Obama limita la entrega de material militar a la policía

El presidente aplica las recomendaciones de un comité tras las protestas de Ferguson

Joan Faus
Washington, El País
El Gobierno de Estados Unidos limitará la entrega de material del Departamento de Defensa a los cuerpos de policía locales y estatales. La decisión, que el presidente Barack Obama anunció este lunes en Nueva Jersey, es una consecuencia de las protestas el pasado agosto en Ferguson tras la muerte de un negro desarmado. El despliegue en esa localidad de Misuri de agentes con estética y métodos militares avivó las protestas y propició un debate nacional. Ahora es una práctica habitual que el Pentágono transfiera a las policías locales material militar sobrante.


La escena era impactante. Rondaban las cinco de la tarde en la desangelada avenida comercial de Ferguson, epicentro de las protestas a principios de agosto por la muerte de un afroamericano de 18 años por disparos de un policía blanco. Unas 200 personas cortaban pacíficamente la avenida. Frente a ellos, una imponente hilera de decenas de policías antidisturbios con indumentaria militar y rifles colgados al hombro. Y al lado, varios todoterrenos blindados con un agente apostado en el techo que apuntaba a los manifestantes con un rifle de precisión.

Podía parecer un despliegue militar en un conflictivo país lejano, como Afganistán o Irak. Pero era en un municipio de apenas 20.000 habitantes en el Medio Oeste de EE UU.

Desde este lunes, escenas como esa en Ferguson y otras localidades serán más difíciles. La Casa Blanca anunció que pondrá en práctica, a partir de octubre, las recomendaciones de revisar en los departamentos de Defensa, Justicia y Seguridad Nacional los programas de entrega de equipamiento —iniciados en los años noventa— a los cuerpos policías locales y estatales.

El grupo de trabajo, creado por Obama tras los disturbios en Ferguson, propone prohibir la concesión de determinado material (vehículos similares a tanques, rifles de gran calibre, lanzagranadas o aparatos aéreos armados), endurecer los requisitos para obtener equipamiento y penalizar el mal uso.

El informe revela una “falta de consistencia en el modo en que los programas federales están estructurados, implementados y auditados”. El programa más polémico es el del Pentágono, que permite traspasar gratis o a precios bajos material bélico sobrante. La supervisión es laxa, lo que propicia situaciones inauditas, como una pequeña localidad de Wisconsin sin apenas sucesos en que la policía dispone de un vehículo blindado para resistir la explosión de minas.

Obama detalló las nuevas directrices en una visita a Camden (Nueva Jersey), una de las ciudades más pobres e inseguras de EE UU, convertida en un modelo de mejora de las relaciones entre las fuerzas del orden y los residentes tras asumir el control la policía del condado.

“Hemos visto cómo el equipamiento militar puede a veces dar la sensación a la gente de que hay una fuerza de ocupación, en lugar de una fuerza que forma parte de la comunidad y los está protegiendo y sirviendo”, dijo el presidente. “Puede alienar e intimidar a los residentes, y mandar el mensaje equivocado. Así que vamos a prohibir algún material hecho para el campo de batalla que es inapropiado para los departamentos de policía local”.

Las protestas de Ferguson —y sus derivadas por otras muertes de negros desarmados en ciudades como Nueva York y Baltimore— han forzado a Obama a mover ficha y empiezan a traducirse en cambios palpables.

El mandatario demócrata afronta un complejo juego de equilibrios: dice entender la “desconfianza” de las comunidades negras con el sistema policial y judicial, pero evita criticar esos sistemas y reflexionar a fondo sobre su experiencia personal al ser el primer presidente afroamericano de EE UU.

Los informes internos y sus recomendaciones son una rutina de la Casa Blanca tras cada episodio de tensión racial. Lyndon Johnson en los años sesenta y Bill Clinton en los noventa también los ordenaron. Pero las heridas, como evidencian las protestas del último año, quedan lejos de estar curadas.

Es pronto para saber si Ferguson tendrá un efecto duradero, pero por ahora no se ha quedado en otro episodio aislado y ha desencadenado un mayor escrutinio de las prácticas policiales y cambios a corto plazo.

La capacidad de Obama es limitada: solo controla al Gobierno federal pero puede tratar de condicionar el debate. A raíz de las recomendaciones de otro grupo de expertos, ha promovido que los policías lleven cámaras de vídeo en sus uniformes y una mejora de las bases de datos sobre incidentes armados.
Prohibiciones y mayor supervisión

El Gobierno prohibirá la entrega de determinado material, como rifles de gran calibre, determinada ropa de camuflaje, lanzagranadas, vehículos similares a tanques, rifles de gran calibre y aparatos aéreos armados.

Para recibir el material autorizado, los cuerpos policiales deberán argumentar su necesidad, seguir un determinado entrenamiento y aceptar unas directrices.

En caso de incidentes, el cuerpo policial deberá dar información al Gobierno federal y podrá ser objeto de sanciones. También habrá más controles a la reventa de material.

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