El Eurogrupo rechaza un tercer rescate a Grecia antes del referéndum
Atenas propone un plan de ayuda de dos años con el mecanismo de estabilidad europeo
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Ante la crónica de una suspensión de pagos anunciada, Grecia sorprendió este martes a Europa con un movimiento inesperado. El primer ministro Alexis Tsipras pidió, a la desesperada, un tercer rescate, una ampliación del programa actual mientras se llega a un acuerdo, y un alivio de la deuda. El Eurogrupo no aceptó ese envite político: Europa considera que tiene a Tsipras contra las cuerdas y quiere cobrarse la pieza. Los socios del euro ya no ven posible una prórroga y quieren esperar al resultado del referéndum del domingo para empezar a discutir el tercer rescate. Atenas se comprometió a enviar una nueva propuesta, que examinará hoy de nuevo el Eurogrupo. Grecia consigue así detener el reloj al menos unas horas, pero se enfrenta a una situación explosiva.
Una de las características de la tragedia clásica es que generalmente termina en un desenlace funesto, sean cuales sean las decisiones que tomen sus protagonistas. Alexis Tsipras intentó este martes cambiar el curso de los acontecimientos con una jugada sorprendente: trató de convertir la tragedia en algo distinto. No lo consiguió. Ni de lejos. Grecia remató una última semana marcada por una vorágine de giros copernicanos reclamando un tercer rescate completo a los socios europeos y una prórroga del programa actual: una propuesta casi a la desesperada, una petición de auxilio en toda regla. No hubo fumata blanca. El Eurogrupo telefónico, con los ministros de Finanzas de la eurozona convocados de urgencia, rechazó el envite con cajas destempladas: con alguna intervención durísima ante las peticiones de Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas heleno. No hubo una sola concesión. Varoufakis propuso incluso la retirada del referéndum sobre el plan europeo a cambio del sí de los socios, según una alta fuente del Eurogrupo. Tampoco ese intento dio resultado.
Tras esa negativa rotunda, varios miembros del Gobierno griego especulaban anoche con renunciar por iniciativa propia al referéndum sobre la penúltima propuesta, a la vista de que el Eurogrupo dejó claro que en ningún caso habrá prórroga. Los socios del euro empezarán hoy a estudiar un tercer rescate, pero esa negociación no será rápida, y la canciller Angela Merkel dejó claro que en ningún caso nadie en Europa piensa mover un dedo hasta el domingo. La situación en Atenas se complica dramáticamente. El segundo rescate ya ha expirado: se han desvanecido posibles ayudas por importe de 16.000 millones. Grecia se encamina a pasos agigantados hacia una recesión profunda, con los bancos cerrados a cal y canto y un corralito demoledor para la economía y el sector financiero heleno. Atenas puso el broche a una jornada nefasta para sus intereses con una solicitud de aplazamiento del pago de 1.500 millones al FMI, que vence en la media noche de este martes.
Las malas noticias se multiplican, pero lo peor no es eso: lo más preocupante es que la confianza de los acreedores anteriormente llamados socios con el Gobierno griego —y viceversa— se ha desvanecido. Atenas se comprometió a enviar una nueva propuesta hoy, que será examinada una vez más por el Eurogrupo, basándose en el último plan de la Comisión Europea. Así consigue, al menos, parar el reloj y alargar las fechas límite: el BCE, según las fuentes consultadas, no tiene previsto cortar definitivamente el grifo a la banca en su reunión de hoy. Pero Grecia tiene pocos motivos para el optimismo. Con las autoridades griegas cada vez más nerviosas, Europa se ha plantado. La posición europea consiste ahora en esperar y ver: los socios no quieren tomar una sola decisión antes de ver el resultado del referéndum, si es que al final se celebra.
Atenas aún debe 29.000 millones de euros hasta 2017
Al Gobierno de Alexis Tsipras aún le queda un largo camino plagado de préstamos hasta 2017: una deuda de algo más de 29.000 millones de euros a varios organismos —entre ellos, 9.162 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI)— entre 2015 y 2017, según una carta que Tsipras envió ayer a la Comisión en la que explica que el país tiene “problemas financieros urgentes”. Tan solo este año, Grecia deberá desembolsar 12.335 millones; 7.191 más en 2016 y otros 9.619 en 2017.
Ante el escenario de interminables deudas de aquí a 24 meses, el primer ministro heleno ha pedido a sus acreedores un tercer rescate “para poder hacer frente a sus pagos”, según la misiva de dos páginas. “Grecia está plenamente comprometida con su deuda exterior y asegurará la viabilidad de la economía griega, el crecimiento y la cohesión social”.
Atenas pide un tercer paquete de ayuda multimillonario, de al menos 30.000 millones para los dos próximos años. Reclama una prórroga del actual rescate hasta que se negocie el tercer paquete. Y en paralelo demanda una reestructuración, a la vista de que su endeudamiento es impagable. La petición griega no dice una sola palabra de las condiciones asociadas, pero las espinas van implícitas con el resto de la rosa: en Europa la ecuación “dinero a cambio de recortes y reformas” es sagrada. La última propuesta de la Comisión ofrecía algunas concesiones adicionales respecto al plan que pretenden someter los griegos a referéndum, más un paquete de inversión y crecimiento de 35.000 millones de euros, y la ansiada reestructuración de deuda para octubre. Pero ese plan ya es historia: el Eurogrupo asegura que es tarde para ampliar el rescate.
Eso deja a Atenas sin programa, con una grave situación económica y financiera y con un horizonte político de lo más complicado. “El Gobierno griego empieza a ver que puede quedar en una posición muy difícil; tiene las de perder el domingo. La situación de liquidez de la banca es dramática, incluso con el corralito y los controles de capital. Y, con la economía parada y sin bancos, Atenas cualquier día puede tener problemas para pagar las pensiones”, indicaron fuentes del Eurogrupo.
La propuesta de Atenas no entra en detalles, pero deja claras unas cuantas cosas. Una: Tsipras necesita imperiosamente un nuevo rescate europeo. Dos: no quiere al FMI a bordo. Tres: reclama la reestructuración de deuda prometida en noviembre de 2012 por el propio Eurogrupo. Y cuatro: mientras todo eso llega, el Ejecutivo de Syriza ve imprescindible una ampliación del programa actual que no llegará. Europa no está por la labor. “Es muy tarde para una prórroga”, dijo el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “Un nuevo programa podría tener incluso condiciones más duras”, advirtió. Si es así, el futuro de Grecia se tambalea. Y los mercados decidirán si el efecto contagio, muy moderado hasta ahora, reaviva la crisis del euro.
Claudi Pérez
Bruselas, El País
Ante la crónica de una suspensión de pagos anunciada, Grecia sorprendió este martes a Europa con un movimiento inesperado. El primer ministro Alexis Tsipras pidió, a la desesperada, un tercer rescate, una ampliación del programa actual mientras se llega a un acuerdo, y un alivio de la deuda. El Eurogrupo no aceptó ese envite político: Europa considera que tiene a Tsipras contra las cuerdas y quiere cobrarse la pieza. Los socios del euro ya no ven posible una prórroga y quieren esperar al resultado del referéndum del domingo para empezar a discutir el tercer rescate. Atenas se comprometió a enviar una nueva propuesta, que examinará hoy de nuevo el Eurogrupo. Grecia consigue así detener el reloj al menos unas horas, pero se enfrenta a una situación explosiva.
Una de las características de la tragedia clásica es que generalmente termina en un desenlace funesto, sean cuales sean las decisiones que tomen sus protagonistas. Alexis Tsipras intentó este martes cambiar el curso de los acontecimientos con una jugada sorprendente: trató de convertir la tragedia en algo distinto. No lo consiguió. Ni de lejos. Grecia remató una última semana marcada por una vorágine de giros copernicanos reclamando un tercer rescate completo a los socios europeos y una prórroga del programa actual: una propuesta casi a la desesperada, una petición de auxilio en toda regla. No hubo fumata blanca. El Eurogrupo telefónico, con los ministros de Finanzas de la eurozona convocados de urgencia, rechazó el envite con cajas destempladas: con alguna intervención durísima ante las peticiones de Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas heleno. No hubo una sola concesión. Varoufakis propuso incluso la retirada del referéndum sobre el plan europeo a cambio del sí de los socios, según una alta fuente del Eurogrupo. Tampoco ese intento dio resultado.
Tras esa negativa rotunda, varios miembros del Gobierno griego especulaban anoche con renunciar por iniciativa propia al referéndum sobre la penúltima propuesta, a la vista de que el Eurogrupo dejó claro que en ningún caso habrá prórroga. Los socios del euro empezarán hoy a estudiar un tercer rescate, pero esa negociación no será rápida, y la canciller Angela Merkel dejó claro que en ningún caso nadie en Europa piensa mover un dedo hasta el domingo. La situación en Atenas se complica dramáticamente. El segundo rescate ya ha expirado: se han desvanecido posibles ayudas por importe de 16.000 millones. Grecia se encamina a pasos agigantados hacia una recesión profunda, con los bancos cerrados a cal y canto y un corralito demoledor para la economía y el sector financiero heleno. Atenas puso el broche a una jornada nefasta para sus intereses con una solicitud de aplazamiento del pago de 1.500 millones al FMI, que vence en la media noche de este martes.
Las malas noticias se multiplican, pero lo peor no es eso: lo más preocupante es que la confianza de los acreedores anteriormente llamados socios con el Gobierno griego —y viceversa— se ha desvanecido. Atenas se comprometió a enviar una nueva propuesta hoy, que será examinada una vez más por el Eurogrupo, basándose en el último plan de la Comisión Europea. Así consigue, al menos, parar el reloj y alargar las fechas límite: el BCE, según las fuentes consultadas, no tiene previsto cortar definitivamente el grifo a la banca en su reunión de hoy. Pero Grecia tiene pocos motivos para el optimismo. Con las autoridades griegas cada vez más nerviosas, Europa se ha plantado. La posición europea consiste ahora en esperar y ver: los socios no quieren tomar una sola decisión antes de ver el resultado del referéndum, si es que al final se celebra.
Atenas aún debe 29.000 millones de euros hasta 2017
Al Gobierno de Alexis Tsipras aún le queda un largo camino plagado de préstamos hasta 2017: una deuda de algo más de 29.000 millones de euros a varios organismos —entre ellos, 9.162 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI)— entre 2015 y 2017, según una carta que Tsipras envió ayer a la Comisión en la que explica que el país tiene “problemas financieros urgentes”. Tan solo este año, Grecia deberá desembolsar 12.335 millones; 7.191 más en 2016 y otros 9.619 en 2017.
Ante el escenario de interminables deudas de aquí a 24 meses, el primer ministro heleno ha pedido a sus acreedores un tercer rescate “para poder hacer frente a sus pagos”, según la misiva de dos páginas. “Grecia está plenamente comprometida con su deuda exterior y asegurará la viabilidad de la economía griega, el crecimiento y la cohesión social”.
Atenas pide un tercer paquete de ayuda multimillonario, de al menos 30.000 millones para los dos próximos años. Reclama una prórroga del actual rescate hasta que se negocie el tercer paquete. Y en paralelo demanda una reestructuración, a la vista de que su endeudamiento es impagable. La petición griega no dice una sola palabra de las condiciones asociadas, pero las espinas van implícitas con el resto de la rosa: en Europa la ecuación “dinero a cambio de recortes y reformas” es sagrada. La última propuesta de la Comisión ofrecía algunas concesiones adicionales respecto al plan que pretenden someter los griegos a referéndum, más un paquete de inversión y crecimiento de 35.000 millones de euros, y la ansiada reestructuración de deuda para octubre. Pero ese plan ya es historia: el Eurogrupo asegura que es tarde para ampliar el rescate.
Eso deja a Atenas sin programa, con una grave situación económica y financiera y con un horizonte político de lo más complicado. “El Gobierno griego empieza a ver que puede quedar en una posición muy difícil; tiene las de perder el domingo. La situación de liquidez de la banca es dramática, incluso con el corralito y los controles de capital. Y, con la economía parada y sin bancos, Atenas cualquier día puede tener problemas para pagar las pensiones”, indicaron fuentes del Eurogrupo.
La propuesta de Atenas no entra en detalles, pero deja claras unas cuantas cosas. Una: Tsipras necesita imperiosamente un nuevo rescate europeo. Dos: no quiere al FMI a bordo. Tres: reclama la reestructuración de deuda prometida en noviembre de 2012 por el propio Eurogrupo. Y cuatro: mientras todo eso llega, el Ejecutivo de Syriza ve imprescindible una ampliación del programa actual que no llegará. Europa no está por la labor. “Es muy tarde para una prórroga”, dijo el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. “Un nuevo programa podría tener incluso condiciones más duras”, advirtió. Si es así, el futuro de Grecia se tambalea. Y los mercados decidirán si el efecto contagio, muy moderado hasta ahora, reaviva la crisis del euro.