La mayoría ‘tory’ deja a Cameron sin la excusa de los liberaldemócratas

La principal amenaza para el nuevo primer ministro está en la bancada conservadora

Pablo Guimón
Londres, El País
Después de cinco años de coalición y aunque todos los planes pasaban por repetir la experiencia, los conservadores se disponen a gobernar el país en solitario por primera vez desde 1987. Desprovisto del “corazón” que los liberaldemócratas ofrecieron aportarle, el Gobierno de David Cameron tiene vía libre. Adiós al incómodo socio con el que había que negociar cada recorte.


Con él desaparece también la coartada a la que Cameron podía recurrir para justificar desvíos de la ortodoxia tory ante el sector más recalcitrante entre sus propios diputados. El Gobierno tiene 32 escaños menos que los que sumaba la coalición. Por eso el factor de riesgo está ahora sentado en la propia bancada conservadoras. Un puñado de diputados díscolos podría amenazar una agenda que incluye temas que tradicionalmente han dividido al partido, como la relación con Europa. La labor de quienes vigilan la disciplina de voto será clave.

Todo estaba pensado para un Gobierno en minoría. Algunos tories reconocen que el programa electoral estaba un poco inflado con la idea de contar con terreno que ceder ante las duras negociaciones de coalición que se daban por descontadas. La propia fecha del referéndum de permanencia en la UE se puso para dentro de dos años en previsión de que la Cámara de los Lores pudiera tumbar la propuesta de un Gobierno en minoría o de coalición. Ese riesgo ha desaparecido con la mayoría absoluta, pues la tradición parlamentaria impide a los lores bloquear una promesa electoral del programa del Gobierno. Y en este punto, el programa tory es claro y meridiano: “Legislaremos en la primera sesión del próximo Parlamento para que un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea se celebre antes del final de 2017”.

Otra prioridad para los primeros días del Gobierno es abordar cuanto antes el asunto escocés. Las recomendaciones de la comisión Smith, puesta en marcha después del referéndum de independencia para encarrilar el cumplimiento del compromiso de más devolución adquirido por los partidos, incluyen la fijación de tramos y tipos del impuesto sobre la renta y el control sobre una parte del IVA. Pero la expresión de “el más fuerte Gobierno autónomo del mundo”, utilizada el viernes por Cameron, indica que los tories pueden estar dispuestos a ir todavía más lejos.

El paquete escocés viene con un complemento, también incluido en el programa, de enorme trascendencia: la introducción de un nuevo sistema de voto en el Parlamento, que excluya a los diputados escoceses de votaciones de leyes que afecten a competencias que Edimburgo tiene transferidas.

La mayoría absoluta coloca sobre la mesa otras dos promesas que los tories no pudieron sacar adelante en la coalición con los liberaldemócratas. Una es la aprobación de una ley que otorgue a la policía más poderes para investigar las comunicaciones de los ciudadanos. Algo que siempre contó con la oposición de los socios para exasperación de Theresa May, reafirmada el viernes al frente de Interior.

La otra es la promesa de reemplazar la ley de Derechos Humanos por una nueva declaración. La ley actual, introducida por los laboristas en 1998, permite a los tribunales británicos resolver denuncias sobre incumplimientos de la Convención Europea de Derechos Humanos, el cuerpo legal en que se basa el Tribunal de Estrasburgo. En la práctica, los tribunales británicos no estarían obligados a tener en cuenta las resoluciones del europeo. Un auténtico desafío al sistema que ha regido la protección de los derechos humanos en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

El discurso de la reina, previsto para el próximo día 27, ofrecerá pistas sobre el prometido recorte de 30.000 millones de libras (41.322 millones de euros) en el gasto público en los próximos cinco años. Si, como dicen, quieren preservar la sanidad, eso agudizará el tajo en otros departamentos. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria anuncia recortes anuales que duplican los producidos en cualquiera de los cinco años anteriores.

Los tories, además, planean utilizar su mayoría absoluta para aprobar un rediseño del mapa electoral del país, a tiempo para los comicios de 2020, que dificultaría seriamente las victorias laboristas. El plan, según el Daily Telegraph, consiste en reducir de 650 a 600 el número de circunscripciones electorales y equilibrar su tamaño. El actual mapa, se quejan los tories, favorece a los laboristas porque las circunscripciones urbanas, donde estos son más fuertes, tienden a ser de menor dimensión.

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