48 años de la masacre de San Juan: Exdirigente minero pide recuperar la conciencia de clase del sector

La Paz, ANF
Gróver Alejandro Gutiérrez, rentista minero del departamento de Oruro, a 48 años de la Masacre de San Juan, pidió al sector minero recuperar la conciencia de clase y continuar siendo la vanguardia de la clase obrera del país.


“Han sido varias los acontecimientos luctuosos para enmarcar al proletariado minero como la vanguardia del pueblo boliviano. En esa época existía una característica en el movimiento minero, la solidaridad de clase, la identidad de clase, actualmente se vive la desideologización de la clase minera”, señaló el dirigente.

En una entrevista en Canal Universitario TVU, Gutiérrez explicó que todo este camino recorrido donde fueron protagonistas los trabajadores mineros, debería haber llevado al país a una maduración en el ejercicio del derecho de los trabajadores, pero afirmó que en los últimos tiempos con la implementación de la capitalización y la destrucción del aparato productivo del país, esta lucha no ha tenido frutos hasta el día de hoy.

“Y por otro lado remarcar que esto de la identidad de clase no conocía colores políticos, el sindicato es un espacio amplio de clase donde convergen todas las ideologías que reclaman la suerte y el destino de la clase obrera y de la implementación del cambio histórico que debería haber en el país. Pero un cambio histórico de verdad, un cambio histórico que solucione el problema social, político y económico del país”, complementó el exdirigente minero y hoy rentista.

Por su parte el periodista Carlos Soria Galvarro recordó que dicha masacre fue provocada por una situación particular que estaba produciéndose en ese momento. “El 65 fue un año duro porque en mayo se produce la captura de dirigentes, el cierre de minas, el exilio al que se obligada a casi toda la dirigencia minera. Y también choques armados donde hubo muertos y heridos. Lo más grave de todo la disminución de los salarios de mineros, mediante decreto, eso ocurrió en mayo del 65”, relató Soria Galvarro.

En ese escenario previo a la masacre de San Juan, señaló que los medios de comunicación jugaron un papel sumamente importante, desde las radioemisoras católicas como Radio Pio XII, dirigidas todas por el padre Gregorio Iriarte y el periódico La Patria en Oruro; “se constituían en instrumentos de movilización y denuncia”.

La masacre de “San Juan” ocurrió la víspera del 24 de junio de 1967, cuando la población de Catavi y Siglo XX se encontraba celebrando la festividad de “San Juan”, las familias de los mineros se encontraban alrededor de las fogatas, como era la costumbre.

Al día siguiente, el 24 de junio, se debía realizar el Ampliado Nacional de Mineros, en Siglo XX, donde iban a iniciar protestas contra la rebaja de un 50% de salarios; se dice que además se pretendía solicitar un aporte económico y voluntario para apoyar a la guerrilla de Ernesto “Che” Guevara.

Las autoridades de entonces y la casta militar sospechaban que al interior de los centros mineros se gestaba un movimiento guerrillero similar al del “Che” Guevara. Y en 1967 el entonces presidente de la república, René Barrientos, determinó intervenir brutalmente los centros mineros.

Además de trabajadores mineros, murieron mujeres, niños y campesinos que pernoctaban en el lugar. Radio Pio XII reportó 32 muertos identificados, pero diversos historiadores señalan que muchos de los muertos eran campesinos de paso, de quienes nunca se reclamó sus cuerpos y no se conoció su identidad, por lo que señalan que los muertos superaban esa cantidad.

Asimismo los heridos superaron la centena. Las mayores víctimas se registraron en el campamento denominado “La Salvadora”.

Las tropas militares también se desplazaron hacia la plaza del Minero, el local sindical de piedra, donde funcionaba la radio emisora “La Voz del Minero”, que fue intervenido y murieron quienes quisieron defenderlo.

El panorama que mostraba era de cuerpos inertes junto a las cenizas de las fogatas, heridos, madres desesperadas que intentaban tranquilizar a sus niños. Asimismo se conformaron “sindicatos clandestinos” frente a lo ocurrido en la masacre, pero continúo la represión y el despido de los “agitadores” de sus fuentes de trabajo.

Muchos mineros fueron retirados de sus fuentes de trabajo, otros exilados y en la clandestinidad. Las viudas y los huérfanos fueron expulsados del campamento sin indemnización ni derecho a nada.

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