La ayuda a Nepal es vital para evitar aún más pobreza

La ONU ha entregado alimentos 1,2 millones de personas, de los 1,9 a los que prevé asistir

Ana Gabriela Rojas
Katmandu, El País
La gente de Nepal es reconocida por su resiliencia, su capacidad de seguir adelante y reponerse de las adversidades. Para muchos, la vida no es fácil. La pobreza, las condiciones climáticas extremas en las zonas de alta montaña y las consecuencias de una guerra civil que duró una década y terminó hace apenas nueve años son algunas de las complicaciones a las que la población debe hacer frente. “He pasado gran parte de los últimos 15 años aquí, y este es sin duda un desastre especialmente doloroso: muchos lo han perdido todo”, explica Darren Clarkson, un británico que trabaja como operador de viajes de aventura, en relación a los terremotos que han arrasado el país. Nepal ya era un país muy pobre antes de los seísmos. Ahora, evitar que los niveles de desarrollo caigan aún más depende de la medida en que la ayuda llegue a los ciudadanos.


Clarkson ha pasado los últimos días en el distrito de Sindhupalchowk, uno de los más afectados por los terremotos, y explica que las áreas rurales tardarán más en recuperarse: “Son campesinos que trabajan para comer, sus ingresos anuales rondan los 200 dólares. ¡Cómo van a poder reconstruir una casa!”. Además, muchísimos de los hombres del campo en edad de trabajar han migrado. Hay aldeas sólo habitadas por mujeres, niños y ancianos. Aunque el Gobierno de Nepal ha dicho que dará dinero para la reconstrucción de viviendas, los programas todavía no han sido detallados.

Marco Cavalcante, director adjunto para Nepal del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (WFP por sus siglas en inglés) indica que todavía se está evaluando el impacto del segundo terremoto, que se produjo el martes pasado. Se trata de un reto logístico muy importante, ya que los dos seísmos llegaron a dañar una infraestructura ya de por sí muy pobre en un terreno muy complicado, dice. “Afortunadamente, apenas un mes antes del primer sismo se había acondicionado un centro de abastecimiento cerca del aeropuerto de Katmandú”, añade. La WFP ha entregado alimentos de emergencia a 1,2 millones de personas, de los 1,9 a los que tiene previsto asistir, y ha apoyado en logística y comunicación a otros organismos de asistencia humanitaria. Cavalcante, como otros expertos, considera que el reparto de la ayuda es crucial. “Ya era un país muy pobre antes de estos desastres, ahora se intenta al menos volver a esos niveles”, señala.

“En diferentes evaluaciones con helicópteros, hemos visto lo mismo que tras el primer terremoto: pueblos totalmente destruidos, que no tienen nada, que necesitan urgentemente refugios. El segundo temblor ha llegado a destruir las casas que el primero había dañado”, explica Federica Nogarotto, la jefa de misión de MSF. La distribución de ayuda en las zonas montañosas es muy complicada y la mayoría tiene que hacerse mediante helicópteros, ya que las carreteras están bloqueadas. Los nepalíes sienten pánico y, quienes conservan su casa, no quieren dormir dentro. MSF ha rescatado a una docena de supervivientes desde que se produjo el segundo seísmo.

El jueves fueron hallados los restos de un helicóptero de Estados Unidos que participaba en operaciones humanitarias. La aeronave, en la que viajaban seis militares estadounidenses y dos nepalíes, había perdido el contacto poco después de despegar para repartir ayuda en Charikot, en Dolakha, uno de los distritos más afectados. Después de tres días de intensa búsqueda, fue localizado a menos de 13 kilómetros. Aún se desconocen las causas del accidente y se cree que no hay supervivientes, afirmó el teniente general John Wissler en una rueda de prensa. Se han encontrado tres cuerpos. Por el momento, las operaciones de rescate han sido paralizadas debido a las malas condiciones climáticas, informó Wissler.

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