El escándalo del Superclásico y las preguntas que se hace la gente

Miguel Ángel Vicentem Clarín
No se puede dar vuelta la página de un episodio tan dramático para el fútbol argentino, sin hacerse algunas preguntas y ensayar algunas respuestas.


1 ¿El que arrojó el gas es hincha de Boca?

Es un enfermo que pensó y ejecutó un plan criminal. ¿Qué pasaba si se incendiaba la manga con los jugadores de River adentro?

2 ¿Actuó solo?

Es difícil creerlo. Hubo personajes que pasaban indiferentes por donde estaba este individuo actuando. Como si estuviesen cubriéndole las espaldas. No es descabellado hablar de cómplices.

3 ¿Lo mandó alguien?

No habría que descartarlo. Hay un clima de efervescencia política en el club y en el país donde se mezcla todo y es muy fácil caer en cualquier bajeza.

4 ¿El operativo fue un éxito como dijo el secretario de Seguridad Sergio Berni?

Para nada. Nunca un operativo es exitoso si termina con un escándalo. Hubo bengalas, un drone y un individuo que entró con el gas en cuestión. Eso sí, muchos tuvieron que entregar los encendedores por precaución.

5 ¿No alcanza para evitar incidentes con 1.300 policías y 200 custodias privados, que le costó a Boca cerca de dos millones de pesos?

En un operativo coherente y efectivo alcanza y sobra. En este ni siquiera había policía para custodiar la manga por donde pasaron los jugadores de River.

6 Se hizo un cacheo con el ingreso del público. ¿Sirvió para algo?

Si es tan permeable está claro que no sirve. Podría haber entrado alguien con un revólver y desatado una masacre. Habrá que buscar una variante más efectiva.

7 ¿Se puede tardar una hora en decidir la suspensión del partido con los hechos a la vista?

Parece increíble. Faltaron reflejos para agilizar el trámite. El árbitro Darío Herrera, de muy buena actuación en los 45 minutos que se jugaron, lo podía haber hecho. Los dirigentes de la Conmebol dilataron todo. Es prudente esperar un poco para controlar al público. Pero una hora es una desprolijidad porque irritó aún más.

8 ¿Se puede demorar más de una hora en desalojar el estadio tras la suspensión?

La gente se fue cuando quiso. La barra lo mismo. Y los que quisieron arrojar proyectiles pudieron hacerlo con tranquilidad cuando salía River del campo de juego. Nadie se los impidió.

9 ¿Qué hacían altos dirigentes de River y de Boca adentro de la cancha?

Embarraron todo. Provocaron reacciones y no solucionaron nada. Un error, porque nada tenían que hacer allí.

10 ¿River quiso sacar ventaja negándose a jugar?

Con sólo ver el estado de Ponzio, Kranevitter y compañía era suficiente para saber que no podían seguir jugando.

11 ¿Se le puede pedir serenidad dentro de ese contexto a Gallardo y a Arruabarrena?

Difícil. Discutieron entre ellos, defendieron su postura hasta que pudieron. Pero intentaron no contagiar los nervios a sus dirigidos.

12 ¿El saludo final de los jugadores de Boca a La Doce estuvo fuera de lugar?

Irritó a muchos. El que convocó fue el arquero Agustín Orion y respondieron todos. Tampoco fue feliz formar en el campo de juego como si se fuese a reanudar el partido tras conocerse la suspensión.

13 ¿En qué se avanzó en la lucha contra la violencia en el fútbol?

En nada. No van los visitantes, se realizan operativos gigantescos y jamás se ataca el negocio de los barrabravas, la connivencia con dirigentes, policía, políticos y jueces. Así no hay ninguna solución posible.

14 ¿Cómo va a impactar este episodio en lo futbolístico?

Si se confirma la sanción a Boca se le habrá extinguido el principal objetivo del año, que era intentar ganar la Copa Libertadores. Seguramente habrá movimientos, como el regreso de Daniel Osvaldo a Europa y algunas bajas más. Pero quedó bien en claro que seguirá firme Rodolfo Arruabarrena al frente del equipo. En River se abre el camino hacia el título más ansiado. Gallardo tendrá que seguir impulsando la recuperación del equipo.

15 ¿El fútbol argentino sigue siendo una fiesta popular?

En este Superclásico quedó al desnudo la realidad de la sociedad argentina. El fútbol está herido, pero sigue vivo porque resiste en el corazón de los hinchas y soporta cualquier cachetazo. Pero nadie sabe hasta cuando.

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