Benítez: cada vez más ofensivo, aunque menos equilibrado
Madrid, AS
Rafa Benítez ya ha aterrizado en la Casa Blanca, con todo lo que ello conlleva. Dispondrá de una plantilla de lujo, de todos los medios para ejercer su trabajo y de capital casi ilimitado para satisfacer sus necesidades; pero, como contrapeso, estará bajo el constante escrutinio a que es sometido el Real Madrid, a la fiscalización de su labor desde el minuto uno; o incluso antes, pues ya desde su presentación ha tenido que enfrentarse al principal adjetivo con que se describe el juego de sus equipos: defensivo.
"Aunque muchos dicen que somos defensivos, hemos hecho 104 goles con el Nápoles. Un equipo con calidad debe ser ofensivo", se espantó los tópicos Benítez durante su primera rueda de prensa como preparador blanco, muy al estilo de Ancelotti hace dos años, cuando el italiano prometió un equipo "ganador con un fútbol espectacular". No le falta razón, pues los números respaldan su teoría: la evolución de Rafa Benítez en su dilatada experiencia en la élite del fútbol ha sido claramente hacia el ataque, lejos ya sus escuadras de aquel Valencia que ganó dos Ligas desde el rigor en defensa.
En el banquillo de Mestalla, su Valencia basó su éxito en la rocosidad de su línea trasera: en tres Ligas, encajó 89 goles (27, 35 y 27 respectivamente) en un total de 114 encuentros ligueros, arrojando una media de 0,78 goles recibidos por choque. Su producción goleadora en esos campeonatos (178) fue discreta (51, 56 y 71, con una media de 1,56 tantos), pero le bastó para levantar dos títulos en tres cursos.
En Liverpool, a lo largo de seis temporadas en la Premier League, ya se empezó a apreciar un ligero cambio al alza en la tendencia: en 228 partidos, los 'reds' anotaron 371 dianas, con un promedio de 1,63, y recibieron 183, 0,80 de media. Sus experiencias ligueras en Inter de Milán (promedio de 1,3 marcados y 0,93 encajados) y Chelsea (1,96 a favor y 1 en contra) fueron demasiado efímeras (ninguna alcanzó un curso completo) como para arrojar conclusiones.
Ha sido en Nápoles, a lo largo de dos temporadas, donde se ha apreciado el paso adelante definitivo. En San Paolo, la casa de Maradona, dirigió 76 partidos de Serie A: su Nápoles marcó 147 tantos (la media es de 1,93), aunque se mostró mucho más endeble atrás, encajando 93 goles, 1,2 por cada encuentro.
¿Conclusiones?: desde Valencia hasta Nápoles, los equipos de Benítez han experimentado un ascenso del 19,2% en los goles que marcan por choque, aunque también reciben un 35% más en su propia portería. En el Madrid, un club que conoce bien y donde cuenta con muchos de los mejores para atacar y defender, tendrá los mimbres necesarios que la estadística le sea todo lo favorable que él quiera.
Rafa Benítez ya ha aterrizado en la Casa Blanca, con todo lo que ello conlleva. Dispondrá de una plantilla de lujo, de todos los medios para ejercer su trabajo y de capital casi ilimitado para satisfacer sus necesidades; pero, como contrapeso, estará bajo el constante escrutinio a que es sometido el Real Madrid, a la fiscalización de su labor desde el minuto uno; o incluso antes, pues ya desde su presentación ha tenido que enfrentarse al principal adjetivo con que se describe el juego de sus equipos: defensivo.
"Aunque muchos dicen que somos defensivos, hemos hecho 104 goles con el Nápoles. Un equipo con calidad debe ser ofensivo", se espantó los tópicos Benítez durante su primera rueda de prensa como preparador blanco, muy al estilo de Ancelotti hace dos años, cuando el italiano prometió un equipo "ganador con un fútbol espectacular". No le falta razón, pues los números respaldan su teoría: la evolución de Rafa Benítez en su dilatada experiencia en la élite del fútbol ha sido claramente hacia el ataque, lejos ya sus escuadras de aquel Valencia que ganó dos Ligas desde el rigor en defensa.
En el banquillo de Mestalla, su Valencia basó su éxito en la rocosidad de su línea trasera: en tres Ligas, encajó 89 goles (27, 35 y 27 respectivamente) en un total de 114 encuentros ligueros, arrojando una media de 0,78 goles recibidos por choque. Su producción goleadora en esos campeonatos (178) fue discreta (51, 56 y 71, con una media de 1,56 tantos), pero le bastó para levantar dos títulos en tres cursos.
En Liverpool, a lo largo de seis temporadas en la Premier League, ya se empezó a apreciar un ligero cambio al alza en la tendencia: en 228 partidos, los 'reds' anotaron 371 dianas, con un promedio de 1,63, y recibieron 183, 0,80 de media. Sus experiencias ligueras en Inter de Milán (promedio de 1,3 marcados y 0,93 encajados) y Chelsea (1,96 a favor y 1 en contra) fueron demasiado efímeras (ninguna alcanzó un curso completo) como para arrojar conclusiones.
Ha sido en Nápoles, a lo largo de dos temporadas, donde se ha apreciado el paso adelante definitivo. En San Paolo, la casa de Maradona, dirigió 76 partidos de Serie A: su Nápoles marcó 147 tantos (la media es de 1,93), aunque se mostró mucho más endeble atrás, encajando 93 goles, 1,2 por cada encuentro.
¿Conclusiones?: desde Valencia hasta Nápoles, los equipos de Benítez han experimentado un ascenso del 19,2% en los goles que marcan por choque, aunque también reciben un 35% más en su propia portería. En el Madrid, un club que conoce bien y donde cuenta con muchos de los mejores para atacar y defender, tendrá los mimbres necesarios que la estadística le sea todo lo favorable que él quiera.