Arruabarrena, ante su momento más complicado

Diego Morini | canchallena.com
Se le escurre entre los dedos. Boca parece estar desbordándolo. El famoso universo xeneize que se fagocitó a tantos parece estar haciendo nuevamente su trabajo, ahora con Rodolfo Arruabarrena. Hoy, la pregunta es si haberse criado en la casa le alcanza para capear el temporal. Logró bajar las tensiones, es real, le dio una impronta diferente al equipo después de la frustrada tercera experiencia de Carlos Bianchi, es cierto, pero no parece permitirle sostener este momento de tensión. Arruabarrena está confundido, algo aturdido y camina por un terreno resbaladizo. El entrenador conoce el contexto, sabe lo que pesa la eliminación con River y también lo que implica haberse caído de la cima del certamen. Siente sobre su cabeza la mirada celosa de un cuerpo de dirigentes que ve cómo se resquebraja una estructura. Algunas determinaciones que tomó y las que no, son las que hoy ponen al Vasco ante un escenario que hace 18 días parecía inimaginable.


Lo que explotó tras la eliminación con River y que todavía lastima la confianza del plantel, deja a la luz las imperfecciones.

La caída frente a Vélez fue un golpe más, pero no uno definitivo. Sí es verdad que el sopapo en Liniers expuso mucho más al DT de Boca. Lo que explotó tras la eliminación con River y que todavía lastima la confianza del plantel, deja a la luz las imperfecciones. Lo que se advierte desde la conducción del club es que el técnico terminó enredado en su propio círculo de confianza. La cercanía que creó con los jugadores terminó por coartarlo a la hora de las decisiones importantes. El berrinche de Osvaldo en el vestuario del Monumental, por no haber jugado el primer clásico de la Copa ante River, pesa en esta historia, porque allí quedó golpeada la autoridad de la cabeza del grupo. De la misma manera que no gustó para nada entre los dirigentes cómo quedó en evidencia el técnico en la Bombonera cuando intentó arrear a sus jugadores para salir de la cancha en medio del escándalo ante los millonarios. Y mucho menos que sus futbolistas le dieran la espalda. Así como no cayó bien que en San Juan, uno de los referentes del grupo haya tenido un muy mal trato con un alto dirigente por no haber conseguido un vuelo chárter. El cuerpo técnico miró sin intervenir y sin bajar una línea de respeto por la autoridad de la delegación.

No son las únicas cuestiones que pesan sobre Arruabarrena, porque se le cuestiona, aunque en silencio, la falta de definición por un equipo titular. No utilizar a algunos futbolistas por los que Boca gastó mucho dinero también es otro grano que se le advierte. Dejar a Osvaldo, por el que se gastó 480.000 dólares por cuatro meses de contrato, afuera en el partido más importante del semestre, en el Monumental, le generó muchas críticas internas. Así como no usar a Gino Peruzzi, por el que Boca desembolsó US$ 3.500.000 para comprar el pase, al margen de ese encuentro, fue otro de los focos que no se podían explicar en la conducción xeneize. De la misma manera que, en la intimidad, muchos dirigentes no comprenden por qué eligió darle tantos minutos a Pavón en la Bombonera, ante River, y dejar en el banco a Nicolás Lodeiro. Y tampoco por qué no pidió anteayer, frente a Vélez, el artículo 225 para usar a Pablo Pérez.

A muchos no les agradó que el Vasco dijera públicamente, anteanoche, en Liniers, que le faltó rebeldía al grupo.

Algunas otras situaciones también potencian la idea de que quizá la presión que implica responder en el 'Mundo Boca' lo está desorientando al DT. Tanto que algunas versiones indican que en el plantel, algunas voces de peso entienden que sería bueno bajar más presión sobre el grupo. Aunque a muchos no les agradó que el Vasco dijera públicamente, anteanoche, en Liniers, que le faltó rebeldía al grupo.

Las palabras del técnico en el último tiempo desencadenaron diferentes reacciones. No fueron bien recibidas en el club las declaraciones del Vasco tras la eliminación de la Copa, cuando dijo que River sacó ventaja en los escritorios. De la misma manera que Daniel Angelici no entendió como afortunadas las críticas del DT hacia la TV cuando estaba instalado que River había presionado para cambiar las fechas de los dos superclásicos de la Libertadores. Incluso, algunas versiones aseguran que hubo una reunión muy intensa entre el presidente y el técnico por este tema.

Otras situaciones poco gratas aparecen ahora sobre la mesa y generan más incertidumbre. La diferencia de criterios que se advirtió entre el cuerpo técnico y el departamento médico de Boca por la lesión de Adrián Cubas obligó a Angelici a decir que él iba a encargarse de evaluar la situación. Así como también internamente causó mucho malestar aquello de la supuesta fiesta en medio de la concentración que se realizó en el hotel Madero.

Lo concreto es que aquel 70% de efectividad y el cambio de aire que imprimió Arruabarrena en su primera etapa ahora parecen no contar. El receso por la Copa América le da un poco de aire, aunque una derrota ante Newell's podría poner a todos ante una situación tensa. Es que estos dirigentes se convencieron casi sin más remedio de que el Vasco era el entrenador indicado. Pretendían a otros que no estaban disponibles. En aquel momento hasta charlaron con Alejandro Sabella, pero no prosperó ese proyecto porque el ex técnico del seleccionado quería tomarse un descanso y todavía hoy no está convencido de querer dirigir en la Argentina.

El futuro de Arruabarrena no aparece en riesgo porque las alternativas no existen. Aunque en la intimidad, muchos sienten que Boca está empezando a hacerle sentir su rigor.

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