La mayor máquina del mundo roza el límite de su potencia
El LHC provoca colisiones con una energía de 13 TeV, muy superior a los 8 TeV que le sirvieron para descubrir el bosón de Higgs
Daniel Mediavilla, El País
En el verano de 2012, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN en Ginebra descubrió el bosón de Higgs. La partícula subatómica que da masa al resto de la materia había sido predicha por el teórico Peter Higgs y su hallazgo fue merecedor del premio Nobel de Física al año siguiente. Aquel hito se realizó con el mayor acelerador de partículas del mundo a media potencia. Los protones acelerados en sus entrañas solo lo hacían con una energía de 4 teraelectronvoltios (TeV) por haz. En total, cuando chocaban para recrear condiciones energéticas extremas con las que estudiar los ingredientes fundamentales de la materia, solo alcanzaban los 8 TeV.
Hoy, el CERN ha anunciado que han batido con creces lo que era un récord histórico. El LHC, que está realizando pruebas para iniciar una nueva fase de colisiones en junio, produjo choques que alcanzaron una energía de 13 TeV, muy cerca de los 14 que fija el límite de su diseño.
Por ahora, son solo unos pocos haces de protones los que circulan por el anillo de 27 kilómetros del LHC, muchos menos de los 2.800 que podrá alcanzar cuando reinicie sus labores de búsqueda de nuevos fenómenos. Cuando lo haga, los experimentos que jalonan su recorrido y en los que se producen las colisiones estarán preparados para buscar, entre los escombros de los impactos, señales que ayuden a conocer las características de nuevas partículas o permitan afinar las actuales teorías sobre el funcionamiento de la materia.
Cuando el LHC arrancó, gran parte de los expertos mundiales apostaban porque se lograría encontrar el bosón de Higgs. Aquel logro sirvió para cumplir las expectativas mínimas, pero es ahora cuando de verdad se comienzan a explorar nuevos universos. En esta segunda etapa de funcionamiento, que durará hasta 2018, nadie sabe qué noticias saldrán de la máquina. Tras dos años de cierre para su reparación y acondicionamiento y con el doble de potencia, se dispone a cruzar una frontera de la física nunca alcanzada. La naturaleza de la materia oscura, el papel de la antimateria en el universo o la existencia de nuevas partículas subatómicas pueden esperar en ese terreno desconocido.
Daniel Mediavilla, El País
En el verano de 2012, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN en Ginebra descubrió el bosón de Higgs. La partícula subatómica que da masa al resto de la materia había sido predicha por el teórico Peter Higgs y su hallazgo fue merecedor del premio Nobel de Física al año siguiente. Aquel hito se realizó con el mayor acelerador de partículas del mundo a media potencia. Los protones acelerados en sus entrañas solo lo hacían con una energía de 4 teraelectronvoltios (TeV) por haz. En total, cuando chocaban para recrear condiciones energéticas extremas con las que estudiar los ingredientes fundamentales de la materia, solo alcanzaban los 8 TeV.
Hoy, el CERN ha anunciado que han batido con creces lo que era un récord histórico. El LHC, que está realizando pruebas para iniciar una nueva fase de colisiones en junio, produjo choques que alcanzaron una energía de 13 TeV, muy cerca de los 14 que fija el límite de su diseño.
Por ahora, son solo unos pocos haces de protones los que circulan por el anillo de 27 kilómetros del LHC, muchos menos de los 2.800 que podrá alcanzar cuando reinicie sus labores de búsqueda de nuevos fenómenos. Cuando lo haga, los experimentos que jalonan su recorrido y en los que se producen las colisiones estarán preparados para buscar, entre los escombros de los impactos, señales que ayuden a conocer las características de nuevas partículas o permitan afinar las actuales teorías sobre el funcionamiento de la materia.
Cuando el LHC arrancó, gran parte de los expertos mundiales apostaban porque se lograría encontrar el bosón de Higgs. Aquel logro sirvió para cumplir las expectativas mínimas, pero es ahora cuando de verdad se comienzan a explorar nuevos universos. En esta segunda etapa de funcionamiento, que durará hasta 2018, nadie sabe qué noticias saldrán de la máquina. Tras dos años de cierre para su reparación y acondicionamiento y con el doble de potencia, se dispone a cruzar una frontera de la física nunca alcanzada. La naturaleza de la materia oscura, el papel de la antimateria en el universo o la existencia de nuevas partículas subatómicas pueden esperar en ese terreno desconocido.