Quaresma y Jackson acercan el pase con los regalos del Bayern
Oporto, As
El Oporto fue el Bayern y el Bayern algo etéreo e irreconocible en un duelo que pone patas arriba la Champions, pues deja contra las cuerdas a Guardiola y a toda la aureola que le rodea. Sirva este duelo para ensalzar a Lopetegui y a su joven equipo lo mismo que para criticar a Guardiola y al suyo, escaldado estrepitosamente en O Dragao sin respuesta ni propuesta.
La realidad es que al Bayern el nivel de sus centrales se le queda extremadamente corto en las grandes citas. Boateng es menos de lo que se esperaba y Dante directamente no es nada. A su temblor de piernas se unió esta vez Xabi Alonso, que perdió un balón como último hombre queriendo sacar la pelota y dio origen al penalti de Neuer sobre Jackson. Bien es cierto que hubo falta sobre el tolosarra en la presión, pero también que la infracción debió acarrear roja sobre el portero y no amarilla como mostró Velasco Carballo. El árbitro español quiso abolir el triple castigo antes que la propia FIFA.
A Guardiola no le dio tiempo ni a uno de sus clásicos tragos de agua. Casi a continuación, con el Oporto esperando de nuevo a que la defensa del Bayern se embolicase, Quaresma le birló a Dante otra pelota demasiado expuesta para jugar sin red y la definición con el exterior del extremo luso sacudió Oporto y toda Europa.
No había ni rastro del Bayern dominador, confiado y autoritario que es este equipo y sí un rival atrevido enfrente que cada vez que podía le mordía la mano. El proyecto joven de Lopetegui necesita más tiempo para cuajar pero la sensación de osadía que muestra ya es un sello inconfundible de gran futuro. Cualquier equipo en el lugar de los portugueses hubiese puesto el candado al área para encerrarse, pero no le sale eso a este Oporto. Sin necesidad de dominar, el Bayern incrementó el ritmo y fue logrando zarandear el mediocampo. Lo sufrió Casemiro y lo acusó la defensa en un centro desde la derecha que remató Thiago llegando desde atrás, una de las muchas virtudes de este colosal centrocampista.
Parecía que seguía con vida el cuadro bávaro, pero nada más lejos dela realidad. El que asumió más riesgos y presionó cada salida de balón como si fuera la última fue el Oporto. Herrera pudo marcar pero se encontró con Neuer y tuvo que ser Jackson, a pase de Alex Sandro y tras nuevo regalo de Boateng, quien retratase a un Bayern hundido, triste y sin más reacción que poner en los últimos minutos a Boateng de delantero centro. La energía del Oporto derritió a un Bayern con traje de Champions, pero defensa de Intertoto.