Papa ofrece inusual "mea culpa" sobre descuido de clase media

A BORDO DEL AVIÓN PAPAL, Reuters
El Papa Francisco reconoció el lunes que descuidó los problemas de la clase media y dijo que estaba dispuesto a dialogar con los estadounidenses que no concuerden con sus críticas al capitalismo.


Francisco, en declaraciones a periodistas en el avión papal durante su regreso de una gira de ocho días a Ecuador, Bolivia y Paraguay, dijo también que esperaba que la crisis griega llevara a una mayor supervisión para que otros países no experimenten los mismos problemas.

Durante la conversación con Francisco, que ha hecho de la defensa de los pobres un pilar de su papado, un periodista le preguntó por qué casi nunca hablaba sobre los problemas de la clase media "trabajadora".

El Papa ofreció un inusual mea culpa, agradeciendo al periodista por su "buena corrección".

"Tiene razón. Es un error mío no pensar sobre eso", dijo Francisco.

"El mundo está polarizado. La clase media se ha achicado. La polarización entre los ricos y pobres es grande. Esto es verdad. Y, tal vez, eso me ha llevado a no tener en cuenta esto (los problemas de la clase media)", agregó.

Francisco dijo que habla sobre los pobres con frecuencia porque son más numerosos, pero que las personas comunes trabajadoras tienen "gran valor".

"Creo que usted me está diciendo algo que necesito hacer. Necesito ahondar más en esto (...)", afirmó el Papa.

El Sumo Pontífice, que visitará Cuba y Estados Unidos en septiembre, dijo que estaba dispuesto a dialogar con estadounidenses que han considerado sus críticas del sistema económico global y el capitalismo como un ataque a su modo de vida.

"Supe que hubo algunas críticas desde Estados Unidos (...) No he tenido tiempo de ver esto bien pero cada crítica debe ser recibida, estudiada y luego debe seguir el diálogo", dijo el Papa.

"NUNCA PROBÉ HOJAS DE COCA"

Francisco dijo que "no se sintió ofendido" cuando el presidente boliviano Evo Morales le obsequió una escultura con el cuerpo de Jesús clavado en un martillo y hoz, el símbolo del comunismo.

La escultura era una réplica de una creación del sacerdote jesuita español Luis Espinal, un artista y poeta y también fuerte defensor de los derechos de los mineros. Fue asesinado por un grupo paramilitar boliviano durante la dictadura de 1980.

Francisco dijo que la escultura debería ser vista como "arte de protesta" y un producto de su época, cuando algunos sacerdotes católicos estaban involucrados en formas de la Teología de la Liberación que usaba el análisis político marxista para ayudar a los pobres.

El Papa dijo que se llevó el regalo consigo al Vaticano.

Además, el pontífice buscó minimizar el papel del Vaticano en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, incluso aunque los presidentes Raúl Castro y Barack Obama lo elogiaron por ello.

Dijo que la Santa Sede había hecho "solo pequeñas cosas" para facilitar el acuerdo que llevó a la reanudación de relaciones diplomáticas tras más de 50 años de enemistad.

Al ser consultado sobre si Cuba ahora se arriesgaba a perder partes de su identidad, el Papa dijo que ambos lados perderían algo pero "ambos ganarían paz, contacto, amistad, colaboración".

Se negó a discutir el tema de derechos humanos en Cuba, diciendo que los derechos humanos eran para todos y que existía un número de países, entre ellos varios en Europa, donde la libertad religiosa no se respetaba por completo.

Sobre la crisis griega, el Papa comentó que "sería demasiado simple decir que la culpa la tiene un solo lado".

"Espero que hallen una manera de resolver el problema griego y también una manera de tener supervisión para que el mismo problema no suceda en otros países. Esto nos ayudará a avanzar porque este camino de préstamos y deuda, al final, nunca termina", agregó.

Varias veces durante la despreocupada conversación, que duró una hora, el Papa mostró su sentido del humor pese a exhibir señales de cansancio.

"Nunca probé (hojas de) coca, dejemos eso en claro", dijo Francisco cuando se le preguntó cómo se las arregló para mantener el demandante ritmo de la gira a sus 78 años. Durante el viaje se especuló que podría haber masticado hojas de coca para aliviar los efectos de la altura en Bolivia.

Dijo que se sintió como un "bisabuelo" cuando los jóvenes le pedían sacarse "selfies" con él.

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