Europa recibe con cauto optimismo el plan griego para el tercer rescate

Los líderes de las principales instituciones acreedoras aprueban la propuesta

Claudi Pérez
Bruselas, El País
Optimismo y a la vez cautela. Buenas sensaciones, pero también escepticismo. Las instituciones y las capitales europeas reaccionaron el viernes con moderada fe al plan presentado por Grecia para acabar con el capítulo más espinoso de esta crisis. En privado, sin embargo, la desconfianza es enorme. París ofreció la versión más favorable al acuerdo para el tercer rescate, pero la ambivalencia de Berlín —aplausos socialdemócratas; recelos conservadores— augura un fin de fiesta complicado. Los mercados saludaron el plan griego con alzas bursátiles.


La conversión de Alexis Tsipras, que ofrece ahora a Bruselas prácticamente el mismo acuerdo que le llevó a convocar un referéndum con cajas destempladas, no acaba de despejar las mayúsculas dudas de los socios. Nadie se fía de él en la eurozona. El impago al FMI ha dejado cicatrices, al igual que el abrupto final del segundo rescate y la convocatoria de la controvertida consulta que le ha reforzado en casa a costa de hundir la economía griega, con un corralito que va para largo. La propuesta de Atenas contiene la gran mayoría de las concesiones que le pedía Europa en junio, más algunos retoques en busca del difícil equilibrio de evitar un lío en Grecia y a la vez convencer a las instituciones anteriormente conocidas como troika. Y aun así, Bruselas reaccionó el viernes con un moderado optimismo, muy lejos de la euforia, a los planes de Tsipras. Los mecados en cambio respondieron con resultados rotundos. Las bolsas de París y Fráncfort subieron en torno al 3% y las primas de riesgo de países periféricos cayeron.

Europa sigue pensando que hay gato encerrado. Que Tsipras puede salirse por la tangente en el último minuto. Y que, aun con acuerdo, los problemas volverán en los próximos meses, en todos y cada uno de los exámenes previos a los desembolsos de la ayuda. Las reticencias, sin embargo, quedaron en un segundo plano: en público Europa cerró filas y dio a entender que el pacto está relativamente cerca. “Es una propuesta seria y creíble”, abrió el fuego el francés François Hollande, uno de los grandes urdidores de ese plan que ha acabado desatascando las negociaciones, informa Carlos Yárnoz. “Es meticulosa, pero sería bueno que contara con un amplio apoyo en Grecia”, terció el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “Es una buena base”, añadieron fuentes europeas. Las instituciones (FMI, Comisión y BCE) analizaban anoche los detalles para cuadrar las cuentas, para emitir una opinión ante el Eurogrupo de este sábado.

Quedan varios obstáculos por delante: dos días más de drama y cumbrismo bruselense. El principal escollo son las dudas de Alemania. Bruselas considera clave la capacidad de la canciller Merkel para encontrar un punto de equilibrio con el flanco más conservador de su partido. Los socialdemócratas aplaudieron la propuesta de Tsipras, pero los conservadores mostraron algo más que dudas, que reflejan el hecho de que algunos alemanes han concluido que les sale más barato que Grecia salga del euro, informa Luis Doncel.

El tercer rescate asciende a 53.500 millones: en Berlín se recuerda una y otra vez que la factura total sumará casi 300.000 millones. El poder de persuasión de Merkel se someterá a examen a principios de semana en el Parlamento. El acuerdo requiere asimismo luz verde parlamentaria en Holanda, Austria, Eslovaquia, Estonia y Finlandia: en los países más duros.

La segunda gran duda a corto plazo es la situación del sector financiero. La banca griega está en las últimas, con un corralito y controles de capital, tras meses de continuas salidas de depósitos. Necesitan ayuda urgente mientras duren las negociaciones. Y los socios solo hablarán de ese apoyo de emergencia una vez estén puestas las bases del tercer rescate. En Bruselas se especula con ampliar las líneas de liquidez del BCE, pero eso no basta. Las entidades necesitan recapitalizarse con hasta 14.000 millones y permanecerán cerradas al menos hasta la próxima semana.

Solo una cosa es segura: esta crisis, aun con el acuerdo encarrilado, no se cerrará el domingo. Lo único que acaba este fin de semana, si todo sale bien, es quizá el capítulo menos edificante. La confusión griega aún puede deparar alguna sorpresa. O no.

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