F1: Hamilton se impone en Montreal y Alonso abandona de nuevo


Manuel Franco, As
Le miraban con miedo. Esperaban terremoto, pero ha aprendido a respirar. Dos, tres, mil veces. Decenas de cámaras. Esperando. “Este chico no puede ni mear tranquilo”, dijo un aficionado español que se metió en el paddock con quién sabe qué pase. Fernando Alonso hablaba con Edoardo Bendinelli, su amigo, su fisioterapeuta y cuñado esperando el antidopaje. La Prensa esperaba afuera, a unos cuarenta metros, pero algunos camarógrafos trataban de encontrar la instantánea del español. Minutos antes caminaba rodeado de fotógrafos por el paddock, gafas de sol oscuras, ropa en blanco y negro, a su lado Edo y también la jefa de prensa de McLaren Silvia Hoffer. Nadie le hablaba. Esta vez sí, el león enjaulado intentó salir de la trampa.


Ya llevaban tiempo por radio avisando, pero era la vuelta nueve cuando le pidieron que ahorrase gasolina y dijo que no. No quiero. No. Así de claro. Después lo intentó explicar, pero antes dijo que estaba harto de pilotar como un aficionado. Poco antes nos regaló unas vueltas de piloto de esos que antes, de los que se jugaban la vida y provocaban emociones, de los que ponían pasión a este deporte de locos. Vettel intentando adelantarle con un coche mucho más potente, con ese que dejó el astur, y no podía, y blocaba frenos, pero ni por esas. Fue toda una demostración de talento del genio astur. Un poquito de magia, de luz en las tinieblas. Poco más. Detalles para los que saben apreciarlo. Pero después todo se volvió negro. A Fernando finalmente le pasó Vettel dos veces, en plena recta, pero también Massa, Nasr, Sainz y Verstappen… Un desastre que se iba a hacer más evidente cuando su motor, su propulsor nuevo, ya saben Mariano y todas esas cosas… perdía potencia y tenia que abandonar.

Mientras, el piloto con el que había jugado al escondite, con ese Ferrari, terminaba quinto saliendo desde atrás del todo con una gran estrategia. Así acabó Vettel. Justo detrás de Kimi Raikkonen. Y de Bottas, primer podio para el finlandés. Y de Rosberg, segundo. Otra vez, tras dos victorias consecutivas. Todos detrás de él.

Porque volvió a ganar el actual monarca de la Fórmula1, un Lewis Hamilton que con un pilotaje que parece fabricado para este circuito volvió a ganar en Montreal, en un circuito donde la gente le adora, una pista en la que ganó por primera vez en 2007 y en la que ha vuelto a vencer para dar un golpe de autoridad, recordar que este título debe ser suyo, más allá de Mercedes, de juegos de cartas en Mónaco y de alemanes que quieren ser lo que no pueden.

Por detrás de esos cinco primeros, un gran Felipe Massa que protagonizó un inicio de pasada tras pasada y Maldonado, primeros puntos para el venezolano. Y cerca de los puntos Carlos Sainz. El madrileño por delante del Red Bull de Daniel Ricciardo, al que adelantó tras una bonita batalla y a solo dos décimas de Checo Pérez con su Force India de motor Mercedes.

Quien no acabó esta vez fue Roberto Merhi, primer abandono para él cuando iba delante de su compañero. Y los dos McLaren, también Button, ahí en la lista de lo que no llegaron. Se les esperaba. Se les sigue esperando…

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