Italia rescata a 4.500 náufragos en las últimas 24 horas en aguas de Sicilia
La Guardia Costera informa que también ha recuperado 17 cadáveres
Pablo Ordaz
Roma, El País
Más de 4.500 personas rescatadas en solo 24 horas y más de 38.000 en lo que va de año. Diecisiete cadáveres encontrados en el fondo de una barcaza. Niños, adultos y hasta un anciano sirio de 98 años auxiliados in extremis por las autoridades italianas mientras navegaban a la deriva por el Canal de Sicilia. De ahí que Italia, ante la resistencia de muchos países al plan de la Comisión Europea (CE) para reubicar a los solicitantes de asilo, haya lanzado una nueva llamada de socorro.
“Nuestro llamamiento va de nuevo a Europa y a toda la comunidad internacional”, manifestó el ministro del Interior, Angelino Alfano, “para que hagan lo que hasta ahora nadie ha hecho: pacificar Libia. Si eso no se hace, será imposible detener los desembarcos de inmigrantes. Y ni Sicilia ni Italia pueden seguir sufriendo el coste de las bombas arrojadas en Libia para desestabilizar el régimen y, después, el silencio internacional”. A la llamada de auxilio de Alfano se unió el primer ministro, Matteo Renzi, quien volvió a tirar de las orejas a sus socios europeos: “No tengo ninguna duda de que todos los países europeos pueden hacer más”.
Jornadas como las del viernes y el sábado –embarcaciones de rescate de varios países luchando contrarreloj para intentar evitar el hundimiento de barcazas cargadas con cientos de inmigrantes—vuelven a poner de manifiesto la incapacidad de Europa para solucionar la emergencia. Mientras que varios países se resisten a acoger a los peticionarios de asilo asignados por la UE --suman 40.000 a repartir en dos años--, Italia se ha hecho cargo en solitario de casi esa cifra de migrantes en lo que va de 2015. Una situación de emergencia que las autoridades europeas prometen resolver en el más corto de espacio posible cuando se produce una gran tragedia –la del pasado mes de abril en Catania o la de octubre de 2013 frente a la isla de Lampedusa--, pero que, en la práctica, solo se aplaza.
Y, entre tanto, los barcos de rescate –italianos, alemanes, franceses, británicos…-- implicados en la operación Tritón siguen llegando a los puertos del sur de Italia con los inmigrantes auxiliados frente a las costas de Sicilia. Solo durante la jornada del viernes, fueron rescatadas 4.223 personas que viajaban, apretujadas por las mafias, a bordo de nueve barcazas y 13 lanchas neumáticas. Fue en una de esas operaciones cuando el buque Fenice de la Marina Militar italiana encontró 17 cadáveres entre los cientos de inmigrantes que viajaban hacinados en una de las barcazas. Durante la mañana del sábado fueron socorridos otros 311 inmigrantes a bordo de otras tres embarcaciones y las llamadas de auxilio no dejaron de llegar durante toda la jornada. La coordinadora de Médicos sin Frontera en Sicilia, Chiara Montaldo, informó de que entre los inmigrantes desembarcados en el puerto de Augusta se encontraba Ahmad, un sirio de 98 años que llevaba 13 días a la deriva junto a otros 234 prófugos. El miedo a la guerra, el hambre o la esperanza de una vida mejor no entienden ni de fronteras ni de edades.
Pablo Ordaz
Roma, El País
Más de 4.500 personas rescatadas en solo 24 horas y más de 38.000 en lo que va de año. Diecisiete cadáveres encontrados en el fondo de una barcaza. Niños, adultos y hasta un anciano sirio de 98 años auxiliados in extremis por las autoridades italianas mientras navegaban a la deriva por el Canal de Sicilia. De ahí que Italia, ante la resistencia de muchos países al plan de la Comisión Europea (CE) para reubicar a los solicitantes de asilo, haya lanzado una nueva llamada de socorro.
“Nuestro llamamiento va de nuevo a Europa y a toda la comunidad internacional”, manifestó el ministro del Interior, Angelino Alfano, “para que hagan lo que hasta ahora nadie ha hecho: pacificar Libia. Si eso no se hace, será imposible detener los desembarcos de inmigrantes. Y ni Sicilia ni Italia pueden seguir sufriendo el coste de las bombas arrojadas en Libia para desestabilizar el régimen y, después, el silencio internacional”. A la llamada de auxilio de Alfano se unió el primer ministro, Matteo Renzi, quien volvió a tirar de las orejas a sus socios europeos: “No tengo ninguna duda de que todos los países europeos pueden hacer más”.
Jornadas como las del viernes y el sábado –embarcaciones de rescate de varios países luchando contrarreloj para intentar evitar el hundimiento de barcazas cargadas con cientos de inmigrantes—vuelven a poner de manifiesto la incapacidad de Europa para solucionar la emergencia. Mientras que varios países se resisten a acoger a los peticionarios de asilo asignados por la UE --suman 40.000 a repartir en dos años--, Italia se ha hecho cargo en solitario de casi esa cifra de migrantes en lo que va de 2015. Una situación de emergencia que las autoridades europeas prometen resolver en el más corto de espacio posible cuando se produce una gran tragedia –la del pasado mes de abril en Catania o la de octubre de 2013 frente a la isla de Lampedusa--, pero que, en la práctica, solo se aplaza.
Y, entre tanto, los barcos de rescate –italianos, alemanes, franceses, británicos…-- implicados en la operación Tritón siguen llegando a los puertos del sur de Italia con los inmigrantes auxiliados frente a las costas de Sicilia. Solo durante la jornada del viernes, fueron rescatadas 4.223 personas que viajaban, apretujadas por las mafias, a bordo de nueve barcazas y 13 lanchas neumáticas. Fue en una de esas operaciones cuando el buque Fenice de la Marina Militar italiana encontró 17 cadáveres entre los cientos de inmigrantes que viajaban hacinados en una de las barcazas. Durante la mañana del sábado fueron socorridos otros 311 inmigrantes a bordo de otras tres embarcaciones y las llamadas de auxilio no dejaron de llegar durante toda la jornada. La coordinadora de Médicos sin Frontera en Sicilia, Chiara Montaldo, informó de que entre los inmigrantes desembarcados en el puerto de Augusta se encontraba Ahmad, un sirio de 98 años que llevaba 13 días a la deriva junto a otros 234 prófugos. El miedo a la guerra, el hambre o la esperanza de una vida mejor no entienden ni de fronteras ni de edades.