TRIBUNA / Cambio de vientos geopolíticos en América
En la región hay nuevas perspectivas para el multilateralismo
Manuel A. González, El País
La reciente VII Cumbre de las Américas atrajo la atención internacional, en un grado mayor al usual. No se trató solo de las intervenciones de los presidentes y jefes de Estado, las imágenes de los eventos paralelos y los comentarios de analistas y público general. Había en esta oportunidad una expectativa mayor, que se materializó en momentos de gran valor simbólico. Al seguir el discurso del Presidente Raúl Castro en el plenario, punto central de la primera participación de Cuba en una Cumbre de las Américas, o al observar las fotografías del encuentro de los presidentes Obama y Castro, fuimos testigos de hechos históricos. Una vez concluida la Cumbre, vale aclarar si tuvo alcances amplios y logros reales para la región y para nuestro país, así como las perspectivas que abre para el futuro próximo.
Hacia un nuevo escenario regional
Para calibrar el significado de esta Cumbre, conviene valorar la dimensión del proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, dado a conocer a finales del año anterior y que todavía requerirá un cuidadoso esfuerzo de negociación entre ambos, hasta culminar en la normalización completa de sus relaciones. La Cumbre fue la primera reunión de los gobernantes del continente que tiene lugar después de la determinación de ambos países de suprimir una política de distanciamiento y enfrentamiento de más de 50 años; un giro histórico que constituye, como indicó el Presidente Obama, "un punto de inflexión para toda la región".
Por una parte, esperamos el inicio de una era donde esas relaciones estén menos condicionadas por ideologías y que puedan orientarse a abordar los grandes desafíos de nuestras sociedades. Por otro lado, el avance en esa dirección sólo será posible si los 35 Estados que integran el continente están dispuestos a reconocer el valor de los mecanismos multilaterales, no solo para potenciar los acuerdos técnicos y las iniciativas de cooperación, sino también para abordar y resolver los posibles desacuerdos inevitables en un continente donde existen condiciones tan diversas y una fuerte fragmentación.
Perspectivas hacia el futuro
Uno de los temas pendientes en esta Cumbre fue la adopción de una declaración conjunta. Los países del continente trabajaron intensivamente durante meses en las propuestas concretas del documento de "Mandatos para la Acción", que se esperaba aprobar por los mandatarios. Costa Rica participó de manera muy activa en estas reuniones, trasmitiendo la posición nacional en los temas de educación, salud, energía, medio ambiente, seguridad, migración, gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Por objeciones políticas de última hora de alguna delegación, el documento no fue sometido a los señores presidentes. Sin embargo el borrador, acordado en más de un 95%, constituye una hoja de ruta para el trabajo común de la región durante los próximos años y será remitido por la Presidencia de Panamá a los organismos inter- y latinoamericanos, para que lo acordado por consenso sirva como insumo a su labor.
En medio de nuestras grandes diferencias, debemos afrontar problemas y retos que solo pueden abordarse exitosamente de forma conjunta, como el crimen organizado trasnacional, la necesidad de sostener e incrementar la movilidad social y la reducción de la pobreza, y el logro de la vigencia real de los derechos humanos, entre otros. La perspectiva de reforzamiento de los espacios multilaterales en la región latinoamericana y a nivel continental, nos da a todos mayores posibilidades de éxito ante esos retos. En este sentido, Costa Rica aboga por el fortalecimiento de los mecanismos de diálogo y la reactivación de los organismos subregionales y regionales existentes, antes que la creación de otros nuevos. Nuestro país está pronto para colaborar en el establecimiento de un multilateralismo más eficaz, disciplinado y constante en nuestra región, durante los próximos años.
Manuel A. González es ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica desde el 8 de mayo de 2014
Manuel A. González, El País
La reciente VII Cumbre de las Américas atrajo la atención internacional, en un grado mayor al usual. No se trató solo de las intervenciones de los presidentes y jefes de Estado, las imágenes de los eventos paralelos y los comentarios de analistas y público general. Había en esta oportunidad una expectativa mayor, que se materializó en momentos de gran valor simbólico. Al seguir el discurso del Presidente Raúl Castro en el plenario, punto central de la primera participación de Cuba en una Cumbre de las Américas, o al observar las fotografías del encuentro de los presidentes Obama y Castro, fuimos testigos de hechos históricos. Una vez concluida la Cumbre, vale aclarar si tuvo alcances amplios y logros reales para la región y para nuestro país, así como las perspectivas que abre para el futuro próximo.
Hacia un nuevo escenario regional
Para calibrar el significado de esta Cumbre, conviene valorar la dimensión del proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, dado a conocer a finales del año anterior y que todavía requerirá un cuidadoso esfuerzo de negociación entre ambos, hasta culminar en la normalización completa de sus relaciones. La Cumbre fue la primera reunión de los gobernantes del continente que tiene lugar después de la determinación de ambos países de suprimir una política de distanciamiento y enfrentamiento de más de 50 años; un giro histórico que constituye, como indicó el Presidente Obama, "un punto de inflexión para toda la región".
Por una parte, esperamos el inicio de una era donde esas relaciones estén menos condicionadas por ideologías y que puedan orientarse a abordar los grandes desafíos de nuestras sociedades. Por otro lado, el avance en esa dirección sólo será posible si los 35 Estados que integran el continente están dispuestos a reconocer el valor de los mecanismos multilaterales, no solo para potenciar los acuerdos técnicos y las iniciativas de cooperación, sino también para abordar y resolver los posibles desacuerdos inevitables en un continente donde existen condiciones tan diversas y una fuerte fragmentación.
Perspectivas hacia el futuro
Uno de los temas pendientes en esta Cumbre fue la adopción de una declaración conjunta. Los países del continente trabajaron intensivamente durante meses en las propuestas concretas del documento de "Mandatos para la Acción", que se esperaba aprobar por los mandatarios. Costa Rica participó de manera muy activa en estas reuniones, trasmitiendo la posición nacional en los temas de educación, salud, energía, medio ambiente, seguridad, migración, gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Por objeciones políticas de última hora de alguna delegación, el documento no fue sometido a los señores presidentes. Sin embargo el borrador, acordado en más de un 95%, constituye una hoja de ruta para el trabajo común de la región durante los próximos años y será remitido por la Presidencia de Panamá a los organismos inter- y latinoamericanos, para que lo acordado por consenso sirva como insumo a su labor.
En medio de nuestras grandes diferencias, debemos afrontar problemas y retos que solo pueden abordarse exitosamente de forma conjunta, como el crimen organizado trasnacional, la necesidad de sostener e incrementar la movilidad social y la reducción de la pobreza, y el logro de la vigencia real de los derechos humanos, entre otros. La perspectiva de reforzamiento de los espacios multilaterales en la región latinoamericana y a nivel continental, nos da a todos mayores posibilidades de éxito ante esos retos. En este sentido, Costa Rica aboga por el fortalecimiento de los mecanismos de diálogo y la reactivación de los organismos subregionales y regionales existentes, antes que la creación de otros nuevos. Nuestro país está pronto para colaborar en el establecimiento de un multilateralismo más eficaz, disciplinado y constante en nuestra región, durante los próximos años.
Manuel A. González es ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica desde el 8 de mayo de 2014