El Barça ya tiene la Quinta
Fue mejor que la Juventus, pero sufrió hasta el final para ser campeón. Rakitic marcó en el 4', empató Morata en el 55' y decidieron Luis Suárez (69') y Neymar (97'+). Polémico arbitraje de Çakir, que anuló un gol por mano de Neymar y al que se le reclamaron dos penaltis.
Berlín, As
El Barça tocó la quinta sinfonía en Berlín y conquistó la Copa de Europa de su historia al ganar a la Juventus por 1-3, completando así por segunda vez el triplete de Liga, Copa y Champions, algo que sólo los blaugrana han podido repetir a lo largo de la historia del fútbol. Luis Enrique entra en la leyenda del Barça, que es un equipo que ha vuelto a la excelencia más pura y que no parece que vaya a bajarse de ahí mientras en las filas blaugranas sigan jugando Iniesta y Messi, que se quedó sin marcar, pero que desde la sala de máquinas fue el director del juego blaugrana incluso en los momentos más duros, que los hubo.
Messi supo adoptar en cada momento el registro oportuno que requería al partido. Cuando el Barça necesitó atacar a una Juventus cerrada, Leo se puso en la sala de máquinas del equipo y cada una de sus diagonales de 30 metros era veneno para los defensas italianos. Cuando la Juventus dio el paso al frente y cercó la portería de Ter Stegen, Messi fue un diablo al contragolpe.
De la primera versión de Messi nació el primer gol del Barça, de la segunda, el de Suárez que deshacía el empate. Probablemente, el gol clave de la final. Estaba claro que una de las grandes virtudes de la Juventus era su espíritu de camaleón que le permite ser varios equipos distintos a lo largo de un partido. Tiene una capacidad de supervivencia el conjunto italiano integrada en su ADN y por eso supo levantar el partido cuando el inicio del Barça daba a entender que la final iba a ser un paseo militar.
Los dos primeros minutos de la Juventus fueron prometedores, el Barcelona parecía nervioso en defensa y se sacaba la pelota de encima como podía mientras sus jugadores resbalaban como si jugaran sobre una pista de hielo. Menos lo de los resbalones, que se prolongaron durante toda la noche, lo de los nervios al Barça se le pasaron en cuanto Messi tocó su primera pelota, la abrió para la incorporación de Neymar, que jugó con Iniesta, quien asistió a Rakitic que batía a Buffon provocando el delirio en las gradas del Estadio Olímpico.
El partido parecía cerrado, especialmente porque a partir del tanto de Rakitic el Barcelona le dio un señor baño a la Juventus durante quince minutos que se les hicieron interminables a los chicos de Allegri. Ahí es donde emergió la gigantesca figura de Buffon que si bien se vio sorprendido en la primera acción del partido, luego cerró la persiana y evitó que el encuentro se acabase en un decir Jesús.
Mientras Buffon se hacía impermeable ante Suárez y Neymar, Vidal decidió cortar el meneo del Barça por lo sano. El chileno sacó la guadaña de podar y empezó a tumbar jugadores del Barcelona como si fueran de papel. La amarilla que le enseñó el colegiado al segundo estacazo no refrenó su ánimo y perfectamente pudo ser expulsado antes de llegar a la media hora del partido.
No fue ese el único error del colegiado, que a los siete minutos ignoró una mano clamorosa de Lichsteiner dentro del área. Luego, los de la Juve le protestarían un posible penalti sobre Pogba y anularía un tanto al Barcelona por mano involuntaria de Neymar mucho mas discutible que la del defensa suizo.
Aferrados a las paradas de Buffon y a los pocos escrúpulos de Vidal, la Juve renació. Para ello encontró a un Morata fabuloso durante todo el rato que estuvo sobre el césped y un Pogba que demostró que la única forma de quitarle una pelota es contratar a los Mercenarios de Sylvester Stallone.
Acabó la primera parte con la sensación de que el Barcelona había perdonado al principio y que la Juve crecía. En la segunda, se confirmó el pronóstico con un decorado calcado. Salida fabulosa del Barcelona, que Buffon contuvo con la solvencia de un titán, especialmente en una mano que opuso a un chut de Suárez.
Tras el arreón inicial del Barça, la Juventus ofreció su mejor cara. A la aportación de Pogba y Morata se sumaron Marchisio y Tévez. Entre ellos construyeron el gol del empate, obra de un Morata que apunta a delantero para marcar época.
Con el Barça medio groggy, la Juve se fue arriba porque era cosa de “ahora o nunca”, pero no contaban con Messi, que sacó la vena contragolpeadora y en una cabalgada salvaje obligó a Buffon a rechazar un balón que quedó a pies de Suárez, que se desquitó de todas las paradas que le había hecho el italiano. El partido estaba decidido.
Siguió la Juve porfiando, pero el Barça, ya con Xavi en el campo supo defenderse con orden y perder tiempo como si los blaugranas fueran del mismo centro de Turín. Con los italianos volcados a la desesperada, Neymar sentenció el partido en la última jugada. La quinta, que supone tener la Copa en propiedad, ya es del Barça. Un equipo que ya es leyenda.
Berlín, As
El Barça tocó la quinta sinfonía en Berlín y conquistó la Copa de Europa de su historia al ganar a la Juventus por 1-3, completando así por segunda vez el triplete de Liga, Copa y Champions, algo que sólo los blaugrana han podido repetir a lo largo de la historia del fútbol. Luis Enrique entra en la leyenda del Barça, que es un equipo que ha vuelto a la excelencia más pura y que no parece que vaya a bajarse de ahí mientras en las filas blaugranas sigan jugando Iniesta y Messi, que se quedó sin marcar, pero que desde la sala de máquinas fue el director del juego blaugrana incluso en los momentos más duros, que los hubo.
Messi supo adoptar en cada momento el registro oportuno que requería al partido. Cuando el Barça necesitó atacar a una Juventus cerrada, Leo se puso en la sala de máquinas del equipo y cada una de sus diagonales de 30 metros era veneno para los defensas italianos. Cuando la Juventus dio el paso al frente y cercó la portería de Ter Stegen, Messi fue un diablo al contragolpe.
De la primera versión de Messi nació el primer gol del Barça, de la segunda, el de Suárez que deshacía el empate. Probablemente, el gol clave de la final. Estaba claro que una de las grandes virtudes de la Juventus era su espíritu de camaleón que le permite ser varios equipos distintos a lo largo de un partido. Tiene una capacidad de supervivencia el conjunto italiano integrada en su ADN y por eso supo levantar el partido cuando el inicio del Barça daba a entender que la final iba a ser un paseo militar.
Los dos primeros minutos de la Juventus fueron prometedores, el Barcelona parecía nervioso en defensa y se sacaba la pelota de encima como podía mientras sus jugadores resbalaban como si jugaran sobre una pista de hielo. Menos lo de los resbalones, que se prolongaron durante toda la noche, lo de los nervios al Barça se le pasaron en cuanto Messi tocó su primera pelota, la abrió para la incorporación de Neymar, que jugó con Iniesta, quien asistió a Rakitic que batía a Buffon provocando el delirio en las gradas del Estadio Olímpico.
El partido parecía cerrado, especialmente porque a partir del tanto de Rakitic el Barcelona le dio un señor baño a la Juventus durante quince minutos que se les hicieron interminables a los chicos de Allegri. Ahí es donde emergió la gigantesca figura de Buffon que si bien se vio sorprendido en la primera acción del partido, luego cerró la persiana y evitó que el encuentro se acabase en un decir Jesús.
Mientras Buffon se hacía impermeable ante Suárez y Neymar, Vidal decidió cortar el meneo del Barça por lo sano. El chileno sacó la guadaña de podar y empezó a tumbar jugadores del Barcelona como si fueran de papel. La amarilla que le enseñó el colegiado al segundo estacazo no refrenó su ánimo y perfectamente pudo ser expulsado antes de llegar a la media hora del partido.
No fue ese el único error del colegiado, que a los siete minutos ignoró una mano clamorosa de Lichsteiner dentro del área. Luego, los de la Juve le protestarían un posible penalti sobre Pogba y anularía un tanto al Barcelona por mano involuntaria de Neymar mucho mas discutible que la del defensa suizo.
Aferrados a las paradas de Buffon y a los pocos escrúpulos de Vidal, la Juve renació. Para ello encontró a un Morata fabuloso durante todo el rato que estuvo sobre el césped y un Pogba que demostró que la única forma de quitarle una pelota es contratar a los Mercenarios de Sylvester Stallone.
Acabó la primera parte con la sensación de que el Barcelona había perdonado al principio y que la Juve crecía. En la segunda, se confirmó el pronóstico con un decorado calcado. Salida fabulosa del Barcelona, que Buffon contuvo con la solvencia de un titán, especialmente en una mano que opuso a un chut de Suárez.
Tras el arreón inicial del Barça, la Juventus ofreció su mejor cara. A la aportación de Pogba y Morata se sumaron Marchisio y Tévez. Entre ellos construyeron el gol del empate, obra de un Morata que apunta a delantero para marcar época.
Con el Barça medio groggy, la Juve se fue arriba porque era cosa de “ahora o nunca”, pero no contaban con Messi, que sacó la vena contragolpeadora y en una cabalgada salvaje obligó a Buffon a rechazar un balón que quedó a pies de Suárez, que se desquitó de todas las paradas que le había hecho el italiano. El partido estaba decidido.
Siguió la Juve porfiando, pero el Barça, ya con Xavi en el campo supo defenderse con orden y perder tiempo como si los blaugranas fueran del mismo centro de Turín. Con los italianos volcados a la desesperada, Neymar sentenció el partido en la última jugada. La quinta, que supone tener la Copa en propiedad, ya es del Barça. Un equipo que ya es leyenda.