En Núñez festejan
Buenos Aires, Olé
Más allá de la suspensión y el fallo, River pasó jugando mejor y celebra este pase a Cuartos de final dejando nada menos que afuera a Boca. Fue más en los 135' disputados. Y ahora viene Cruzeiro...
Que a la tarde, que a la nochecita, que a la medianoche... El fallo de Conmebol tenía en vilo a todos, hinchas de Boca y de River. En definitiva, se confirmó lo que se presumía: que los de Núñez iban a pasar a cuartos de final. Nadie quería que fuera de esta forma, pero hizo lo suyo pra superar al rival de toda su ida.
El escándalo no debe tapar lo que pasó antes, que River llegaba más de punto, arañando la clasificación. Y en el partido de ida, con la sangre en el ojo por el 0-2 del torneo, mostró las garras: apretó a Boca, lo dominó y lo hizo pasar apuros, más allá de algunas patadas de expulsión que no fueron roja. Y lo ganó por un penal que Sánchez pidió patear, corajudo él.
En la revancha, antes del descontrol, jugó los 45 minutos que quería: lejos de su arco, con sangre muy fría, relegando el ataque pero tácticamente muy inteligente, jugando con esa ventaja importante de un gol. Faltaba un tiempo y podía pasar cualquier cosa, pero hasta el momento la llevaba muy bien, con jugadores a los que no los había sobrepasado la situación, con un equipo al que no le habían generado situaciones de peligro.
Este no era el final que nadie quería, tal vez podía haber festejado en plena Bombonera. ¿Pero quién les quita el mérito a los muchachos de Gallardo? Con un equipo realista, pasó al equipo que había ganado todos los partidos y se metió en Cuartos. Y va por Cruzeiro, a definir contra un siempre difícil Mineirao, pero contra un rival absolutamete ganable.
Más allá de la suspensión y el fallo, River pasó jugando mejor y celebra este pase a Cuartos de final dejando nada menos que afuera a Boca. Fue más en los 135' disputados. Y ahora viene Cruzeiro...
Que a la tarde, que a la nochecita, que a la medianoche... El fallo de Conmebol tenía en vilo a todos, hinchas de Boca y de River. En definitiva, se confirmó lo que se presumía: que los de Núñez iban a pasar a cuartos de final. Nadie quería que fuera de esta forma, pero hizo lo suyo pra superar al rival de toda su ida.
El escándalo no debe tapar lo que pasó antes, que River llegaba más de punto, arañando la clasificación. Y en el partido de ida, con la sangre en el ojo por el 0-2 del torneo, mostró las garras: apretó a Boca, lo dominó y lo hizo pasar apuros, más allá de algunas patadas de expulsión que no fueron roja. Y lo ganó por un penal que Sánchez pidió patear, corajudo él.
En la revancha, antes del descontrol, jugó los 45 minutos que quería: lejos de su arco, con sangre muy fría, relegando el ataque pero tácticamente muy inteligente, jugando con esa ventaja importante de un gol. Faltaba un tiempo y podía pasar cualquier cosa, pero hasta el momento la llevaba muy bien, con jugadores a los que no los había sobrepasado la situación, con un equipo al que no le habían generado situaciones de peligro.
Este no era el final que nadie quería, tal vez podía haber festejado en plena Bombonera. ¿Pero quién les quita el mérito a los muchachos de Gallardo? Con un equipo realista, pasó al equipo que había ganado todos los partidos y se metió en Cuartos. Y va por Cruzeiro, a definir contra un siempre difícil Mineirao, pero contra un rival absolutamete ganable.