
La fe que Lopetegui profesa por Casillas ha sido decisiva en el cambio de postura del mito, reacio hasta ahora a marcharse del club en el que lleva veinticinco años desde que fue seleccionado en la campaña 90-91 en el torneo de prebenjamines. Julen le ha llamado estos últimos días para convencerle de la bondad de su fichaje por el Oporto, una opción que el capitán del Real Madrid no vislumbraba porque sabe que el magnífico equipo portugués, historia de su país y de la Copa de Europa, no tiene demasiado dinero para abonar fichas altas. El entrenador del club luso convenció a Íker de la posibilidad de su llegada. Se conocen bien desde que Lopetegui entró a formar parte del cuadro técnico de la selección española en 2002, con Saéz como entrenador y Casillas como guardameta estelar. El portero ha aceptado la propuesta de Julen. Ahora falta que el Oporto y él mismo hagan un esfuerzo económico. El Real Madrid está dispuesto a pagar el 40 por ciento de su salario, siempre que las otras dos partes aporten el 60 por ciento.
A Íker le restan dos temporadas de contrato en la casa blanca, en los que cobraría trece millones netos en total, que supondrían 26 millones brutos. Es la cifra que debe cubrirse en su marcha al equipo luso. El Oporto ha propuesto abonar diez millones brutos de ficha por esos dos años. La entidad madridista igualaría esa cifra, otros diez millones brutos. Pide que el club portugués y el futbolista cubran los seis millones que distancian al guardameta del destino elegido.
El Madrid prometió a su capitán que ayudaría económicamente si recibía una oferta que le gustara y la situación ha llegado. El cancerbero desea irse al Oporto porque será titular en un conjunto de Champions y con un entrenador que le conoce bien. Pero ha expuesto a las partes que todos deben hacer concesiones para conseguir el acuerdo. El Oporto debería llegar a los doce o catorce millones brutos. Y el jugador tendrá que reducir su emolumentos en uno o dos millones netos de los trece por cobrar, que significarían dos o cuatro millones brutos. De una u otra manera se solucionaría la diferencia de seis millones existente.
Hasta ahora, Casillas se había negado a perdonar un euro ante cualquier oferta, al considerar que era el club quien quería que se fuera. Ha sido su política a lo largo de un año. La relación tirante entre el capitán y el Real Madrid no ayudaba tampoco a encontrar una salida. Ahora, la realidad es otra. Se le ha explicado con sinceridad que, este año o el próximo, De Gea será su relevo. Y Carlo Cutropia, su representante, asume que deben aparcar viejas tensiones y ser prácticos. Lo ha sido ya al solicitar facilidades al Real Madrid para llevar a cabo la operación. Se las da. La entidad aportaría esos diez millones de euros. Pero Íker tiene que ceder un porcentaje de su salario. Piensa rebajarse algo su sueldo. Y el equipo presidido por Lima Pinto da Costa tendrá que poner el resto.
La casa blanca no tiene ansiedad ni prisa por rematar el adiós de Casillas. Quien piense eso no conoce a la entidad. Está acostumbrada a lograr sus metas hasta el último día de mercado, que será el 31 de agosto. Se equivocará el Oporto si no aumenta su aportación al pensar que el Real Madrid pagarátodo lo que sea necesario con tal de acabar con el dilema de la portería. El club español no superará el límite de diez millones. Las otras dos partes que protagonizan este objetivo han de poner más dinero sobre la mesa.
Pinto da Costa desea cerrar la adquisición de Íker esta misma semana y presentar al futbolista ya, para no dilatar la situación. Si el acuerdo no está cercano, el capitán deberá pasar las pruebas médicas con el Real Madrid el viernes y realizar los primeros entrenamientos con Benítez antes de subirse el domingo al avión de la expedición blanca que abordará una gira por Australia y China de diecinueve días, hasta el 31 de julio. El objetivo del Oporto es que Íker no ascienda la escalera de esa aeronave en Barajas.
De Gea tampoco quiere subirse al avión del Manchester United, que comienza una gira americana el 13 de agosto. El club blanco atacará la contratación de David con similar tranquilidad. Su tope de pago será 30 millones. Si el equipo inglés no accede, en su presión por mezclar a Ramos en la guerra, De Gea vendrá gratis en 2016.
En la hipotética situación de no tener ni a Íker ni a David este año, el Real Madrid no se pone nervioso. Tiene soluciones. Acudiría a fichar al españolista Kiko Casilla, un hombre formado en la cantera madridista, que costaría diez millones. Kiko y Keylor pelearían por el puesto. Jorge Mendes intenta que De Gea firme este verano y acabe ya con la incertidumbre .
Su ficha bruta en dos años es 26 millones. El Oporto pone diez. El Madrid aportaría otros diez. Los otros seis deben pagarlos el club luso e Íker.
La fe que Lopetegui profesa por Casillas ha sido decisiva en el cambio de postura del mito, reacio hasta ahora a marcharse del club en el que lleva veinticinco años desde que fue seleccionado en la campaña 90-91 en el torneo de prebenjamines. Julen le ha llamado estos últimos días para convencerle de la bondad de su fichaje por el Oporto, una opción que el capitán del Real Madrid no vislumbraba porque sabe que el magnífico equipo portugués, historia de su país y de la Copa de Europa, no tiene demasiado dinero para abonar fichas altas. El entrenador del club luso convenció a Íker de la posibilidad de su llegada. Se conocen bien desde que Lopetegui entró a formar parte del cuadro técnico de la selección española en 2002, con Saéz como entrenador y Casillas como guardameta estelar. El portero ha aceptado la propuesta de Julen. Ahora falta que el Oporto y él mismo hagan un esfuerzo económico. El Real Madrid está dispuesto a pagar el 40 por ciento de su salario, siempre que las otras dos partes aporten el 60 por ciento.
A Íker le restan dos temporadas de contrato en la casa blanca, en los que cobraría trece millones netos en total, que supondrían 26 millones brutos. Es la cifra que debe cubrirse en su marcha al equipo luso. El Oporto ha propuesto abonar diez millones brutos de ficha por esos dos años. La entidad madridista igualaría esa cifra, otros diez millones brutos. Pide que el club portugués y el futbolista cubran los seis millones que distancian al guardameta del destino elegido.
El Madrid prometió a su capitán que ayudaría económicamente si recibía una oferta que le gustara y la situación ha llegado. El cancerbero desea irse al Oporto porque será titular en un conjunto de Champions y con un entrenador que le conoce bien. Pero ha expuesto a las partes que todos deben hacer concesiones para conseguir el acuerdo. El Oporto debería llegar a los doce o catorce millones brutos. Y el jugador tendrá que reducir su emolumentos en uno o dos millones netos de los trece por cobrar, que significarían dos o cuatro millones brutos. De una u otra manera se solucionaría la diferencia de seis millones existente.
Hasta ahora, Casillas se había negado a perdonar un euro ante cualquier oferta, al considerar que era el club quien quería que se fuera. Ha sido su política a lo largo de un año. La relación tirante entre el capitán y el Real Madrid no ayudaba tampoco a encontrar una salida. Ahora, la realidad es otra. Se le ha explicado con sinceridad que, este año o el próximo, De Gea será su relevo. Y Carlo Cutropia, su representante, asume que deben aparcar viejas tensiones y ser prácticos. Lo ha sido ya al solicitar facilidades al Real Madrid para llevar a cabo la operación. Se las da. La entidad aportaría esos diez millones de euros. Pero Íker tiene que ceder un porcentaje de su salario. Piensa rebajarse algo su sueldo. Y el equipo presidido por Lima Pinto da Costa tendrá que poner el resto.
La casa blanca no tiene ansiedad ni prisa por rematar el adiós de Casillas. Quien piense eso no conoce a la entidad. Está acostumbrada a lograr sus metas hasta el último día de mercado, que será el 31 de agosto. Se equivocará el Oporto si no aumenta su aportación al pensar que el Real Madrid pagarátodo lo que sea necesario con tal de acabar con el dilema de la portería. El club español no superará el límite de diez millones. Las otras dos partes que protagonizan este objetivo han de poner más dinero sobre la mesa.
Pinto da Costa desea cerrar la adquisición de Íker esta misma semana y presentar al futbolista ya, para no dilatar la situación. Si el acuerdo no está cercano, el capitán deberá pasar las pruebas médicas con el Real Madrid el viernes y realizar los primeros entrenamientos con Benítez antes de subirse el domingo al avión de la expedición blanca que abordará una gira por Australia y China de diecinueve días, hasta el 31 de julio. El objetivo del Oporto es que Íker no ascienda la escalera de esa aeronave en Barajas.
De Gea tampoco quiere subirse al avión del Manchester United, que comienza una gira americana el 13 de agosto. El club blanco atacará la contratación de David con similar tranquilidad. Su tope de pago será 30 millones. Si el equipo inglés no accede, en su presión por mezclar a Ramos en la guerra, De Gea vendrá gratis en 2016.
En la hipotética situación de no tener ni a Íker ni a David este año, el Real Madrid no se pone nervioso. Tiene soluciones. Acudiría a fichar al españolista Kiko Casilla, un hombre formado en la cantera madridista, que costaría diez millones. Kiko y Keylor pelearían por el puesto. Jorge Mendes intenta que De Gea firme este verano y acabe ya con la incertidumbre .