Florentino Pérez y su trato a los iconos del Real Madrid

Madrid, ABC
Tengo un sentimiento que no sé si considerarlo extraño. Pese a que me encanta el fútbol y vibro con él, no empatizo con los futbolistas más allá de sus méritos en el campo. Si un jugador de mi equipo baja su rendimiento, soy implacable, le estoy muy agradecido pero deseo que se marche del club, o que ocupe un cómodo asiento en el banquillo dejando paso a nuevos jugadores con mejor rendimiento o más ganas. Lo que manda es el rendimiento, no el currículum.
Y es que me cuesta comprender que el aficionado tenga que apoyar 100% a personas que han disfrutado una vida soñada y que, además, han dejado su futuro absolutamente resuelto. Como si su vida dependiera de cobrar 7,5 millones o 10, por poner un ejemplo al azar.



Estos días leo (y oigo) muchas críticas a Florentino Pérez por el caso Sergio Ramos, como si el presidente tuviera la obligación de ofrecer una desorbitada cifra al jugador solo porque sea un símbolo del club, “un madridista de corazón”.

Tras esas críticas, siempre viene el recuerdo al pasado, los casos de mitos del Real Madrid que salieron por la puerta de atrás durante su mandato. Primero se cita a Fernando Hierro, un jugador al que no se renovó cuando tenía ya casi 36 años y una velocidad similar a la de un jugador de 50, para posteriormente seguir con Redondo (las lesiones le asediaron en el Milan), Guti (nos desesperaba a todos y se fue con 34 años) y Raúl. De éste último, que se fue con 33 años, conviene recordar que su nivel había bajado claramente y ya no iba convocado con la selección española, a pesar de que siempre tuvo una profesionalidad admirable y aún hoy sigue marcando goles.

Aunque aún no se ha ido, también se le reprocha su trato a Casillas, da igual que el portero lleve tres temporadas a cual peor y sea uno de los grandes culpables de que el Madrid no haya ganado ni un título esta temporada. Todo lo que no sea una salida de Iker será nefasto para el club, pero a Florentino se le achacará que no ha sabido gestionar bien la salida de un mito, no se dirá que el portero ha retrasado en exceso su marcha.

Y finalmente tenemos el tema Ramos, jugador al que se le ha ofrecido una renovación más que interesante para un central de 29 años que el jugador no ha querido aceptar porque considera que debe cobrar más. Todo ello poco más de dos semanas después del triplete del Barça.

Todo este tema deja la sensación de que cualquier excusa es buena para criticar a Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid tiene muchos defectos, y su gestión deportiva demasiadas lagunas, pero atacarlo por negar una renovación desorbitada empieza a rayar la obsesión.

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