México: Asesinado a balazos un candidato a diputado federal del PRD
Un comando armado irrumpió en la sede de campaña de Chalco y le mató
Jan Martínez Ahrens
México, El País
Entraron, apuntaron y le mataron. A balazos en el pecho. Miguel Ángel Luna Munguía, candidato a diputado federal por el PRD, cayó abatido hoy en su propia oficina de campaña a manos de un comando armado. Su muerte recordó, otra vez, que hacer política en México es un oficio peligroso. De norte a sur, los ataques se suceden. En menos de tres meses se han registrado 70 incidentes violentos, con 19 asesinatos. Entre las víctimas figuran candidatos, dirigentes, asesores o simples militantes. A veces murieron a manos del narco, otras por venganzas y, en muchas ocasiones, por motivos que, en un país donde solo el 3% de los crímenes acaban en condena, permanecerán para siempre en la oscuridad. En el caso de Luna Munguia, de 45 años, no hay aún ninguna hipótesis oficial. La condena de los partidos fue unánime.
El político, abogado de carrera, se definía sí mismo como el “candidato que escucha y atiende a la comunidad”. En sus fotos de Facebook siempre aparecía rodeado de ciudadanos, en actitud considerada. No era un novato. De 2003 a 2006 fue alcalde de Valle de Chalco (350.000 habitantes) con el PRI. Ahora, en las filas del PRD, buscaba un escaño federal por el Distrito 32.
A diferencia de otros asesinatos políticos, este se registró en un municipio que dista solo 35 kilómetros de la Ciudad de México, en el gigantesco anillo urbano que rodea la metrópolis. Los criminales, tres hombres armados, según las primeras versiones, se dieron a la fuga sin encontrar resistencia. A sus espaldas dejaron al candidato moribundo. Poco después falleció en el hospital. La rapidez y seguridad con la que actuaron sugiere que disponían de información precisa sobre sus movimientos.
El anterior crimen fue el de Lorenzo Méndez Morales, alcalde y coordinador de campaña de un candidato a diputado federal del PRI en Puebla. Cuando caminaba cerca de su casa, dos hombres en motocicleta se detuvieron junto a él. Uno sacó el arma y le mató. Luego huyeron. Hasta la fecha no ha habido detenciones.
Tampoco las hubo en el caso de Aidé Nava González, de 41 años, precandidata del PRD a Ahuacuotzingo, un pueblo de la montaña de Guerrero. La cabeza de Aidé fue hallada a principios de marzo sobre una pista de tierra. A su lado, en una tela blanca, había un mensaje escrito con letras rojas: “Esto le va a pasar a todos los putos chaqueteros y políticos que no se quieran a linear. Firmado: Puro Rojo ZNS”. Antes de morir, Aidé fue torturada y, aún viva, le cortaron el cuello. Su marido, también candidato, había muerto un año antes a manos del narco. Lo mataron delante de ella. Con el crimen de Aidé comenzó la lista de asesinatos de esta campaña. Está por ver que el de Luna Munguía sea el último.
Jan Martínez Ahrens
México, El País
Entraron, apuntaron y le mataron. A balazos en el pecho. Miguel Ángel Luna Munguía, candidato a diputado federal por el PRD, cayó abatido hoy en su propia oficina de campaña a manos de un comando armado. Su muerte recordó, otra vez, que hacer política en México es un oficio peligroso. De norte a sur, los ataques se suceden. En menos de tres meses se han registrado 70 incidentes violentos, con 19 asesinatos. Entre las víctimas figuran candidatos, dirigentes, asesores o simples militantes. A veces murieron a manos del narco, otras por venganzas y, en muchas ocasiones, por motivos que, en un país donde solo el 3% de los crímenes acaban en condena, permanecerán para siempre en la oscuridad. En el caso de Luna Munguia, de 45 años, no hay aún ninguna hipótesis oficial. La condena de los partidos fue unánime.
El político, abogado de carrera, se definía sí mismo como el “candidato que escucha y atiende a la comunidad”. En sus fotos de Facebook siempre aparecía rodeado de ciudadanos, en actitud considerada. No era un novato. De 2003 a 2006 fue alcalde de Valle de Chalco (350.000 habitantes) con el PRI. Ahora, en las filas del PRD, buscaba un escaño federal por el Distrito 32.
A diferencia de otros asesinatos políticos, este se registró en un municipio que dista solo 35 kilómetros de la Ciudad de México, en el gigantesco anillo urbano que rodea la metrópolis. Los criminales, tres hombres armados, según las primeras versiones, se dieron a la fuga sin encontrar resistencia. A sus espaldas dejaron al candidato moribundo. Poco después falleció en el hospital. La rapidez y seguridad con la que actuaron sugiere que disponían de información precisa sobre sus movimientos.
El anterior crimen fue el de Lorenzo Méndez Morales, alcalde y coordinador de campaña de un candidato a diputado federal del PRI en Puebla. Cuando caminaba cerca de su casa, dos hombres en motocicleta se detuvieron junto a él. Uno sacó el arma y le mató. Luego huyeron. Hasta la fecha no ha habido detenciones.
Tampoco las hubo en el caso de Aidé Nava González, de 41 años, precandidata del PRD a Ahuacuotzingo, un pueblo de la montaña de Guerrero. La cabeza de Aidé fue hallada a principios de marzo sobre una pista de tierra. A su lado, en una tela blanca, había un mensaje escrito con letras rojas: “Esto le va a pasar a todos los putos chaqueteros y políticos que no se quieran a linear. Firmado: Puro Rojo ZNS”. Antes de morir, Aidé fue torturada y, aún viva, le cortaron el cuello. Su marido, también candidato, había muerto un año antes a manos del narco. Lo mataron delante de ella. Con el crimen de Aidé comenzó la lista de asesinatos de esta campaña. Está por ver que el de Luna Munguía sea el último.