Serena Williams vence a la gripe y a Safarova y conquista el título


París, As
En la sobremesa del jueves, poco antes de que Serena Williams sufriera toda una penitencia para ganar el pase a la final ante la suiza Bacsinszky, una curiosa escena, inadvertida para los paseantes, sobrevenía entre dos 'brasseries' de la Porte D'Auteuil, a pocas decenas de metros del Stadium de Roland Garros: Oracene Williams, la madre de Serena, paseaba e invitaba a helados a Charlotte, la hija mayor de Patrick Mouratoglou, el entrenador francés de Serena. En 2013, Patrick Mouratoglou se divorció de su mujer, Clarisse (distinguida diseñadora de interiores), cuando comenzó a entrenar a Serena... y estalló una relación sentimental entre técnico y jugadora que costó el divorcio a Mouratoglou y compuso una nueva vida para Serena Williams. Dos años después, Serena, la número uno del tenis mundial, habla un francés aceptable, se encuentra en París mejor que en cualquiera de sus residencias americanas y es la clave maestra en torno a la que gira el tejido de una 'new family': ella misma, su madre Oracene, Patrick Mouratoglou, las hijas de Mouratoglou...


Todo ese entorno ha protegido y blindado a Serena Jameka Williams para que la campeonísima criada en el gueto californiano de Compton supere el virus que la asaltó entre tercera y cuarta rondas en este Roland Garros. Ese virus la tuvo al borde del KO ante Azarenka, Stephens y, casi al otro lado de la línea roja... ante Timea Bacsinszky y la checa Lucie Safarova, en la final. Al final de ese sendero de espinas estaba el estupendo jardín de rosas situado en el gran estadio de la Porte D'Auteuil: al batir por 6-3, 6-7 y 6-2 (3) a la zurda Safarova en su tercera final en Roland Garros (también ganó las dos anteriores, en 2002 y 2013), Serena Williams (33 años) suma su título número 20 en Grand Slam, ya dos por delante de los 18 de Martina Navratilova y Chris Evert... y ya a solo a dos de distancia de la plusmarca de 22 que mantiene Steffi Graf. "Serena nunca deja de asombrarme. Cuando la acosan hasta el límite, cava trincheras y saca energías de dentro de sí, de un modo que no he visto en nadie más. Esa y así es Serena. He visto pocos casos como ella en el mundo del deporte", dijo a AS el propio Patrick Mouratoglou. Aparte de la estabilidad sentimental, Mouratoglu ha introducido resortes estratégicos y defensivos en el arsenal de Serena.

Tras su primera final en Grand Slam, Safarova (semifinalista en Wimbledon y también en dobles en este Roland Garros, en el que apeó a Muguruza en cuartos) saltará el lunes al séptimo lugar mundial desde el número 13 que tenía cuando arrancó en París. La zurda de Brno es la primera checa en la final de los Internacionales de Francia tras Hana Mandlikova, campeona en 1981 ante Hanika. Con saques hasta a 196 km/h de velocidad punta, Serena estableció un control que parecía inapelable: 6-3, 4-1 y 40/15. Todo parecía sentenciado y justo ahí, Safarova anotó su primer punto de rotura a favor (0/0 hasta ahí)... en preludio de dos 'breaks' consecutivos sobre los turnos de servicio de Serena: de 4-1 a 4-5 para Safarova en ese segundo set. Serena recuperó la situación (4-5 y 30/30) al servicio en el décimo juego. En el undécimo juego, Williams volvió a acelerar (6-5)... y sacó para ganar el partido en 6-5: cuando Safarova salió de las cuerdas con la tercera rotura del set, de paso para detonar el 'tiebreak' con 7/3. Safarova llegaba aquí con un balance de 0-8 ante Williams.

En esa transición entre el final del segundo set y comienzo del tercero, Safarova mandaba en una velocidad extra: crecida, y a lomos de su duro y angulado peloteo plano, Lucie escapó con 2-0 en el tercer set. En ese momento, Safarova viajaba en un parcial de 8-2, había ganado ocho de diez juegos. Serena rompió la inercia en el tercer juego (2-1)... y en el cambio se negó fieramente a que la protegieran con una sombrilla: "I dont need it, no necesito eso". Había llegado el momento de defender ferozmente la trinchera, lo que Mouratoglou describía. Solo Serena Williams, la campeonísima, podía salvar a la soldado Serena en el arenal de la Chatrier. En pleno 'rush' de adrenalina, acorazada con gritos salvajes de 'C'moon', 'Vamoos', Serena ya no perdonó a Safarova y remató la final en dos horas y un minuto con un parcial-apisonadora: 6-0. Firmó once saques directos, dentro de 34 golpes ganadores (Safarova, 16)... y una ola de 42 errores no forzados (Safarova, 17)... que no sepultaron para nada a Serena Jameka Williams Price, residente en París. "Ha sido un partido complicado. Lucie ha estado agresiva y magnífica. Es un sueño para mí haber ganado en París de esta manera", dijo Serena en su ya buen francés: también se acordó de toda su familia... y del público: "Todos son magníficos conmigo, aquí en París". Antes de recoger por tercera vez la Coupe Suzanne Lenglen, de manos de Martina Navratilova, Serena se dio un abrazo de pareja con Patrick Mouratoglou. Y después, Oracene y Charlotte se fueron en busca del helado vespertino a Auteuil. Ici París, Ici Serena.

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