Algunos países culpan a Comisión UE de la obstinación griega en negociaciones deuda

Bruselas, Reuters
Algunos países de la zona euro acusan a la Comisión Europea de dar falsas esperanzas a Grecia para obtener nuevos préstamos a cambio de menos reformas, pero aún quieren que Bruselas encuentre la forma de mantener en el bloque a la desafiante Atenas.


Después de cuatro meses de conversaciones con escaso progreso, algunos gobiernos menos flexibles culpan en privado al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y al comisario de Economía, Pierre Moscovici, por enlodar su mensaje jugando al "policía bueno".

Grecia está cerca de un incumplimiento de pagos y sigue resistiéndose a acometer impopulares reformas del mercado laboral y de las pensiones que son las condiciones para que reciba más ayuda.

Algunos gobiernos creen que los acreedores obtendrían resultados más rápidos si las instituciones que los representan -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)- presentaran un frente unido más fuerte.

"A este respecto, creo que la Comisión Europea desempeña un papel erróneo", dijo un alto cargo de un gobierno de la zona euro.

"Algunas personas en Atenas piensan que pueden tener dinero sin reformas, y citan a Juncker, su gabinete y Moscovici como personas que apoyan este punto de vista", agregó. "Piensan que Juncker quiere que permanezcan en la zona euro a toda costa".

Entre los que están descontentos con las tácticas negociadoras de la Comisión Europea están Alemania, Finlandia, Holanda, Austria, Letonia, Estonia, Lituania y Eslovaquia, dijo el funcionario. Incluso la más flexible, Francia, "estaba empezando a sentirse un poco molesta".

Pero ningún gobierno ha revelado sus críticas en público.

Juncker y quienes integran la Comisión Europea han insistido, desde que comenzaron las negociaciones tras la victoria del gobierno de izquierda de Alexis Tsipras a fines de enero, que no había otra solución distinta a la continuación de Grecia en el euro.

Juncker, ex presidente del eurogrupo de ministros de Finanzas y veterano político europeo, no quiere que la zona euro se rompa bajo su mandato, según funcionarios.

Esto limita las opciones negociadoras y refuerza la mano de los que apuestan en Atenas porque la eurozona no permitirá una quiebra de Grecia, por lo tanto si el país aplaza lo suficiente las impopulares reformas, la zona euro cederá primero.

Pero no todos los gobiernos de la zona euro comparten el punto de vista de la Comisión Europea de que Grecia debe quedarse.

Y son los gobiernos, al final, los que decidirán qué acuerdo se alcance con Grecia, en el caso de que se cierre alguno, puesto que son ellos quienes tienen el dinero. La Comisión no tiene fondos propios.

DEFIENDEN LAS TÁCTICAS

Juncker ha defendido las tácticas negociadoras diferenciadas.

"Es bastante normal que tres de nosotros tengamos diferentes puntos de vista, pero tenemos que asegurarnos de que al final a Grecia se le presentará un acuerdo unificado de las tres instituciones", dijo Juncker en una entrevista reciente con MNI.

"Los griegos no deberían tratar de jugar con la diversidad de puntos de vista entre las tres instituciones", añadió.

Los gobiernos de la zona euro rescataron a regañadientes dos veces a Grecia porque sentían que no había más opciones en aquellos momentos. Su salida del bloque habría afectado mucho a todos los países de la zona euro. Pero los países menos flexibles dicen que ya no.

Con el plan de compra de bonos del BCE en marcha, un fondo de rescate de la zona euro operativo, los bancos de la zona euro bajo un supervisor único tras varios test de estrés, y tres de los cincos países rescatados ya fuera de los programas, muchos altos cargos creen que la salida de Grecia ahora tendría un daño político limitado y consecuencias económicas manejables.

Portugal, Irlanda y España, que han tenido que introducir duras medidas bajo estos programas de rescate, no ven por qué Grecia debe recibir un trato mejor. Términos más cómodos para Atenas podrían minar las opciones de estos gobiernos de ser reelegidos.

Juncker admitió que Atenas puede haber malinterpretado su cordialidad y como resultado podría haber dificultado las cosas.

"A veces tengo la impresión de que cuando digo una y otra vez que la salida de Grecia no es una opción (...) los griegos sienten que lo puedo evitar", dijo a MNI.

"No soy el único implicado. Estoy abiertamente a favor de los griegos pero a veces los griegos hacen muy difíciles la vidas de sus amigos", añadió en la entrevista el martes.

Mientras la Comisión adopta la estrategia suave, el FMI se ha convertido en el "policía malo" de las instituciones. Sus puntos de vista son más acordes con los gobiernos más inflexibles. El BCE es relativamente neutral, pero con más inclinación hacia la postura del FMI, según los responsables.

Encontrar un terreno común entre 19 países y tres instituciones roza lo imposible, especialmente dado que sus puntos de vista difieren a veces en el seno de un mismo gobierno.

"Si la comisión no tratara de unir los puntos de vista, no habría acercamiento. Así que si quiere un fracaso total, pida a la Comisión que se abstenga de dar su propia opinión", dijo Juncker.

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