"Boca se agranda en estas instancias"


Buenos Aires, Goal.com
En 2003 fue rey del Mundo Boca. Hoy, en Guatemala, alejado de todo el ruido, rememora esos tiempos y habla con Goal de la definición del Superclásico copero.
El fútbol sabe de escribir historias. No le importa el status. Ofrece diferentes matices. Le otorga a cada protagonista la posibilidad de recorrer su propio camino. Le da las herramientas para dejar una huella. Algunos saben qué hacer con ellos y otros no encuentran las formas. Pero la carrera de Matías Donnet, a los 35 años, sin duda que encaja dentro del primer grupo, porque su andar por el mundo de la pelota le dejó todo tipo de vivencias. De las más intensas y de las otras, de momentos de gloria y algunos menos dulces. De todo ello aprendió y ahora se dedica, aún desde adentro de la cancha, de ofrecer su experiencia como jugador para tratar de mejorar a otros. Guatemala, en Antigua FC, este volante, que fue campeón del mundo con Boca, aprovecha cada instante para aprender de cada nueva oportunidad que le da el fútbol.


Donnet nació en Esperanza, provincia de Santa Fé y empezó a jugar en Juventud Unida hasta que a los 15 años se incorporó a Unión, que tras un tiempo entró en una compleja situación económica y como no podía pagarle al plantel, debió emigrar en 2001 a préstamo a Venecia de Italia, por unos 200 mil dólares. Debía retornar a Unión, pero como el club mantenía una deuda con Boca por el pase Fernando Ortiz terminó en la entidad de la Ribera. No fue fácil para él, porque Oscar Tabárez no lo había pedido y tuvo que luchar para ganarse un lugar. Con la llegada de Bianchi todo resultó perfecto para él porque conquistó cuatro títulos: Apertura 2003, Copa Libertadores 2003, Copa Intercontinental 2003 y Copa Sudamericana 2004. Y terminó por escribir su página más dorada el 14 de diciembre de 2003, en Japón, cuando marcó el gol ante Milan que le permitió a Boca llegar a los penales en la final de la vieja Copa Europeo Sudamericana, marcó el 2-1 en la tanda de penales, y fue elegido como el jugador del partido en una jornada en que Boca se consagraba campeón. Después de un tiempo se fue a DC United, pasó por Belgrano, por Newell’s, volvió a Unión, jugó en Olimpia de Paraguay, retornó a Unión y desembarcó, en Antigua de Guatemala. Una maratón sin descanso que hoy lo repasa con Goal.

-Después de tantos años de carrera, estar en Guatemala, ¿es una experiencia especial?

-Si, tal cual. El fútbol quizá no está tan instalado acá. No se le da la importancia que se le da en otros países. Todavía no está bien profesionalizado, porque creo que nivel hay para ese crecimiento. Esa falta de explosión quizá tiene que ver también con que no hay divisiones formativas, como sí las hay en la Argentina. Quizá no tienen el sustento económico para tener tantos futbolistas. No hay tanta relevancia del fútbol local y se ve mucho el fútbol europeo, en especial el español. Es como que Barca y el Madrid los encanta. Están muy pendientes de eso y descuidan bastante lo que tienen acá. Y la verdad es que hay jugadores buenos, con mucho potencial. Para mí es una experiencia nueva, con una cultura diferente y uno se va a adaptando a lo que aparece en la carrera.

-¿Qué te aporta en lo personal todo esto?

-Lo que uno más buscan a esta altura y a esta edad, es poder disfrutar del juego. Aquí reencontré lo que tenía en mis primeros años, el ver el fútbol como un deporte. Realmente, volví a sentir eso. Al no estar esa pasión desmedida de la Argentina, es como que se viven otras cosas, porque los estadios no están muy concurridos y uno no siente tanta presión. Vivir en un país nuevo, con costumbres diferentes, con una cultura de la que aprender... El fútbol te da esas cosas y te permite acceder a lugares que de otra manera sería imposible.

-¿Sirve un lugar así para un futbolista con tantos destinos recorridos?

-La verdad que sí. Porque cuando uno llega a un lugar con poca tradición en el fútbol, es como que a uno lo ven de una manera diferente. Pesa la trayectoria y todo lo que uno ha logrado. Es como que se lo trata con un cierto respeto y eso es lindo. Pero hay otras cosas que uno trae en la sangre que es la pasión que el argentino siente por el fútbol, eso es muy difícil transmitirlo. Si bien uno lo transmite en cada entrenamiento y en el contacto diario con los compañeros, hay cosas que son complicadas de tratar que otro comprenda. Dentro de la cancha uno trata de dar el ejemplo con algunas cuestiones y me parece que es bueno porque les sirve a los que están formándose. Porque el fútbol tiene que crecer desde las bases. Uno trata de hacer lo que siempre ha hecho.

-¿Te sentís cómodo con eso de ofrecer enseñanzas?

-Mi ciudad es futbolera (Esperanza), hay seis equipos y encontré gente de mi ciudad que tiene ganas de trabajar con chicos. Me gusta eso y no estoy concentrado únicamente en el desarrollo deportivo, sino que también quiero enfocarme en la formación de las personas. Porque uno a lo largo de todos estos años pudo advertir que la educación y la sociedad han cambiado y, por qué no volver a lo que nos enseñaron hace 20 o 30 años. Por qué no pensar en la persona antes que en el deportista. Mi idea, en conjunto con otros muchachos, es tratar de formar humanamente al que el día de mañana va a ser futbolista. No queremos que un chico a los 7 años piense que es un jugador profesional, eso no es lo correcto. A esa edad tiene mucho por aprender. El fútbol es diversión y eso lo tienen que vivir. Lo que me tocó a mí experimentar indica que, uno tiene muchos años para jugar y divertirse antes de ser un profesional. A mí me tocó irme a los 16 años y recién ahí tuve la chance de llegar a un club como para pensar en una posibilidad de ser jugador profesional. Antes de esa edad, veía todo muy lejano y sólo pensaba en que era un juego todo. El chico tiene que ver las cosas de esa forma y no sentir la presión de los padres. Sobre eso me encantaría trabajar, en el respeto a los compañeros y a los rivales. Algo que se perdió un poco en esta sociedad.

-¿Te pusiste a pensar en algún momento en todo lo que lograste en tu carrera?

-La verdad que no. Estoy satisfecho por todo lo que logré. Pasé momentos muy buenos y otros no tanto. Está el momento de gloria y el que se apagan las luces. Ahí es donde más preparado tenés que estar, porque cuando estás en la gloria todos son amigos y cuando estás abajo sólo tu familia es la que te apoya. Hay que estar preparado para salir. Pero uno se da cuenta de lo que ha alcanzado cuando le toca ir a lugares donde la gente te reconoce o te expresa admiración. Ahí es donde en la cabeza a uno le da vuelta lo que ha hecho.

-Como uno de los hombres que ha tocado el cielo deportivo con Boca, ¿Seguís de cerca esta definición de Copa?

-Siempre estamos pendientes. Uno se da cuenta de lo que ha vivido allí, por lo que queda en la gente el recuerdo de aquella final ante Milan. Sabemos que Boca ganó tres y que en una tuve la chance de participar y ser importante. Y el último recuerdo de aquello es en la que me tocó ganar. La verdad es que quedar en el recuerdo de un club tan grande realmente es muy lindo. Uno no se da cuenta de cómo quedó marcado en una institución tan grande para el mundo del fútbol como lo es Boca. Y de chico, en nuestro pueblo, uno era de Boca o de River y de Unión y de Colón. Y bueno, yo jugué en Unión y en Boca, más no puedo pedir. Jugué en los dos clubes que admiré siempre. Es difícil no estar pendiente de los dos clubes. Y uno siempre está pendiente en estos momentos de clásicos y de Copa. Uno siempre está atento a esas cosas.

-¿Cómo ves esta definición con River?

-La tranquilidad que uno tiene es saber que Boca en estas instancias se agranda. Además, jugar en la Bombonera es algo que suma mucho. A muchos de los que vienen de afuera no les resulta fácil jugar ahí. La cancha se te viene encima, el local se agranda. Cuando estás jugando ahí es otra cosa. Boca en estos momentos es donde más saca su historia y la hace valer. No va a ser fácil porque los clásicos son partidos aparte. Pero en una definición de Copa, Boca ha sabido salir de momentos difíciles. Boca sabe jugar estas definiciones.

-¿Tenés ganas de ser DT?

-En un momento pensé que sólo iba a hacer la carrera de jugador. Pero Sava (Facundo) me ofreció la chance de compartir la experiencia de ser entrenador, de armar un trabajo, de sentir esa tarea y me gustó. Hice el curso, me sirvió mucho porque se trabaja con juveniles. Y eso implica aprender cosas que hace 30 años atrás no las hacíamos. Eso me llevó a pensar más a trabajar con chicos. Pero sí me gustaría dirigir, aunque debo ser sincero que eso implica irme de mi ciudad nuevamente, dejar a la familia. La verdad que quiero disfrutar de mi lugar, porque me gusta estar ahí. Tengo que pensarlo dos veces, porque pesan muchas cosas de la vida de uno.

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