Cómo China quiere crear una megalópolis de 130 millones de habitantes
lanacion.com
Será una región de 215.000 kilómetros cuadrados, casi dos veces el tamaño del estado de Nueva York. Habrá unos 130 millones de habitantes. Y en un país donde ya abundan las megalópolis, ésta será una súper megalópolis.
Es la nueva región de Jing-Jin-Ji, un sueño que comenzó en los 80 y que ahora parece estarse convertiendo en realidad.
Al menos así lo presentó recientemente el presidente chino, Xi Jinping: un proyecto que unirá las tres principales metrópolis del norte del país -Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei- y que será un modelo para la futura urbanización de China, según dijo.
El sueño no es nuevo. Desde hace décadas, las autoridades chinas han estado ideando formas de aliviar las demandas de una población urbana que ha crecido drásticamente.
Como resultado, este crecimiento ha dejado torre tras torre de altos edificios habitacionales, conurbaciones de vías y carreteras, y millones de residentes que luchan por el espacio diariamente.
A principios de este mes las autoridades anunciaron que, como parte del megaproyecto de Jing-Jin-Ji, se iniciará una importante reestructuración de la capital, Pekín, que incluirá la mudanza de hospitales, empresas y comercios mayoristas fuera del centro de la ciudad.
También se limitará la población de la ciudad, que ahora tiene 22 millones de habitantes, a 23 millones. Para lograrlo, anunció el alcalde de Pekín, Wang Anshun, que implementarán un plan para sacar las industrias más contaminantes -unas 1.200 empresas- y las que requieren mayor mano de obra, junto con sus trabajadores.
Pero la principal reestructuración de Pekín será la creación de un centro administrativo del gobierno -que ahora está ubicado en el corazón de la Ciudad Imperial- hacia el suburbio de Tongzhou.
Según anunció el secretario del Partido Comunista en Pekín, Guo Jinling, la mudanza comenzará en 2017.
Norte y sur
Esto forma parte de la primera etapa hacia la creación de Jing-Jin-Ji, cuyo nombre comprende a los tres distritos: "Jing" por Beijing (Pekín), "Jin" por Tianjin, y "Ji" por el nombre antiguo de la provincia de Hebei.
El objetivo de este enorme proyecto, según el mandatario, es que la rezagada región del norte alcance el pujante desarrollo económico del sur del país.
Tal como escribe Cary Huang del diario South China Morning Post, "las regiones del norte carecen de los deltas geográficos (de los ríos Yangtsé y el de Las Perlas) del sur para el desarrollo de la empresa privada, no tienen una base industrial cohesionada como en el sur y están menos abiertas al mundo externo que el sur".
"En 2012, las exportaciones (del norte) sumaron 15% de su PIB, comparado con 60% en el delta del río Yangtzé y 63% en el delta del río de las Perlas", agrega. Aunque con su anuncio, Xi Jinping oficializó la creación de esta megalópolis, aún se desconocen los detalles de cómo se llevará a cabo el proyecto.
"Es un plan sumamente ambicioso", explica Yuwen Wu, editora del servicio chino de la BBC. "La idea general es que estas tres regiones se complementen entre sí, compartan sus recursos y se integren para crear un moderno núcleo económico".
Según Yuwen Wu, "la idea es que Pekín sea el principal centro político y cultural, Tianjin será el centro de investigación y desarrollo de la industria manufacturera y, como es el puerto de mar, será la base de transporte marítimo internacional para el norte de China".
"Hebei aún no tiene un papel definido pero podrá ser la base de la manufactura o como es una región más barata que las otras dos, podría ser el núcleo de viviendas para los trabajadores de la región", agrega la editora de la BBC.
Desafíos
Los planes para unir a lo que se calcula serán 130 millones de habitantes en estas tres metrópolis, incluyen la creación de vías para trenes de alta velocidad para que los trabajadores puedan llegar a las principales ciudades de la región en una hora.
"Ya existe un tren rápido que va de Tianjin a Pekín en sólo 30 minutos" dice Yuwen Wu. "Pero transportarse actualmente desde las ciudades de Hebei a la capital puede tomar hasta tres horas".
Pero mejorar las vías de transporte no será el principal reto de este proyecto. Los expertos coinciden en que los problemas que han perseguido a las grandes ciudades chinas en décadas recientes, es decir, la falta de desarrollo estructural para dar cabida al acelerado desarrollo económico urbano será uno de los principales obstáculos.
Otro gran desafío serán las enormes diferencias sociales y económicas entre las tres metrópolis. La riqueza china está distribuida de forma desigual: el PIB per cápita de Pekín es de US$15.000, el de Tianjin de US$11.500, pero el de Hebei es de sólo US$6.300.
En uno de sus discursos sobre el proyecto Jing-Jin-Ji, cuya creación parece haberse convertido en una meta personal, el presidente Xi instó a los líderes de los tres gobiernos locales a lograr un "desarrollo integrado y coordinado" entre las tres regiones. Pero, ¿será factible?
"Las principales quejas hasta ahora, han surgido de Pekín, de los empleados que no ven con buenos ojos trasladarse fuera de la capital. Pero hay tener en cuenta que en China la resistencia y la falta de consenso no tiene cabida. Si el presidente tiene una visión todos tienen que trabajar para que esa visión se haga realidad", asegura Yuwen Wu.
Según el ministerio de Finanzas el proyecto Jing-Jin-Ji costará unos US$6,4 billones a lo largo de los años. Pero tal como asegura la editora de BBC China, la creación de esta megalópolis no dependerá de su financiamiento sino de la forma como las autoridades logren implementarla.
"No se trata sólo de crear carreteras y trenes rápidos para unir a una región", dice Yuwen Wu. "Se necesita infraestructura y servicios para que la gente sienta que pertenece a ese lugar y eso puede tomar muchos años".
Será una región de 215.000 kilómetros cuadrados, casi dos veces el tamaño del estado de Nueva York. Habrá unos 130 millones de habitantes. Y en un país donde ya abundan las megalópolis, ésta será una súper megalópolis.
Es la nueva región de Jing-Jin-Ji, un sueño que comenzó en los 80 y que ahora parece estarse convertiendo en realidad.
Al menos así lo presentó recientemente el presidente chino, Xi Jinping: un proyecto que unirá las tres principales metrópolis del norte del país -Pekín, Tianjin y la provincia de Hebei- y que será un modelo para la futura urbanización de China, según dijo.
El sueño no es nuevo. Desde hace décadas, las autoridades chinas han estado ideando formas de aliviar las demandas de una población urbana que ha crecido drásticamente.
Como resultado, este crecimiento ha dejado torre tras torre de altos edificios habitacionales, conurbaciones de vías y carreteras, y millones de residentes que luchan por el espacio diariamente.
A principios de este mes las autoridades anunciaron que, como parte del megaproyecto de Jing-Jin-Ji, se iniciará una importante reestructuración de la capital, Pekín, que incluirá la mudanza de hospitales, empresas y comercios mayoristas fuera del centro de la ciudad.
También se limitará la población de la ciudad, que ahora tiene 22 millones de habitantes, a 23 millones. Para lograrlo, anunció el alcalde de Pekín, Wang Anshun, que implementarán un plan para sacar las industrias más contaminantes -unas 1.200 empresas- y las que requieren mayor mano de obra, junto con sus trabajadores.
Pero la principal reestructuración de Pekín será la creación de un centro administrativo del gobierno -que ahora está ubicado en el corazón de la Ciudad Imperial- hacia el suburbio de Tongzhou.
Según anunció el secretario del Partido Comunista en Pekín, Guo Jinling, la mudanza comenzará en 2017.
Norte y sur
Esto forma parte de la primera etapa hacia la creación de Jing-Jin-Ji, cuyo nombre comprende a los tres distritos: "Jing" por Beijing (Pekín), "Jin" por Tianjin, y "Ji" por el nombre antiguo de la provincia de Hebei.
El objetivo de este enorme proyecto, según el mandatario, es que la rezagada región del norte alcance el pujante desarrollo económico del sur del país.
Tal como escribe Cary Huang del diario South China Morning Post, "las regiones del norte carecen de los deltas geográficos (de los ríos Yangtsé y el de Las Perlas) del sur para el desarrollo de la empresa privada, no tienen una base industrial cohesionada como en el sur y están menos abiertas al mundo externo que el sur".
"En 2012, las exportaciones (del norte) sumaron 15% de su PIB, comparado con 60% en el delta del río Yangtzé y 63% en el delta del río de las Perlas", agrega. Aunque con su anuncio, Xi Jinping oficializó la creación de esta megalópolis, aún se desconocen los detalles de cómo se llevará a cabo el proyecto.
"Es un plan sumamente ambicioso", explica Yuwen Wu, editora del servicio chino de la BBC. "La idea general es que estas tres regiones se complementen entre sí, compartan sus recursos y se integren para crear un moderno núcleo económico".
Según Yuwen Wu, "la idea es que Pekín sea el principal centro político y cultural, Tianjin será el centro de investigación y desarrollo de la industria manufacturera y, como es el puerto de mar, será la base de transporte marítimo internacional para el norte de China".
"Hebei aún no tiene un papel definido pero podrá ser la base de la manufactura o como es una región más barata que las otras dos, podría ser el núcleo de viviendas para los trabajadores de la región", agrega la editora de la BBC.
Desafíos
Los planes para unir a lo que se calcula serán 130 millones de habitantes en estas tres metrópolis, incluyen la creación de vías para trenes de alta velocidad para que los trabajadores puedan llegar a las principales ciudades de la región en una hora.
"Ya existe un tren rápido que va de Tianjin a Pekín en sólo 30 minutos" dice Yuwen Wu. "Pero transportarse actualmente desde las ciudades de Hebei a la capital puede tomar hasta tres horas".
Pero mejorar las vías de transporte no será el principal reto de este proyecto. Los expertos coinciden en que los problemas que han perseguido a las grandes ciudades chinas en décadas recientes, es decir, la falta de desarrollo estructural para dar cabida al acelerado desarrollo económico urbano será uno de los principales obstáculos.
Otro gran desafío serán las enormes diferencias sociales y económicas entre las tres metrópolis. La riqueza china está distribuida de forma desigual: el PIB per cápita de Pekín es de US$15.000, el de Tianjin de US$11.500, pero el de Hebei es de sólo US$6.300.
En uno de sus discursos sobre el proyecto Jing-Jin-Ji, cuya creación parece haberse convertido en una meta personal, el presidente Xi instó a los líderes de los tres gobiernos locales a lograr un "desarrollo integrado y coordinado" entre las tres regiones. Pero, ¿será factible?
"Las principales quejas hasta ahora, han surgido de Pekín, de los empleados que no ven con buenos ojos trasladarse fuera de la capital. Pero hay tener en cuenta que en China la resistencia y la falta de consenso no tiene cabida. Si el presidente tiene una visión todos tienen que trabajar para que esa visión se haga realidad", asegura Yuwen Wu.
Según el ministerio de Finanzas el proyecto Jing-Jin-Ji costará unos US$6,4 billones a lo largo de los años. Pero tal como asegura la editora de BBC China, la creación de esta megalópolis no dependerá de su financiamiento sino de la forma como las autoridades logren implementarla.
"No se trata sólo de crear carreteras y trenes rápidos para unir a una región", dice Yuwen Wu. "Se necesita infraestructura y servicios para que la gente sienta que pertenece a ese lugar y eso puede tomar muchos años".