Las parejas de hecho desafían los tabúes en Irán
La sociedad aún censura un fenómeno creciente entre los jóvenes
Ali Falahi
Teherán, El País
En un bloque de pisos moderno situado en el barrio Amir Abad Norte, una zona residencial de clase media alta de Teherán, Samira y Behzad viven juntos desde hace un año sin haberse casado oficialmente, lo que en Irán se conoce como “matrimonio blanco”. Los colores vivos y llamativos de los muebles conviven con cuadros de caligrafía persa en los que se leen algunos poemas. La joven pareja se queja de los prejuicios de la mayoría de los iraníes que censuran este tipo de enlaces y lo consideran un gran tabú.
Sin embargo, desde hace unos años los medios informan de vez en cuando y con timidez del crecimiento de este fenómeno social entre los jóvenes. El Ministerio de Cultura iraní cerró el lunes la revista Zanan-e-Emruz (Mujeres de hoy) por haber publicado un artículo sobre el matrimonio de hecho. Mahammad Mahdi Golpaigani, jefe de la Oficina del Líder Supremo iraní, considera “una vergüenza que un hombre y una mujer vivan juntos sin matrimonio” religioso. “La descendencia legítima de los que optan por esta forma de vida, en poco tiempo, desaparecerá y serán bastardos”, opina el clérigo.
Amanolah Gharaei Moghadam, sociólogo y profesor de universidad, califica este matrimonio de “negro” y considera que en este tipo de uniones, “la chica pierde mucho y tendrá una vida muy negra”. Este profesor señala que “algunas de las causas del crecimiento del matrimonio de hecho son el desempleo, el alto precio de la vivienda y el decaimiento de los valores religiosos”.
Mehranguiz Kar, activista de derechos humanos, exiliada en EE UU, sostiene que este fenómeno existía en Irán incluso antes de la Revolución Islámica y ahora va en aumento “pero el problema es que no solo faltan garantías legales para proteger a la mujer en el matrimonio, sino que el juez la ve como adúltera y si recurren a los juzgados para obtener sus derechos, tendrán que sufrir 100 latigazos, tanto ella como su novio”.
Behzad tiene un máster en arquitectura y su familia vive en la provincia de Golestán. Explica que Samira es de una familia muy rica y sus padres no lo aceptan como yerno y ahora ocultan a todos sus allegados que su hija vive con él en un matrimonio de hecho. Samira, que ha estudiado artes gráficas en Teherán, dice que los dos tienen planes para emigrar a EE UU. “Para liberarnos de la mentalidad tradicionalista iraní y vivir en paz”, explican.
Ali Falahi
Teherán, El País
En un bloque de pisos moderno situado en el barrio Amir Abad Norte, una zona residencial de clase media alta de Teherán, Samira y Behzad viven juntos desde hace un año sin haberse casado oficialmente, lo que en Irán se conoce como “matrimonio blanco”. Los colores vivos y llamativos de los muebles conviven con cuadros de caligrafía persa en los que se leen algunos poemas. La joven pareja se queja de los prejuicios de la mayoría de los iraníes que censuran este tipo de enlaces y lo consideran un gran tabú.
Sin embargo, desde hace unos años los medios informan de vez en cuando y con timidez del crecimiento de este fenómeno social entre los jóvenes. El Ministerio de Cultura iraní cerró el lunes la revista Zanan-e-Emruz (Mujeres de hoy) por haber publicado un artículo sobre el matrimonio de hecho. Mahammad Mahdi Golpaigani, jefe de la Oficina del Líder Supremo iraní, considera “una vergüenza que un hombre y una mujer vivan juntos sin matrimonio” religioso. “La descendencia legítima de los que optan por esta forma de vida, en poco tiempo, desaparecerá y serán bastardos”, opina el clérigo.
Amanolah Gharaei Moghadam, sociólogo y profesor de universidad, califica este matrimonio de “negro” y considera que en este tipo de uniones, “la chica pierde mucho y tendrá una vida muy negra”. Este profesor señala que “algunas de las causas del crecimiento del matrimonio de hecho son el desempleo, el alto precio de la vivienda y el decaimiento de los valores religiosos”.
Mehranguiz Kar, activista de derechos humanos, exiliada en EE UU, sostiene que este fenómeno existía en Irán incluso antes de la Revolución Islámica y ahora va en aumento “pero el problema es que no solo faltan garantías legales para proteger a la mujer en el matrimonio, sino que el juez la ve como adúltera y si recurren a los juzgados para obtener sus derechos, tendrán que sufrir 100 latigazos, tanto ella como su novio”.
Behzad tiene un máster en arquitectura y su familia vive en la provincia de Golestán. Explica que Samira es de una familia muy rica y sus padres no lo aceptan como yerno y ahora ocultan a todos sus allegados que su hija vive con él en un matrimonio de hecho. Samira, que ha estudiado artes gráficas en Teherán, dice que los dos tienen planes para emigrar a EE UU. “Para liberarnos de la mentalidad tradicionalista iraní y vivir en paz”, explican.