El comercio griego ya solo acepta efectivo
Las compras han caído en general un 70% desde el ‘corralito’ pero las de alimentos y gasolina han aumentado un 20%
María Antonia Sánchez-Vallejo / Andrés Mourenza
Atenas, El País
Cantidades inéditas de efectivo en circulación –pese a la emisión de casi medio millón de tarjetas desde que empezó el corralito, en un país que figuraba a la cola de Europa en el uso de dinero de plástico- y ciertas anomalías en el suministro y distribución de productos son los efectos más acusados del cierre de los bancos griegos, que este sábado entró en su decimotercer día. Según fuentes bancarias, y pese al límite diario de 60 euros por persona y cuenta –o 120 euros por semana a los jubilados-, los griegos sacan a diario entre 80 y 100 millones de euros, lo que ha disparado el volumen en circulación. La implantación de los controles ha coincidido temporalmente, además, con el pago de salarios, nóminas y recibos, lo que ha multiplicado exponencialmente esta tendencia (muchas empresas, incluidas algunas cadenas importantes, han pagado a sus empleados igualmente en metálico).
Tras 13 días de corralito, muchos comercios y negocios, sobre todo micropymes, operan ya sólo con dinero contante. Yorgos y Mijalis, repartidores de productos lácteos en Atenas, recorren la ciudad con la furgoneta llena de efectivo, y sin temor a un atraco. “Esta mañana llevamos 50 repartos, y los hemos cobrado todos sin problemas, en efectivo. El único problema hasta la fecha es que algún negocio que antes nos compraba cien unidades, ahora encarga sólo 80. Pero no hemos tenido ni un impago”.
La dueña de una farmacia situada en el centro de Atenas cuenta, amparada en el anonimato, que ha limitado el cobro mediante tarjeta a medicamentos especialmente caros; el resto, de un cepillo de dientes a un antiácido, lo cobra en efectivo. “Claro que podríamos seguir aceptando tarjetas, pero mientras los bancos sigan cerrados no podemos disponer del dinero para pagar a proveedores, así que cobro y pago en efectivo”, explica, enseñando un fajo de recibos. La farmacéutica asegura que en los estantes hay suficientes fármacos, “no hay ni más ni menos escasez que durante estos últimos años [de crisis], falta algún producto, pero nada más. Por ley, las filiales locales de las compañías farmacéuticas están obligadas a tener un stock para 90 días”, subraya, aunque reconoce que si continúa el corralito –prorrogado anteayer hasta el viernes próximo-, los productos más comunes escasearán pronto.
Sobre el resto de productos de uso cotidiano, no hay por qué alarmarse. Las reservas de café son suficientes. De entre los productos que vienen del extranjero y que más consumen los griegos, el café es uno de ellos pero, de momentos el corralito no lo ha hecho escasear pese a la imposibilidad de realizar pagos al extranjero. “La empresa matriz nos ha dicho que tenemos reservas para tres o cuatro meses”, explica Theodoros, que regenta una de la miríada de franquicias cafeteras que pueblan las calles de Atenas. Los problemas, para Theodoros, vienen de otro lado: “Nuestro proveedor de hielo nos ha dicho que empiezan a faltar las bolsas para empaquetarlo”.
Según diversas fuentes de empresas consultadas por EL PAÍS, el embalaje es uno de los sectores más afectados por la dificultad de hacer pagos al extranjero, dado que la escasa producción en Grecia de productos básicos para esta industria, como plásticos o poliestirenos obliga a importarlos. En la industria aviar, por ejemplo, algunas explotaciones están teniendo dificultades en hacer salir su producción pues, aunque tienen pollos y huevos listos para la venta, escasean las bandejas y cajas que habitualmente se traen de Bulgaria y Turquía, informa Efe.
Dentro de las excepciones al control de capitales impuesto en Grecia, está el pago a proveedores extranjeros para importar productos básicos como medicamentos –“una excepción teórica”, se queja la farmacéutica, “nosotros no hemos conseguido hacerlo, nadie nos dice cómo”- o alimentos, pero desde la Federación de Empresas de Grecia (SEV) se quejan de que el procedimiento para que un comité del Ministerio de Finanzas decida qué transacciones al exterior autoriza es “ineficiente y tedioso”. “Durante el cierre bancario en Chipre funcionaba un sistema similar, pero era mucho más flexible y delegaba muchas de las autorizaciones en los propios bancos”, opina Mijalis Masurakis, economista jefe de la SEV. Una muestra de que el Gobierno de Alexis Tsipras no se fía de la dirección de las instituciones financieras del país.
“El miércoles (tras diez días de corralito) recibimos la autorización para efectuar la primera transferencia al extranjero”, explica la representante de una importante empresa de supermercados, que desea permanecer en el anonimato. Por el momento, la única escasez de suministros se ha debido a alimentos frescos cuya importación debe hacerse a diario, como es el caso de la carne, la mayoría de la cual trae de Holanda. “Aparte de este producto, no hemos tenido mayores problemas, porque nuestros niveles de stock son altos”, añade la fuente: “Pero si la situación continúa, sí que habrá problemas”.
“Nosotros no hemos sufrido contratiempos porque tenemos reservas al menos hasta final de mes y la mayoría de los productos frescos los compramos en Grecia”, asegura un representante de otra gran cadena de supermercados: “Pero tampoco podemos hacer cálculos exactos porque los griegos están comprando alimentos como locos, como si se preparasen para una guerra”. De hecho, mientras el comercio ha caído en torno a un 70%, las ventas de alimentación y gasolina han experimentado una subida del 20%.
De acuerdo a Masurakis, algunas grandes compañías están esquivando estos obstáculos porque “anticiparon este periodo de incertidumbre”, llevando parte de sus fondos al extranjero, y así pueden pagar las importaciones. Los problemas son superiores en las pequeñas y medianas empresas cuyo suministro llega del exterior, como la ferretería de Yorgos Frangos, una de las más importantes del centro de Atenas: “Ya empezamos a notar escasez de algunos materiales y, por ejemplo, un pedido hecho a China ha sido suspendido”.
La exigencia de pago sólo en efectivo se deriva del temor por parte de no pocos empresarios a que haya una quita de depósitos como ocurrió en Chipre -pese a que el Gobierno ha desmentido este punto- y a la falta de costumbre de los griegos a la hora de usar la banca electrónica o las tarjetas bancarias. “Estamos a la cola de Europa en el uso del pago electrónico. En Grecia sólo el 18% de los ingresos de las empresas llegan por medios telemáticos, mientras en otros países es del 40-45%”, apunta Masurakis.
Por parte de los consumidores, las principales dudas y quejas durante el corralito se refieren a la escasez de algunos productos importados y a la viabilidad de productos financieros (como los depósitos), explican desde la Federación General de Consumidores de Grecia (INKA, en sus siglas griegas), que agrupa a 23 asociaciones en todo el país. “No hablamos en ningún caso de falta de productos básicos, no la hay”, cuenta Yorgos Lejuritis, presidente de INKA. “Recibimos cientos de correos al día, y una media de 50 llamadas; muchos preguntan por la supuesta quita de depósitos, pero está reaccionando todo el mundo con mucha serenidad”.
“Un capítulo muy importante son las cancelaciones de paquetes de vacaciones por parte de los propios griegos”, añade Lejuritis. Determinadas zonas del país que concentran el mayor volumen de turismo doméstico registran estos últimos días hasta un 50% de cancelaciones, lo que para muchos hoteleros pequeños –los grandes se nutren de touroperadores extranjeros- supone considerar julio un mes perdido de antemano.
María Antonia Sánchez-Vallejo / Andrés Mourenza
Atenas, El País
Cantidades inéditas de efectivo en circulación –pese a la emisión de casi medio millón de tarjetas desde que empezó el corralito, en un país que figuraba a la cola de Europa en el uso de dinero de plástico- y ciertas anomalías en el suministro y distribución de productos son los efectos más acusados del cierre de los bancos griegos, que este sábado entró en su decimotercer día. Según fuentes bancarias, y pese al límite diario de 60 euros por persona y cuenta –o 120 euros por semana a los jubilados-, los griegos sacan a diario entre 80 y 100 millones de euros, lo que ha disparado el volumen en circulación. La implantación de los controles ha coincidido temporalmente, además, con el pago de salarios, nóminas y recibos, lo que ha multiplicado exponencialmente esta tendencia (muchas empresas, incluidas algunas cadenas importantes, han pagado a sus empleados igualmente en metálico).
Tras 13 días de corralito, muchos comercios y negocios, sobre todo micropymes, operan ya sólo con dinero contante. Yorgos y Mijalis, repartidores de productos lácteos en Atenas, recorren la ciudad con la furgoneta llena de efectivo, y sin temor a un atraco. “Esta mañana llevamos 50 repartos, y los hemos cobrado todos sin problemas, en efectivo. El único problema hasta la fecha es que algún negocio que antes nos compraba cien unidades, ahora encarga sólo 80. Pero no hemos tenido ni un impago”.
La dueña de una farmacia situada en el centro de Atenas cuenta, amparada en el anonimato, que ha limitado el cobro mediante tarjeta a medicamentos especialmente caros; el resto, de un cepillo de dientes a un antiácido, lo cobra en efectivo. “Claro que podríamos seguir aceptando tarjetas, pero mientras los bancos sigan cerrados no podemos disponer del dinero para pagar a proveedores, así que cobro y pago en efectivo”, explica, enseñando un fajo de recibos. La farmacéutica asegura que en los estantes hay suficientes fármacos, “no hay ni más ni menos escasez que durante estos últimos años [de crisis], falta algún producto, pero nada más. Por ley, las filiales locales de las compañías farmacéuticas están obligadas a tener un stock para 90 días”, subraya, aunque reconoce que si continúa el corralito –prorrogado anteayer hasta el viernes próximo-, los productos más comunes escasearán pronto.
Sobre el resto de productos de uso cotidiano, no hay por qué alarmarse. Las reservas de café son suficientes. De entre los productos que vienen del extranjero y que más consumen los griegos, el café es uno de ellos pero, de momentos el corralito no lo ha hecho escasear pese a la imposibilidad de realizar pagos al extranjero. “La empresa matriz nos ha dicho que tenemos reservas para tres o cuatro meses”, explica Theodoros, que regenta una de la miríada de franquicias cafeteras que pueblan las calles de Atenas. Los problemas, para Theodoros, vienen de otro lado: “Nuestro proveedor de hielo nos ha dicho que empiezan a faltar las bolsas para empaquetarlo”.
Según diversas fuentes de empresas consultadas por EL PAÍS, el embalaje es uno de los sectores más afectados por la dificultad de hacer pagos al extranjero, dado que la escasa producción en Grecia de productos básicos para esta industria, como plásticos o poliestirenos obliga a importarlos. En la industria aviar, por ejemplo, algunas explotaciones están teniendo dificultades en hacer salir su producción pues, aunque tienen pollos y huevos listos para la venta, escasean las bandejas y cajas que habitualmente se traen de Bulgaria y Turquía, informa Efe.
Dentro de las excepciones al control de capitales impuesto en Grecia, está el pago a proveedores extranjeros para importar productos básicos como medicamentos –“una excepción teórica”, se queja la farmacéutica, “nosotros no hemos conseguido hacerlo, nadie nos dice cómo”- o alimentos, pero desde la Federación de Empresas de Grecia (SEV) se quejan de que el procedimiento para que un comité del Ministerio de Finanzas decida qué transacciones al exterior autoriza es “ineficiente y tedioso”. “Durante el cierre bancario en Chipre funcionaba un sistema similar, pero era mucho más flexible y delegaba muchas de las autorizaciones en los propios bancos”, opina Mijalis Masurakis, economista jefe de la SEV. Una muestra de que el Gobierno de Alexis Tsipras no se fía de la dirección de las instituciones financieras del país.
“El miércoles (tras diez días de corralito) recibimos la autorización para efectuar la primera transferencia al extranjero”, explica la representante de una importante empresa de supermercados, que desea permanecer en el anonimato. Por el momento, la única escasez de suministros se ha debido a alimentos frescos cuya importación debe hacerse a diario, como es el caso de la carne, la mayoría de la cual trae de Holanda. “Aparte de este producto, no hemos tenido mayores problemas, porque nuestros niveles de stock son altos”, añade la fuente: “Pero si la situación continúa, sí que habrá problemas”.
“Nosotros no hemos sufrido contratiempos porque tenemos reservas al menos hasta final de mes y la mayoría de los productos frescos los compramos en Grecia”, asegura un representante de otra gran cadena de supermercados: “Pero tampoco podemos hacer cálculos exactos porque los griegos están comprando alimentos como locos, como si se preparasen para una guerra”. De hecho, mientras el comercio ha caído en torno a un 70%, las ventas de alimentación y gasolina han experimentado una subida del 20%.
De acuerdo a Masurakis, algunas grandes compañías están esquivando estos obstáculos porque “anticiparon este periodo de incertidumbre”, llevando parte de sus fondos al extranjero, y así pueden pagar las importaciones. Los problemas son superiores en las pequeñas y medianas empresas cuyo suministro llega del exterior, como la ferretería de Yorgos Frangos, una de las más importantes del centro de Atenas: “Ya empezamos a notar escasez de algunos materiales y, por ejemplo, un pedido hecho a China ha sido suspendido”.
La exigencia de pago sólo en efectivo se deriva del temor por parte de no pocos empresarios a que haya una quita de depósitos como ocurrió en Chipre -pese a que el Gobierno ha desmentido este punto- y a la falta de costumbre de los griegos a la hora de usar la banca electrónica o las tarjetas bancarias. “Estamos a la cola de Europa en el uso del pago electrónico. En Grecia sólo el 18% de los ingresos de las empresas llegan por medios telemáticos, mientras en otros países es del 40-45%”, apunta Masurakis.
Por parte de los consumidores, las principales dudas y quejas durante el corralito se refieren a la escasez de algunos productos importados y a la viabilidad de productos financieros (como los depósitos), explican desde la Federación General de Consumidores de Grecia (INKA, en sus siglas griegas), que agrupa a 23 asociaciones en todo el país. “No hablamos en ningún caso de falta de productos básicos, no la hay”, cuenta Yorgos Lejuritis, presidente de INKA. “Recibimos cientos de correos al día, y una media de 50 llamadas; muchos preguntan por la supuesta quita de depósitos, pero está reaccionando todo el mundo con mucha serenidad”.
“Un capítulo muy importante son las cancelaciones de paquetes de vacaciones por parte de los propios griegos”, añade Lejuritis. Determinadas zonas del país que concentran el mayor volumen de turismo doméstico registran estos últimos días hasta un 50% de cancelaciones, lo que para muchos hoteleros pequeños –los grandes se nutren de touroperadores extranjeros- supone considerar julio un mes perdido de antemano.