Las provincias ricas reequilibran la batalla electoral en Argentina

Santa Fe y Mendoza, a las que seguirá Buenos Aires, refuerzan a la oposición

Carlos E. Cué, El País
La batalla electoral en Argentina se reequilibra. Después de un arranque fulgurante para el kirchnerismo, que arrasó en la provincia de Salta, al norte del país, la situación en el segundo fin de semana de una larga carrera que concluirá en octubre deja las cosas mucho más igualadas. Dos de las provincias más ricas y pujantes de Argentina, Santa Fe, una gran potencia agrícola y ganadera pero a la vez en el centro del narcotráfico en este país, y Mendoza, provincia vinícola, han demostrado que aún queda mucho partido y que el resultado final es aún muy incierto.


En Santa Fe ganó las primarias —que son obligatorias para todos los ciudadanos, con lo que se convierten en una especie de primera vuelta— el PRO, el partido de Mauricio Macri, el alcalde de Buenos Aires. Y en Mendoza lo hizo la Unión Cívica Radical, el histórico partido alternativo al peronismo, ahora en horas bajas y aliado con el PRO para buscar una alternativa al kirchnerismo. En las dos provincias quedó claro que si el oficialismo controla algunos de los territorios más pobres y dependientes de la financiación del Estado, en las regiones más ricas es donde la oposición tiene su granero. Los expertos señalan que en la batalla electoral habrá una clara diferencia entre la Argentina rica y la Argentina más pobre.

Los resultados finales son elocuentes. El cómico Miguel Del Sel, uno de los muchos personajes famosos de la televisión que ha dado el salto a la política en Argentina, donde el fútbol, el deporte en general o la pequeña pantalla son los trampolines ideales para alcanzar el poder, amenaza con claridad la tradicional hegemonía del socialismo en una provincia que siempre fue un modelo de gestión hasta que llegó el narco y la violencia que genera. Del Sel ganó al socialista Frente Progresista por 5.000 votos (481.278 frente a 475.785). Pero lo más importante es que dejó al peronista Perotti en 327.126 votos. Macri viajó a Rosario para celebrar y ayer hizo una ronda por las radios exhultante, ya que la semana pasada parecía que sus posibilidades de victoria en octubre se esfumaban.

En Mendoza, también el oficialismo recibió un duro golpe y ganó el candidato de los radicales, Alfredo Cornejo, que sumó 389.250 sufragios (44,91%), contra 349.708 (40,3%) del kirchnerista Frente para la Victoria. En Mendoza se unió toda la oposición para ganar al candidato de Cristina Fernández de Kirchner, y logró ganar y apuntar que podría arrebatarle el poder. Hay varios movimientos en las últimas semanas para intentar convencer a todos los opositores de que se unan para derrotar al más que probable candidato oficial, Daniel Scioli, que de momento sigue primero en las encuestas. Algunas de ellas dan más distancia y otras menos, pero todas lo ponen en cabeza. De momento esos movimientos han fructificado en una unión parcial, pero aún queda mucha negociación pendiente.

Macri, un millonario que también fue famoso antes que político cuando presidía con gran éxito el club Boca Juniors, aseguró que “todos los candidatos que puso el oficialismo sobre la cancha no pudieron con la propuesta de cambio". “Esto reafirma la idea del cambio que se viene”, insistía, eufórico. El jefe de Gabinete del Gobierno argentino, Aníbal Fernández, habló de “empate técnico” para minimizar las derrotas del oficialismo.

Macri se la juega este fin de semana en las elecciones primarias en la capital argentina, Buenos Aires, la ciudad que él gobierna. La batalla entre dos miembros de su partido, su favorito, Horacio Rodríguez Larreta, y su rival, Gabriela Michetti, le afecta directamente. El país está muy pendiente de esas primarias, tanto que ese fin de semana se ha suspendido incluso el fútbol, sagrado en Argentina, y un Boca-River clave para el campeonato se jugará la semana siguiente. Si gana Michetti será un golpe para la autoridad de Macri.

Sin embargo, en el recuento de votos totales, que es lo importante, Macri volverá a demostrar que hay partido porque nadie duda de que su formación ganará con claridad en la rica Buenos Aires. Sus problemas llegan en el hiperpoblado conurbano de la ciudad (11 millones de habitantes). Allí tiene muchísimos menos apoyos y hay una dura pelea entre el oficialismo y Sergio Massa, un peronista disidente. Macri sufrirá también en otras muchas provincias que empezarán a votar ahora como un lento goteo hasta las primarias presidenciales de agosto.

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