El papa Francisco pidió en Paraguay que se consolide la democracia

Asunción, lanacion.com
El papa Francisco llegó esta tarde a Asunción del Paraguay, última escala de su gira por Sudamérica, luego de haber estado en Ecuador y Bolivia, previamente.


Francisco partió de Bolivia rumbo a Paraguay, el país latinoamericano con mayor porcentaje de católicos y fue recibido por el presidente del país, Horacio Cartes.

Francisco instó a los paraguayos a trabajar para consolidar una democracia que respete los derechos humanos y acabe con la corrupción y el narcotráfico, en la última etapa de una gira cargada de mensajes a favor de los de pobres.

El Pontífice culminará el domingo en Asunción un viaje en el que visitó hospitales y cárceles e instó sus feligreses a velar por el medio ambiente y proteger a los marginados.

"Los animo a que sigan trabajando con todas sus fuerzas para consolidar las estructuras e instituciones democráticas que den respuesta a las justas aspiraciones de los ciudadanos", dijo el Papa en un discurso en la sede del Gobierno paraguayo, donde mantuvo un encuentro con el presidente Horacio Cartes.

"La forma de gobierno adoptada en su Constitución: 'democracia representativa, participativa y pluralista', basada en la promoción y respeto de los derechos humanos", agregó.

Inestable democracia

Paraguay es considerado uno de los países más inestables del continente por su pasado reciente, que incluye varios intentos de golpe de Estado y crisis institucionales desde la caída del dictador Alfredo Stroessner en 1989.

El último episodio fue la caída del presidente Fernando Lugo, un ex obispo católico destituido por el Congreso en junio del 2012 mediante un cuestionado juicio político.

Aunque el país ha experimentado un crecimiento económico sostenido en la última década atribuido a un auge en la producción mecanizada de la soja, todavía no ha logrado trasladar esa bonanza a la población.

Casi una cuarta parte de los paraguayos son pobres y uno de cada 10 no tiene ingresos suficientes para comprar alimentos. La educación y la salud pública son también deudas históricamente pendientes en un país que se hizo famoso en el pasado por sus frecuentes escándalos de corrupción en el ámbito estatal.

Francisco pidió "que no cese el esfuerzo de todos los actores sociales, hasta que no haya más niños sin acceso a la educación, familias sin hogar, obreros sin trabajo digno, campesinos sin tierras que cultivar y tantas personas obligadas a emigrar (...) que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico".

"Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es verdadero desarrollo. La medida del modelo económico ha de ser la dignidad integral de la persona, especialmente la más vulnerable e indefensa", agregó.

Arribo al Paraguay

El pontífice arribó al aeropuerto Silvio Pettirossi, aledaño a Asunción, donde lo esperaban además varios funcionarios, así como representantes del clero, encabezados por Claudio Giménez, titular de la Conferencia Episcopal (CEP) y Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción.

Antes de subir al papamóvil para trasladarse hasta la capital, un coro de 200 niños de escuelas públicas entonó canciones típicas para luego dar pie a una ceremonia laica con bailarines sobre la pista.

Enérgico y risueño, el papa recibió con afecto los abrazos espontáneos de niñas y hasta bailarines que aprovecharon su cercanía para tocarlo, al igual que niños minusválidos.

El papa de 78 años lucía descansado tras realizar su sexto vuelo desde el domingo pasado cuando salió de Roma, en lo que es su noveno viaje al exterior y el segundo a América latina, después de visitar Brasil en 2014.

Al menos 60.000 jóvenes formaron un cordón humano de más de 10 km tomados de la mano a lo largo de la vía que recorrió Francisco hasta la Nunciatura, donde se alojará, para luego dirigirse al Palacio de López, sede de la presidencia, donde se espera que ofrezca un discurso protocolar.

Esta es la segunda visita a Paraguay de un papa, luego que en 1988 el polaco Juan Pablo II visitara este país de casi siete millones de habitantes, un año antes que cayera la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Entre los actos más esperados del papa argentino destaca la misa que efectuará este sábado en la Basílica de la Virgen de Caacupé, 50 km al este de Asunción, patrona de los paraguayos y de la cual es devoto desde sus tiempos de arzobispo en Buenos Aires, donde realizó trabajos en barrios pobres con inmigrantes paraguayos.

En tierra de misiones

En este país donde 90% de la población es de confesión católica, los jesuitas que inspiraron a Jorge Bergoglio fundaron en los siglos XVII y XVIII fuertes bases de un utópico modo de vida comunitario para evangelizar durante 150 años a los indígenas guaraníes.

Las misiones jesuíticas guaraníes fundaron 30 pueblos ubicados en territorios que pertenecen actualmente a Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, y Bolivia, donde levantaron aldeas capaces de formar una unidad económica independiente y una organización militar para frenar la expansión de Portugal desde Brasil.

Fernando Lugo, un exobispo católico, se convirtió en presidente de Paraguay en agosto de 2008 y abandonó el poder el 22 de junio de 2012 cuando fue destituido a través de un controvertido juicio político.

Argentina en la mira

En su vuelo de Santa Cruz a Asunción, el Sumo Pontífice envió un saludo a la presidenta argentina, Cristina Kirchner, y a su país natal.

"Al sobrevolar la amada patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia, expresando mi cercanía y afecto a esta querida nación", dice el telegrama que lleva la firma de Francisco.

El saludo es parte de la diplomacia vaticana y también lo hizo cuando sobrevoló los espacios aéreos de Venezuela y Colombia rumbo a Ecuador, primera escala de esta gira.

Críticas al dejar Bolivia

Antes de despegar hacia Asunción, el Papa lanzó duras críticas contra el estado de las prisiones y la justicia de Bolivia en una visita a la cárcel más peligrosa del país y llevó un mensaje de esperanza a los prisioneros y sus familias.

Continuando con una costumbre que inició cuando fue arzobispo de Buenos Aires, Francisco ingresó a Palmasola, una hacinada ciudadela carcelaria que alberga a unos 4500 reos, un tercio de la población carcelaria del país, en las afueras de Santa Cruz, la ciudad más grande de Bolivia.

"Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar, lo sé bien: el hacinamiento, la lentitud de la Justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia", dijo Francisco, el primer Papa del hemisferio Sur, ante el aplauso de miles que lo recibieron con globos blancos y amarillos, los colores del Vaticano.

"Es necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas", agregó en un encuentro privado donde el fuerte viento le arrebató el solideo.

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