Yibuti, el pequeño país donde las grandes potencias quieren tener bases militares

Yibuti, BBC
Yibuti, un pequeño país en el Mar Rojo, ya es hogar de bases militares de Estados Unidos y Francia, como antigua potencial colonial. Pero ahora China parece estar cada vez más interesada en el lugar.
¿Qué hace tan atractiva a esta nación del Cuerno de África para las potenciales militares del mundo?
Un puerto en la tormenta
El estatus de Yibuti como modelo de estabilidad en una región altamente volátil es una de sus grandes ventajas.
Está ubicada en el estrecho de Bab el Mandeb, una entrada al Canal de Suez, que es una de las rutas de navegación con mayor actividad en el mundo.


Yibuti también es un puerto vital para su vecina Etiopía, que no tiene salida al mar, lo cual es aún más importante ahora que se completó una vía férrea entre las capitales de ambos países.

En el país también se están desarrollando proyectos de infraestructua dirigidos por China, incluidos la construcción de puertos aéreos y marítimos, igual que en otros países africanos.
Intranquilidad

Pero lo que hace realmente importante a Yibuti para la ubicación de bases de las superpotenciales militares, es su proximidad a regiones intranquilas de África y Medio Oriente.

Somalia, en el suroeste, ha sido un hervidero de intranquilidad -con implicaciones globales- durante años, con piratas en el mar y militantes de al Shabab que presentan una seria amenaza a la región.

Yemen, actualmente con un conflicto armado, está a menos de 32 km al noreste atravesando por el estrecho de Bab el Mandeb, lo cual lo hace una entrada fácil hacia Medio Oriente sin tener que estar basados allí.

Estas crisis han generado respuestas internacionales y la necesidad de tener bases militares cercanas.

Yibuti alberga la mayor base militar permanente de Estados Unidos en África, Camp Lemonnier, que es hogar de más de 4.000 miembros del personal, la mayoría de la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada-Cuerno de África.

En un viaje reciente a África, el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, incluyó una escala allí, lo cual puso de manifiesto la importancia de esta pequeña nación africana incluso entre potencias más importantes del continente.

Aún cuando Francia y Japón también lanzan operaciones desde el Aeropuerto Internacional de Yibuti-Ambouli, son las ambiciones militares de China las que están suscitando interés.
Creciente amistad

El presidente de Yibuti Ismail Omar Guelleh recientemente reveló a la agencia de noticias AFP que se estaban llevando a cabo conversaciones entre ambas naciones sobre el establecimiento de la primera base naval oficial de China.

Pekín se ha rehusado a confirmar o negar los informes pero esta amistad creciente se está viendo con malos ojos por los estadounidenses.

Un congresista de EE.UU. protestó antes de la visita de John Kerry a Yibuti porque los intereses de su país en la región se estaban "poniendo en peligro" por la creciente y "preocupante" presencia china allí.

Esto se ha hecho incluso más evidente con los informes de que la base china será establecida en la región norteña de Obock, eclipsando las más pequeñas instalaciones militares estadounidenses allí.

Esta incluso tendría acceso a un aeropuerto. La publicación de inteligencia The Indian Ocean Newsletter asegura que ya está en construcción y, por supuesto, por una compañía china.

La principal base estadounidense seguirá siendo Camp Lemonnier. El arrendamiento fue recientemente renovado por otros 10 años.
Protección

China recientemente desplegó una fuerza de 700 hombres para proteger sus intereses petroleros en Sudán del Sur, lo que muestra que está dispuesta a proteger sus negocios de US$200.000 millones anuales con África.

Esto incluye repeler los ataques de piratas en las cruciales rutas comerciales entre el Océano Índico y el Mar de China Meridional.

Los ciudadanos chinos que trabajan en proyectos de infraestructura en la región también se beneficiarían de la proximidad de una base militar en la región.

Cientos de ellos fueron recientemente evacuados de Yemen, asolada por la guerra, y de Libia en 2011 cuando se incrementó la violencia.

Pero los estadounidenses no están convencidos de que Pekín no tenga intenciones ocultas.

Estados Unidos paga US$63 millones anuales de renta por su base y China da US$100 millones por la suya, además de sus actuales proyectos de infraestructura.

Así que no es difícil ver porqué Yibuti está viendo más allá de la rivalidad entre las superpotencias y disfrutando de su lucrativo papel como propietario.

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