¡Que se besen, que se besen!

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No es cuestión de hablar de ética. Ni de amaño. Ni de tongo. Ni de biscotto, como dicen los italianos, que sería un bizcocheo en román paladino. Se trata de un pacto que favorece a ambos contendientes. El empate era bueno para ambos y empataron. El Granada arriesgó más porque estuvo descendido durante tramos de partido. Al Atlético siempre le vino bien el empate porque le daba el objetivo supremo y obligatorio puesto por los dueños del club a Simeone de ser terceros sí o sí.


Fue un empate de conveniencia con el que el Atlético consiguió esa tercera plaza que da viabilidad económica a su proyecto de cancelar su deuda histórica y de aumentar su presupuesto y al Granada le dio la vida de seguir en Primera división.

El partido no se jugó en Los Cármenes. Se disputó en el Camp Nou, en el estadio Juegos del Mediterráneo y en Ipurua. Y los jugadores del Granada no se pusieron nerviosos cuando la derrota del Depor y las victorias de Eibar y Almería les metían en un triple empate que suponía su descenso. Siguieron dale que te pego, sin cambiar de segunda a tercera velocidad en ningún momento. Ni los del Granada ni los del Atlético. En esas fases en las que el Granada estaba descendido no cundió el nerviosismo. Ni en el césped. Ni en la grada. Ni en el palco.

Fue un partido sin historia y sin apenas ocasiones y escasas aproximaciones al área. Un remate que pifió Griezmann, un centro-chut de Piti que se paseó por delante de Oblak, una falta arriba de Rochina, una volea de Koke que fue entre los tres palos y paró Roberto y algún balón bombeado sin dificultad alguna para ninguno de los porteros.

Fue un empate de conveniencia para cumplir los objetivos que ambos equipos se fijaron a principio de temporada. Simeone consigue cumplir con la exigencia del club y deja al equipo tercero, clasificándole por tercera vez consecutiva para la Champions por primera vez en us hisotoria y por tercera vez se mete tres años seguidos entre los tres primeros. El Cholo sigue haciendo historia como entrenador del Atlético.

Y José Ramón Sandoval también cumplió el objetivo para el que le fichó Quique Pina. Tenía cuatro finales por delante y ha ganado tres y empatado una. Y el Granada se ha salvado, que era la meta fijada por el presidente Quique Pina y el director deportivo Juan Carlos Cordero al inicio de curso. Seguro que Pina y Cordero toman nota de los fallos de planificación de esta temporada y afinan para no sufrir tanto en la próxima campaña. Entre sus decisiones estará la continuidad o no de Sandoval. En un principio no contemplaban que siguiera aunque consiguiera el ascenso. Pero quizás cambien de opinión.

Simeone insititió todo el curso en que su liga era por el tercer puesto y logró ganarla en el último partido. Podría haber disputado la Liga como el año pasado y haber acabado más cerca de Madrid y Barça pero desde el propio club tampoco se lo han exigido y el Cholo ha entregado el trabajo que le habían encargado.

Las chanzas se expandían en barras de bar y redes sociales durante el partido. Se llegó a bromear con que Simeone había dado la charla en el descanso al Granada y Sandoval al Atleti. Nadie lo reconocerá, pero hubo un pacto (¡más difícil serán que haya pactos tras las elecciones de hoy!). Pactaron porque el empate beneficiaba a ambos. El Granada arriesgó más. Pero le salió bien. En el Alemania-Austria del Mundial 82 los austriacos se dejaron perder 1-0. Esta vez fue un empate. Son las cosas del fútbol. Y de la vida. Hasta siempre.

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