Un multitud grita #NiUnaMenos en Argentina contra la violencia machista

Una manifestación sin precedentes contra la violencia machista culmina un proceso que une a políticos y famosos

Carlos E. Cué / Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
Todo empezó con un asesinato terrible. “Uno más, pero fue la gota que rebosó el vaso”, explica Fabiana Túñez, fundadora de la Casa Encuentro, una ONG que lucha contra la violencia machista. El novio de Chiara Páez, de 14 años, embarazada, la mató y la enterró en el jardín con ayuda de sus padres. Él tiene 16. Fue el 11 de abril. Ahí empezó un movimiento, #niunamenos, que ha logrado implicar a toda la sociedad argentina, políticos, famosos, periodistas, y que culminó este miércoles con una manifestación inédita en varias ciudades del país en la que cientos de miles reclamaron más medidas contra la violencia machista, que mata una mujer cada 30 horas en Argentina.


En Buenos Aires, en la plaza del Congreso la multitud estaba tan apretujada que era difícil salir o entrar de ella. Una mayoría de mujeres, pero también miles varones de todas las clases sociales y edades, algunos con sus niños, militantes kirchneristas y de partidos de izquierda, de sindicatos y colectivos estudiantiles, independientes, oficinistas que salieron antes de su trabajo para marchar componían una marea humana en contra de la violencia machista.

Una de las columnas de manifestantes partió del centro financiero de la capital. Eran empleados bancarios agrupados en su sindicato y marchaban por la Avenida de Mayo, la llamada Gran Vía porteña, rumbo al Congreso. “Marcho porque no quiero más mujeres golpeadas. Vengo por mi hija, que tiene 11 años. Lo peor es cuando algunos comentan sobre el golpeador: ‘Por algo lo hizo’”, comentaba Gabriela, bancaria de 44 años. “Los violentos entran por una puerta a la comisaría y salen por la otra”, se quejaba la manifestante.

La violencia machista es un problema muy grave en toda América Latina. “Ya sabemos que este es un continente muy machista, pero nosotros creemos que con buenas políticas públicas se pueden cambiar las cosas, tenemos el ejemplo de España, donde hay un ministerio de Igualdad, aquí no existe”, asegura Túñez. En Argentina no hay ni siquiera estadísticas oficiales. En España, con una población similar (46 millones frente a 43) murieron el año pasado 51 mujeres. En Argentina, 277. Pero en España son cifras oficiales de la policía. En Argentina las elabora Casa Encuentro leyendo cada día 120 periódicos y dos agencias de noticias, con lo que muchas se quedan fuera.

Argentina vive un momento de efervescencia política y de gran división, en plena campaña electoral para las presidenciales de octubre. Sin embargo, la movilización del #niunamenos en las redes ha sido de tal calibre que todos los candidatos se han unido a las reclamaciones de este grupo. “En un momento en que la Argentina está rajada entre kirchneristas y antikirchneristas, esto cortó la brecha, es muy positivo que todos los candidatos y la propia presidenta se hayan sumado a esta lucha. Demuestra que nos podemos poner de acuerdo para cambiar cosas importantes”, señala Mercedes Funes, editora general de la revista Gente, una de las más leídas del país, y promotora de la marcha, que surgió de un grupo de periodistas.

La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, lanzó en su twitter varios mensajes a favor de la iniciativa y todos los candidatos y varios ministros, gobernadores y alcaldes se han fotografiado con el cartel de #niunamenos. "Ahora hay que pasar de la foto a los hechos, hay que cambiar muchas cosas. Pero estamos muy esperanzadas, esto no había pasado nunca", resume Túñez.

La violencia machista mata una mujer cada 30 horas en Argentina, una lacra que se extiende a toda América Latina

En la manifestación se veían muchos grupos de mujeres de barrios populares. “¡Justicia, justica, a las mujeres no parada de matar!”, cantaban unas del kirchnerista Nuevo Encuentro que venían de los suburbios de José C. Paz. Unas trabajadoras sociales con pancartas las aplaudían. “¡Gracias por venir”, las felicitaba una profesional. “Que no maten más, basta, que se corte”, imploraba Cecilia, militante de 40 años de Nuevo Encuentro. Cerca de allí iban marchando mujeres que están terminando sus estudios primarios o secundarios en el programa gubernamental Ellas Hacen en La Matanza, el municipio más poblado de la periferia.

Un cambio cultural

El movimiento se ha fraguado en tres semanas pero ha prendido de tal manera en las redes sociales y entre personajes conocidos que se ha extendido a los países vecinos, donde este problema también es un asunto muy sensible. En Santiago de Chile se convocó otra marcha y Montevideo y otras ciudades uruguayas se sumaron a la idea. Incluso Miami.

Las peticiones son muy claras. En Argentina ya hay una ley, que las organizaciones asumen como adecuada, contra la violencia machista. Pero no se aplica. No se ha desarrollado ni se le ha dotado de presupuesto. Y esa es una de las reclamaciones principales. Otra es formar a los policías, a los fiscales, a los jueces que tienen que atender estos casos. También exigen estadísticas oficiales. “Pero lo más importante es lograr un cambio cultural, trabajar en las escuelas”, asegura Funes.

Muchos colegios argentinos han discutido la cuestión en sus aulas y se ha detectado un fuerte machismo y una gran dosis de violencia entre los adolescentes, explica Funes. Ella misma ha sido testigo en varias charlas. Las organizadoras saben que no se va a acabar en un día con una violencia atávica, incrustada en la sociedad, pero están convencidas de que por primera vez han logrado meter en la agenda pública un asunto antes escondido.

“Basta de jueces patriarcales”, reclamaba una pancarta en la manifestación de Buenos Aires. “Si te pega, no te quiere”, decía otra en una marcha que organizaron feministas pero que fue apoyada hasta por la Iglesia católica. “No sé si la marcha es inédita, pero era necesaria para erradicar el machismo y el paternalismo de las cabezas de la gente”, opinaba entre los manifestantes el diputado bonaerense Fernando Navarro, del kirchnerista Movimiento Evita, en honor a la segunda esposa de Juan Domingo Perón. “También se requiere más presencia del Estado para defender a las mujeres y que se acaben los fallos judiciales deplorables por su concepción machista. Esta movilización sirve como control social”, se ilusionaba Navarro, mientras un manifestante desfilaba con un crespón violeta feminista prendido de su camiseta del Boca Juniors.

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