El examen humillante y denigrante que soportan las mujeres para entrar en el Ejército indonesio

Javier Taeño | Gaceta trotamundos
Para sus defensores sigue siendo una prueba necesaria en beneficio de la seguridad y los intereses de la nación. Para el resto simplemente es un acto denigrante hacia las mujeres que muestra que en Indonesia aún queda un larguísimo camino antes de lograr la igualdad entre sexos en el país.


El caso es que todas las candidatas que quieran entrar en las Fuerzas Armadas, ya sea la Fuerza Aérea, el Ejército o la Marina, así como la Policía Nacional, deben someterse a una prueba de virginidad. Incluso durante décadas también debían enfrentarse al mismo test las novias de los militares antes de casarse.

Este examen, que es obligatorio para poder entrar en estos organismos, consiste en que un médico introduce sus dedos en la vagina de la aspirante y comprueba el estado del himen, pudiendo argumentar supuestamente si una mujer ya ha tenido relaciones sexuales o no. Aunque esta prueba está lejos de ser científica porque el estado de himen ha podido variar con actividades como montar a caballo o hacer deporte entre otros ejemplos y no necesariamente por haber tenido sexo.

Los críticos de esta medida defienden que es un test absolutamente discriminatorio en el que no se está valorando la preparación de una candidata a un puesto de trabajo, sino que solo se está teniendo en cuenta la vida personal de esa mujer, algo que no debería ocurrir.
Varias mujeres desfilando en Indonesia en un evento del Ejército (AP)Varias mujeres desfilando en Indonesia en un evento del Ejército (AP)

Pero las autoridades indonesias siguen justificándola con el argumento de la seguridad nacional. Incluso el general Fuad Basya manifestó que si una aspirante había perdido la virginidad fuera del matrimonio su estado mental la haría no apta para convertirse en soldado.

Desgraciadamente no parece que esta práctica esté cerca de acabar ni mucho menos, por lo que las mujeres que quieren entrar en los Cuerpos de Seguridad del Estado el único camino que tienen es plegarse a estas imposiciones y aceptar ese examen que incluso llega a dejarlas alguna secuela psicológica, tal y como cuenta la BBC.

De hecho, lejos de desaparecer, se ha planteado la opción también de extender este hábito a las escuelas, lo que podría crear un precedente muy peligroso en el que las libertades de las mujeres dentro del país estarían absolutamente subordinadas a los deseos de los hombres. Aún más.

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